PADRES, ESTILO EDUCATIVO Y PERSONALIDAD: PROBLEMAS DE CONDUCTA EN ADOLESCENTES
18 Sep 2009
Pablo García Medina y Enrique Armas Varga
Universidad de La Laguna (Tenerife)
En este trabajo, se aportan algunos datos que tratan de relativizar el énfasis, cada vez mayor, puesto en explicar los trastornos de conducta infanto-juvenil fundamentados en modelo con un fuerte sesgo biologicista. En oposición a dichos modelo, se considera que Werner, Bierman y French (1971) no estaban mal encarrilados cuando se esforzaron en llevar a cabo u
n estudio logitudinal, de 10 años de seguimiento, en el que se concluyó que para los trastornos de conducta perturbadores desadaptativos- se daban efectos diez veces más atribuibles al ambiente que a la etiología biológica.Diversos estudios basados en un enfoque cognitivo y conductual han logrado establecer muchos de los concomitantes asociados a diferentes trastornos caracterizados por falta de atención, conductas hiperactivas y conductas disociales (Thomas y Chess, 1977). Sin duda, esta área es un dominio en el cual las figuras de tanto madres como padres adquieren especial relevancia. Algunos investigadores como Bradley y Rock (1985) han optado por centrarse más en la responsividad de los adultos con el objetivo de poder ofrecer más opciones educativas para los desajustes de conducta. Particularmente Bradley y Cladwell (p.ej., 1978, 1984) no han dejado de producir en la que es una de las más interesantes líneas de trabajo sobre niños y adolescentes.
La línea de investigación que aquí se presenta tiene como eje principal el análisis de las características de personalidad de los padres y los distintos estilos educativos con que llevan la crianza. Se estudian algunos de dichos rasgos y su relación con los descriptores utilizados por la APA (DSM-IV-TR, 2000/2002) para el diagnóstico del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y el Trastorno de Conducta Disocial. Asimismo, una segunda aportación consiste en introducir un protocolo para evaluar el estilo de crianza. Se hipotetiza que entre los factores de personalidad de los padres hay elementos comórbidos al TDAH y al Trastorno de la Conducta Disocial.
Para ello, se contó con muestra de algo más de un centenar de adolescentes (12-17 años; N=115) voluntarios, mitad chicas, mitad chicos. Sus padres, madres y profesores describieron, en los protocolos utilizados, las conductas objetivo. Un primer acercamiento permitió concluir que se daban pocas divergencias entre los distintos grupos de adultos a la hora de describir los diferentes tipos de problemas.
En relación con el funcionamiento psicológico de padres y madres, en línea con anteriores trabajos (García-Medina y cols., 2002), se puede defender la presencia de ciertos efectos asociados a un estilo educativo particular y otros relacionados con la personalidad.
Estilo educativo familiar
Atendiendo al estilo educativo familiar, resulta plausible afirmar que la inmediatez en la corrección de conductas es altamente positiva. Por ejemplo, cuando los padres y madres puntuaron alto en el ítem «Si hay que corregirle algo, le corrijo enseguida, inmediatamente», se daba una correspondiente y significativa reducción de la intensidad de los comportamientos asociados a falta de atención, hiperactividad o la conducta disocial. A este respecto, se encontraron resultados similares en cuanto al ítems «Para corregirle o para apoyarle, tengo muy claro el momento exacto en que debo imponerle un castigo o premiarle». No obstante, en este último el efecto más positivo se daba entre las madres al compararlas con los padres; para ellas los tres tipos de problemas mostraron menor intensidad. Se podría interpretar este resultado como atribuible a una mayor implicación y eficacia a la hora de controlar esas conductas. |
Adicionalmente, cuando los adultos logran proyectar coherencia en el momento de llegar a acuerdos (p.ej., ítem «Estar de acuerdo con la pareja») se logra una menor frecuencia de problemas atencionales y de conductas disociales; indicando una mayor eficacia entre padres.
Por el contrario, la pérdida de autoridad de los mayores explicaría de manera significativa efectos negativos. Es decir, parece que es poco adecuado discutir un problema de conducta ante el implicado. Así el ítem «Si falla en algo, discuto con la otra persona (p.ej. pareja) delante de él o ella para que se de cuenta de sus errores»; en este caso son los padres los que acaban dibujando más problemas de conducta.
Así mismo, resulta igualmente nefasto mantener niveles de exigencia por encima del potencial madurativo. Esto tanto para padres como para madres. Por ejemplo, se obtuvo que exigir por encima de las posibilidades psicológicas de los adolescentes está relacionado significativamente con efectos comórbidos negativos para los tres tipos de problemas (Ejemplo de contenido: «Le exijo que se comporte como si tuviera más edad»).
