Los trastornos mentales se mantienen entre las diez principales causas de carga de enfermedad en todo el mundo
16 Mar 2022
Una gran proporción de la carga de enfermedad en todo el mundo es atribuible a los trastornos mentales. Esta es una de las conclusiones del estudio sobre la Carga global, regional y nacional de los trastornos mentales en 204 países y territorios, para los años 1990-2019, un análisis sistemático del Estudio de la Carga Global de Enfermedad 2019 (Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors Study-GBD), cuyo objetivo es medir la prevalencia mundial, regional y nacional, los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD o DALY, Disability Adjusted Life Years, por sus siglas en inglés), los años vividos con discapacidad (AVD o YLD, Years lived with disability) y los años de vida perdidos (AVP o YLL, years of life lost) de los trastornos mentales. Tal y como afirmaba hace unos meses la Comisión Lancet sobre Salud Mental Global y Desarrollo Sostenible, la salud mental es un derecho humano fundamental y clave para el desarrollo de todos los países. |
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Dicha Comisión ha puesto sobre la mesa la relevancia de incrementar la inversión en servicios de salud mental como parte de la cobertura universal sanitaria, así como la importancia de mejorar la integración de estos servicios en la respuesta global a otras prioridades de salud. En este sentido, con el fin de dar respuesta a las necesidades de salud mental de los países priorizando la transformación de los sistemas sanitarios, los autores de este estudio consideran esencial una comprensión profunda del impacto de los problemas de salud mental, incluida su distribución en la población, su carga y sus amplias consecuencias para la salud. Con este propósito, han llevado a cabo el estudio sobre la Carga global, regional y nacional de los trastornos mentales (a saber: trastornos depresivos [trastorno depresivo mayor y distimia], trastornos de ansiedad [una estimación combinada de todos los subtipos], trastorno bipolar [una estimación combinada de todos los subtipos], esquizofrenia, trastornos del espectro del autismo, trastorno de conducta, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastornos de la alimentación [anorexia nerviosa y bulimia nerviosa], discapacidad intelectual idiopática y una categoría residual de otros trastornos mentales [un grupo agregado de trastornos de la personalidad]), cuyas principales conclusiones recogemos a continuación:
Los autores del estudio estiman un aumento paulatino de los problemas de salud mental en los próximos años, y destacan la necesidad de que los sistemas sanitarios, especialmente aquellos en países de bajos y medianos ingresos, brinden el tratamiento y la atención necesarios para la población. A este respecto, subrayan la existencia de paquetes de intervención eficaces para los trastornos mentales, con el potencial de minimizar la carga que conllevan, al reducir la gravedad de los síntomas, aumentar la remisión o disminuir el riesgo de mortalidad. Sin embargo, lamentan la escasez sustancial en el acceso a estos servicios en todo el mundo, y en los recursos asignados para su ampliación, así como la existencia de diversas barreras para la atención (por ej., el estigma que rodea a los problemas de salud mental). Por ende, con la irrupción de la COVID-19, se ha creado un entorno en el que se han exacerbado muchos determinantes de los malos resultados de salud mental. La investigación epidemiológica sugiere que los efectos psicológicos directos de la pandemia y los impactos a largo plazo en las circunstancias económicas y sociales de una población podrían aumentar la prevalencia de los trastornos mentales comunes, cuya carga ya era sustancial antes de la pandemia. No obstante, a pesar de que es importante considerar el impacto de la pandemia en la salud mental, también es fundamental tener en cuenta las necesidades de salud mental no satisfechas de la población a medida que nos enfocamos en la recuperación de la crisis. Los resultados de este estudio sirven aquí como un claro recordatorio para que los países reevalúen la respuesta de sus servicios de salud mental de manera más amplia. Los autores concluyen señalando algunas limitaciones clave en su estudio e identificando una serie de áreas prioritarias susceptibles de mejora. Entre otros aspectos, ponen de relieve la necesidad de llevar a cabo más investigaciones en aras de ofrecer un análisis más preciso de la carga real debida a los problemas de salud mental y muestran su preocupación por la calidad de los datos epidemiológicos disponibles para los trastornos mentales, recomendando que, en futuras encuestas de salud mental, se tengan en cuenta ciertos estándares mínimos en cuanto a recopilación de datos (específicamente, con respecto a las decisiones sobre las definiciones de casos, los instrumentos o la estrategia de muestreo) y se tome en consideración la aplicabilidad transcultural de las definiciones de casos. Igualmente, dada la probabilidad de que el impacto continuo de la pandemia de la COVID-19 incida en el aumento de la carga global de los trastornos mentales, consideran prioritaria una respuesta coordinada de programas de prevención y tratamiento por parte de los gobiernos y la comunidad mundial de la salud, con el objetivo de reducir esta carga y abordar la brecha actual y futura en el tratamiento de la salud mental. Fuente: GBD 2019 Mental Disorders Collaborators (2022). Global, Regional, and National Burden of 12 Mental Disorders in 204 Countries and Territories, 1990-2019: A Systematic Analysis from the Global Burden of Disease Study 2019. The Lancet Psychiatry, 9(2): 137-150. DOI: https://doi.org/10.1016/S2215-0366(21)00395-3 |