El papel esencial del psicólogo en el diagnóstico y abordaje de los TEA, según la APA
11 Abr 2018
El Trastorno del espectro del Autismo (TEA) es un trastorno complejo del neurodesarrollo que afecta el comportamiento, la comunicación y el funcionamiento social. Así define la APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) este trastorno, cuya prevalencia, según estiman los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de EE.UU. (Centers for Disease Control and Prevention) es de un caso de TEA por cada 68 niños (EE.UU.-CDC, 2012). Con motivo de la celebración del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo el pasado día 2, recogemos este artículo de la Asociación Americana, a través del cual aborda en detalle el trastorno del Espectro del Autismo, y pone de relieve el importante papel que juegan los psicólogos tanto en el diagnóstico de TEA, como a la hora de ayudar a las personas a enfrentar y manejar los desafíos asociados al mismo. Tal y como señala la APA, el TEA se caracteriza por la presencia de ciertos comportamientos repetitivos y dificultades con la interacción social y la comunicación. | |||
Los signos y síntomas más comunes son, entre otros, los siguientes: no realizan contacto visual desde la infancia, no hay atención compartida (no indican con su dedo, balbucean o emiten gestos significativos para llamar la atención sobre algo), falta de respuesta a su propio nombre, pérdida de habilidades sociales o de lenguaje previamente adquiridas, generalmente durante el segundo año de vida, respuestas desproporcionadas a la información sensorial, movimientos inusuales de balanceo, aleteo o giros, dificultad para jugar o interactuar con sus compañeros, dificultad para entender el lenguaje corporal, los gestos y el tono de voz, interés obsesivo por un tema en particular, etc. Con respecto al diagnóstico, si bien se puede realizar entre los 15 y los 18 meses de edad, la edad promedio del diagnóstico es de aproximadamente 4,5 años, y, en algunos casos, no se realiza hasta la edad adulta. Este hecho, en palabras de la APA, es bastante desafortunado, dado que un diagnóstico precoz es fundamental para la intervención temprana. A este respecto, recuerda que, si bien se considera un trastorno del neurodesarrollo, en la actualidad su diagnóstico no se realiza mediante pruebas médicas -como análisis de sangre o escáneres cerebrales-, sino en función del historial y las conductas del paciente. Para ello, pone de relieve el rol que desempeñan algunos profesionales de la salud, entre ellos los psicólogos y los neuropsicólogos. Según la APA, para realizar un diagnóstico eficaz, el psicólogo debe contar con una amplia experiencia y conocimiento sobre la amplia gama de síntomas asociados con el TEA, y recurrir a diversas fuentes de información, tales como, entrevistas a pacientes, observación de su conducta, pruebas de habilidades cognitivas y de lenguaje, exámenes médicos que descarten otras afecciones, entrevistas con padres, maestros u otros adultos que pueden responder preguntas sobre el desarrollo social, emocional y del comportamiento de la persona. En relación con el tratamiento, dada la naturaleza compleja de los TEA, los niños que presentan este diagnóstico se benefician de equipos de intervención multidisciplinar formados por expertos de diversos campos, tales como médicos, educadores, psicólogos, logopedas y terapeutas ocupacionales. En este sentido, las intervenciones más comunes que se han desarrollado son las siguientes:
La APA se reitera en la trascendencia de que el profesional de la Psicología esté adecuadamente capacitado en el diagnóstico y tratamiento del autismo, con el fin de que pueda recomendar las intervenciones más apropiadas, recogiendo el papel esencial que desarrolla:
Fuente: APA |