Rasgos de Personalidad de las Madres y los Padres
En cuanto a la personalidad de las madres y de los padres, ésta se presenta como un modulador significativo para la presencia de los tres tipos conductuales. Se obtuvo, por ejemplo, que:
- Los valores positivos en cualquiera de los padres (Dogmatismo) presentan correlaciones negativas con los tres problemas definidos. Se pudo registrar menor intensidad para los tipos analizados entre padres; resultando mucho más significativo el efecto sobre los problemas de hiperactividad en el grupo de las madres (véase Tabla 1), es decir, parece que la variable Dogmatismo contribuye a mantener a raya esos problemas.
- En general, los factores Motivación de Logro y Locus de Control Interno resultan suficientemente potentes como para lograr invertir, basados en los resultados correlacionales encontrados, la presencia de esas características negativas.
- Por el contrario Desinterés por el Trabajo correlaciona de forma positiva con trastornos de conducta. En otras palabras los padres a los que les importa poco o nada el esfuerzo por el trabajo o el estudio conviven con un entorno familiar con más de problemas de conducta.
- En ese mismo sentido, Labilidad (vulnerabilidad o inestabilidad emocional), Ansiedad Perturbadora (vs. Ansiedad facilitadora) y Locus de Control Externo (vs. Locus de control interno) obtienen asociaciones positivas para las conductas de los adolescentes ya descritas.
Para finalizar, es importante destacar que se evidencia de manera robusta que es fundamental recopilar simultáneamente información de profesores y familiares adultos, siendo de gran valor, llegado el caso, combinar factores de personalidad, estilo educativo familiar y tipos de conductas observables en casa y en el aula.
En conclusión, este tipo de diseños contribuye a demostrar que los estilos educativos pueden estar conformando entornos significativamente implicados, e imbricados, en el fomento y/o en la reducción de determinados signos de desajuste conductual. Se constata pues que los ambientes nocivos son una realidad en los que resulta más probable encontrar los tres tipos de alteraciones analizadas. Todo ello hace que trabajar la personalidad de los padres en su interacción con los desórdenes infanto-juveniles siga siendo un campo apasionante.
Referencias:
American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and statistical manual of mental disorders-IV-TR. Washington, DC: Author. (Trad. Español: 2002).
Bradley, H. y Rock, S.L. (1985). The HOME Inventory: Its relation to school failure and development of an elementary-age version. En W.K. Frankenburg, R.N. Emde, y J.W. (Eds.). Early Identification of Children at Risk: An International Perspective. Nueva York: Plenum Press.
Bradley, R. y Cladwell, B. (1978). Screening the environment. American Journal of Orthopsychiatry, 48, 114-130.
Bradley, R. y Cladwell, B. (1984). The relation of infants home environments to achievement test performance in first grade: A follow-up study. Child Development, 55, 516-524.
García-Medina, P. y Galascio Sánchez, M., (2002). Personalidad y valores: Relación con el consumo de sustancias tóxicas. Trabajo de Investigación. La Laguna: PETP.
García-Medina, P. y Morales Cano, A.M. (2002). Disnomia: Revisión y validación del constructo. Tesis de Lic. La Laguna: PETP.
Thomas, A. y Chess, S. (1977). Temperament and development. New York: Brunner/Mazel.
Werner, E.E., Bierman, J.M. y French, F.E. (1971) The children of Kauai: A longitudinal study from the prenatal period to age ten. Honolulu: University of Hawaii Press.
El artículo original puede encontrarse en la revista Anuario de Psicología Jurídica:
García-Medina, P. y Armas Vargas, E. (2008). Comorbilidad, personalidad, estilos educativos y problemas de conductas en adolescentes. Anuario de Psicología Jurídica, 18, 21-30.
Sobre los autores:
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Pablo García-Medina. Nace en Gran Canaria (Gáldar). Licenciado en Psicología en Universidad de La Laguna, donde trabaja desde 1979 hasta la fecha. Fue Profesor Titular de Psicología Clínica Infantil y, posteriormente, accedió a la Cátedra de Psicopatología. Ha sido docente en varios Másters en Drogadicción, en Psicología Clínica y de la Salud, en Atención a la Diversidad, en Logopedia, Audición y Lenguaje; profesor de tercer ciclo y director de una veintena de trabajos de investigación. Psicólogo Clínico Especialista y colabora con otras instituciones en la formación clínica de profesionales e implementación de programas psicosociales. Enrique Armas Vargas. Licenciado en Psicología por la Universidad de La Laguna (Tenerife), donde desarrolla labores de investigador (desde 1995) sobre habilidades comunicativas, temática en la que tiene numerosas publicaciones. Es Master, además de profesor en Psicología Jurídica y Forense. Docente en los Masters de Psicología Jurídica y Forense (ESSCAN y COP de Tenerife); de Logopedia, Audición y Lenguaje de La Universidad Alfonso X El Sabio y el I.C.S.E. Con dedicación al campo de los menores en conflicto social. Ha sido director, coordinador, formador y asesor técnico de centros de menores (Cabildos de Tenerife y Lanzarote). |