Consideraciones básicas para profesionales sobre violencia de género contra mujeres con problemas de salud mental

17 Jun 2022

3 de cada 4 mujeres con problemas de salud mental han sufrido violencia en el ámbito familiar y/o en la pareja alguna vez en su vida. Más del 40% de las que están sufriendo actualmente violencia en la pareja no la identifican como tal.

– El riesgo que tiene una mujer con problemas de salud mental de sufrir violencia en la pareja se multiplica entre 2 y 4 veces. El riesgo es mayor en el caso de tener un trastorno mental grave.

El 26% de las mujeres con problemas de salud mental han sufrido violencia sexual en la infancia.

Con estos datos se presenta una nueva guía elaborada por la organización Salud Mental Sevilla (ASAENES) y editada por la Junta de Andalucía, Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, a través de la cual se aborda la violencia machista y el estigma que sufren las mujeres con problemas de salud mental, así como los factores que aumentan el riesgo de sufrir violencia y los factores de protección ante la misma.

Foto: Byron sullivan Fuente: pexels Fecha descarga: 03/03/2022

El documento pretende ofrecer información básica a profesionales sobre este tipo de violencia contra mujeres que presentan un problema de salud mental, con la finalidad de mejorar la atención que estas reciben.

Tal y como señalan sus autores, y, en línea con la OMS, la violencia contra las mujeres es la primera causa de tener un problema de salud mental. Este tipo de violencia puede ser física, sexual, psicológica y económica, con situaciones de abandono, aislamiento, negación de cuidados, esterilizaciones forzosas, sobremedicalización, etc.; sin embargo, advierten de “un gran desconocimiento” entre las mujeres con problemas de salud mental, sobre las peculiaridades que presenta la violencia que sufren. Por ello, consideran fundamental abordar sistemáticamente el tema de la violencia con estas mujeres, intentando ayudarlas a descubrir y expresar necesidades y vivencias.

De acuerdo con la guía, la vulnerabilidad de las mujeres con problemas de salud mental respecto a la violencia de género “está estrechamente relacionada con los roles de género asignados, así como al proceso de estigmatización del que son objeto, interiorizando prejuicios y estereotipos vinculados a la salud mental”. A este respecto, se les suele estigmatizar con algunas etiquetas, calificándolas de “débiles”, “infantiles”, “inútiles”, “asexuales”, etc.

Entre las consecuencias del estigma y el autoestigma destacan la justificación de la actitud del maltratador, naturalizando la situación vivida o no dándole la importancia que merece, mayor dificultad para acabar con la relación de violencia de género, menor credibilidad al verbalizan su situación, actitud defensivas ante el temor de acusaciones y denuncias falsas, un empeoramiento de la sintomatología de salud mental a causa del maltrato y un mayor riesgo de suicidio.

Existen diversos factores que pueden incrementar el riesgo de que las mujeres con problemas de salud mental sufran violencia, como haberla vivido en el ámbito familiar durante la infancia, falta de recursos, autonomía e independencia personal y económica, menor credibilidad asociada a sus relatos, el estigma, un inadecuado acceso a servicios públicos o nula formación de los y las profesionales para detectar dichas situaciones.

No obstante, los autores de la guía indican que hay factores de protección sobre los que se puede actuar, por ejemplo, sensibilizando a la sociedad sobre violencia de género y su relación con los problemas de salud mental, incorporando profesionales con formación en salud mental en centros de igualdad y profesionales de recursos sanitarios con formación en igualdad, coordinación entre profesionales de dispositivos sanitarios y sociales, brindar una asistencia psicológica especializada y adecuada, etc.

El documento finaliza con una serie de recomendaciones dirigidas a los profesionales, entre ellas, las siguientes:

  • Indagar sistemáticamente si las mujeres con problemas de salud mental están viviendo una situación de violencia en pareja, intrafamiliar o de cualquier otra persona, o si la han vivido en el pasado, dado que interfiere directamente en su proceso de recuperación, pues los efectos de la violencia persisten aun cuando esta ha terminado.

  • Tener en cuenta las consecuencias neuropsicológicas de la violencia continuada que pueden afectar a la capacidad de atención y concentración, la fluidez verbal, la flexibilidad cognitiva o la memoria, entre otras, y que afectan a su testimonio o su capacidad para buscar recursos.

  • Llevar a cabo una escucha precisa y formada para saber diferenciar y relacionar la violencia de género y los problemas de salud mental (teniendo en cuenta que la clínica se solapa en ambos casos).

  • Creer siempre el relato de la mujer y contrastar cualquier duda entre el equipo de profesionales, revisando la práctica profesional para evitar la revictimización de estas mujeres.

  • Coordinación con recursos especializados sanitarios y sociales competentes.

Se puede acceder al documento a través del siguiente enlace:

Violencia de género contra mujeres con problemas de salud mental

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