LA INTERVENCIÓN CON FAMILIARES DE PERSONAS CON ESQUIZOFRENIA MUESTRA RESULTADOS SUPERIORES AL TRATAMIENTO ESTÁNDAR BASADO EN FÁRMACOS
3 Mar 2010
Intervenir en el entorno familiar de pacientes con esquizofrenia (enseñando a los familiares estrategias para manejarse adecuadamente con esta enfermedad) ha mostrado resultados muy superiores en la recuperación de estos pacientes que el tratamiento estándar basado en la medicación. Así lo establece un reciente estudio publicado en la conocida revista Psychological Medicine y llevado a cabo por un equipo de investigación de Alicante.
Investigaciones anteriores ya habían puesto en evidencia, de manera consistente, que la inclusión de los familiares de personas con esquizofrenia en los programas de intervención supone importantes beneficios en relación a la disminución del número de recaídas posteriores y de hospitalizaciones de los pacientes. Sin embargo, este estudio ofrece por primera vez evidencia empírica que apoya la eficacia de las intervenciones con familiares en otras variables como la disminución de la sintomatología positiva y negativa asociada a la enfermedad (la duración e intensidad de los síntomas es claramente inferior), la disminución del estrés familiar, e incluso efectos positivos en el funcionamiento del paciente en su entorno social y laboral. |
El estudio se llevó a cabo con una muestra de 50 pacientes con esquizofrenia, que presentaban síntomas positivos persistentes y/o recaídas previas (características asociadas a un peor estado clínico y ajuste social), y que estaban conviviendo con algún familiar. Los participantes fueros asignados aleatoriamente a dos programas de intervención: uno estándar y otro complementado con intervención familiar, realizándose un seguimiento de los mismos durante un periodo de dos años.
Los pacientes asignados al grupo control recibieron tratamiento estándar, que incluye apoyo por profesionales sanitarios, visitas domiciliarias, trabajo social, rehabilitación y tratamiento farmacológico, junto con counselling individual (consistente en apoyo y solución de problemas facilitados por un psiquiatra experimentado, pero sin entrenamiento en intervención familiar).
El segundo grupo recibió, además de este tratamiento estándar, un programa de intervención con los familiares, llevado a cabo por un equipo multidisciplinar integrado por psicólogos, y orientado a ayudar a los familiares a comprender y a manejarse mejor con la enfermedad. Tal y como se recoge en el artículo publicado en Psychological Medicine, los componentes clave de este programa de intervención cognitivo-conductual familiar son:
- Psicoeducación
- Escucha activa y clarificación de emociones, problemas y necesidades.
- Establecimiento de alianza terapéutica.
- Mejora de las habilidades de comunicación.
- Técnicas de solución de problemas.
- Disminución de actitud crítica y sobreimplicación.
- Desarrollo de la habilidad de empatía.
Las sesiones tuvieron lugar cada dos semanas durante los primeros 9 meses y posteriormente con una periodicidad mensual hasta los 15 meses. El módulo de desarrollo de la habilidad de empatía en el entorno familiar se incorporó al noveno mes de inicio del tratamiento, con una duración de seis sesiones.
El análisis de resultados ha puesto de manifiesto que los pacientes asignados al grupo de intervención psicosocial familiar mostraron significativamente menos síntomas clínicos de recaída (en concreto, el porcentaje de recaídas en el grupo de pacientes con intervención familiar fue tan sólo del 12% frente al 40% del grupo control), y menos hospitalizaciones. El número de incidentes graves (donde se incluyen los intentos de suicido, los accidentes o las muertes prematuras) fue significativamente menor también en el grupo de intervención familiar (0% frente al 32% del grupo control). Además, se mostraron mejoras significativas en los síntomas positivos (delirios, alucinaciones…) y negativos (apatía, aislamiento…) de los pacientes, así como en su funcionamiento social, laboral y en el nivel de estrés familiar.
Estos resultados fueron independientes de la adherencia al tratamiento farmacológico, de la adherencia a los programas de rehabilitación o del pronóstico de la enfermedad, y se mantuvieron durante un periodo mayor de tiempo, que el grupo de tratamiento estándar.
Tal y como aparece reflejado en ElPaís, en el artículo titulado Hay esperanza más allá de las pastillas, el estudio ha puesto en evidencia que «atender y confiar en las capacidades de las personas puede ser tan importante e incluso más que el abordaje convencional centrado en los fármacos en el difícil tratamiento de las personas con esquizofrenia». Manuel Girón, autor principal del estudio, en declaraciones a este mismo medio, señala que la investigación demuestra que «más allá de la medicación, hay recursos útiles para intervenir», incidiendo en la idea de que «la enfermedad es claramente modificable».
De esta manera, el estudio vuelve a cuestionar el modelo de atención que se presta habitualmente a los pacientes con esquizofrenia en nuestro país, donde la intervención con familiares es escasa o inexistente, a pesar de que la evidencia científica muestra que el aprender estrategias para saber convivir con las personas con esquizofrenia o que estas personas puedan incorporarse a un puesto de trabajo, son factores fundamentales para mejorar el pronóstico y recuperación de esta enfermedad, incluso con efectos más beneficiosos que la simple medicación.
Referencia:
Girón, M., Fernández-Yañez, A., Mañá-Alvarenga, S., y cols. (2010). Efficacy and effectiveness of individual family intervention on social and clinicar functioning and family burden in severe schizophrenia: a 2-year randomized controlled study. Psychological Medicine, 40, 73-84.