Reseña del Libro Blanco de la Salud Mental Infanto-Juvenil
7 Sep 2021
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El primer volumen del Libro Blanco de la Salud Mental Infanto-Juvenil (Fernández-Hermida y Villamarín-Fernández, 2021) da respuesta a una necesidad urgente de poner el foco en la salud mental en la infancia, adolescencia y juventud, necesidad que no ha sido considerada en la medida que se requiere. En las últimas décadas, muchos profesionales de la Psicología han manifestado su preocupación por la atención a la salud mental en España y, especialmente, por la ausencia de atención para identificar y prevenir los problemas de salud mental infanto-juvenil. En la salud mental de adultos son escasos los recursos personales y existe un excesivo uso de fármacos, en menoscabo de tratamientos psicológicos que han demostrado ser eficaces. La situación en la salud mental infanto-juvenil es aún peor, ya que no hay profesionales especializados porque se ignora el desarrollo de la especialidad de Psicología Clínica infanto-juvenil que desde hace mucho tiempo se viene demandando. Lamentablemente, esta situación conlleva que no se realicen acciones de detección, ni de prevención ni de intervención precoz que eviten el desarrollo de futuras patologías más graves y/o la cronificación de las emergentes en edades tempranas. El libro tiene tres objetivos: (1) actualizar el conocimiento sobre relevantes problemas de salud mental que se observan en la infancia, la adolescencia y la juventud, en relación con sus características, epidemiología, consecuencias en la esfera personal y social, y factores de riesgo-protección; (2) plantear un enfoque multidisciplinar en el abordaje de los problemas de salud mental infanto-juvenil (educación, sanidad, servicios sociales ) para dar respuesta a las necesidades propias de estas edades; y (3) reivindicar una mayor atención hacia las enormes carencias humanas y materiales en este ámbito. |
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Actualmente se necesita de forma urgente: (1) que se ponga en marcha la especialidad de Psicología Clínica Infanto-Juvenil; (2) que el sistema educativo tome conciencia de su relevante papel en este campo y promueva el desarrollo de la Psicología Educativa; y (3) que los servicios sociales, además de su labor asistencial, puedan ofrecer una atención primaria psicológica de calidad. Con este libro los autores, expertos en los problemas que abordan, intentan dar cuenta de la diversidad y extensión del problema, aportando respuestas positivas basadas en la evidencia para significativos problemas de salud mental en estas edades, que se describen en 12 capítulos: (1) La depresión y la ansiedad, dos trastornos con alta prevalencia durante la infancia y la adolescencia (Espada, Orgilés, Méndez y Morales); (2) Conducta suicida (Espada, Méndez, Orgilés y Morales), un tema de gran relevancia, dado que, por primera vez, en 2019, los suicidios superaron como causa de muerte a los tumores y los accidentes de tráfico en la juventud española (15-29 años), convirtiéndose en la primera causa de defunción en estas edades; (3) Conductas adictivas en la infancia y la adolescencia, tales como consumo de distintas sustancias, juego patológico y uso problemático de videojuegos (Fernández, Martínez y González de la Roz) que en los últimos años están experimentando un significativo incremento; (4) Trastornos disruptivos, de control de impulsos y trastornos de conducta, con las graves consecuencias que tienen en la adaptación personal y social (Calvo); (5) Salud sexual en la infancia y la adolescencia, que analiza una selección de graves problemas relativos a la sexualidad a los que se enfrentan los menores: abuso sexual, disforia de género, exposición involuntaria a pornografía en Internet, sexting/sextorsión/grooming, conductas sexuales de riesgo, disfunciones sexuales, uso de apps de contactos, consumo abusivo de cibersexo, homofobia/bifobia, violencia de género en la adolescencia (Ballester y Gil); (6) Problemas relacionados con el ámbito escolar como son las dificultades específicas de aprendizaje, abandono escolar temprano, y el acoso/ciberacoso escolar (Rodríguez, Núñez, Bernardo y Álvarez); (7) Trastornos del comportamiento alimentario (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracón, trastorno de la ingesta alimentaria evitativo/restrictivo, pica, rumiación), algunos de los cuales están apareciendo en edades cada vez más tempranas (Canals); (8) El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (Voltas y Canals); (9) Trastornos del espectro del autismo (Morales y Canals); (10) Trastornos del procesamiento sensorial (Hernández y Canals); (11) Problemas asociados a familias desestructuradas (desprotección y maltrato infantil, violencia filioparental, problemas asociados a la condición de inmigrantes y/o refugiados) (Martínez y Molina); y (12) Problemas de relaciones sociales en la infancia y la adolescencia, con las relevantes implicaciones que tienen en todas las esferas de la vida (Villamarín). Esta trascendente publicación es muy útil para los profesionales, ayuda a poner en valor la importancia de prevenir y detectar tempranamente estos problemas, además de que las instituciones tomen conciencia de esta necesidad y desarrollen las medidas oportunas. Tal y como enfatiza Francisco Santolaya -presidente del Consejo General de la Psicología-, la actual situación ocasionada por la pandemia de la COVID-19 ha acentuado los problemas de salud mental infanto-juvenil, entre otros, se ha producido un aumento de los TCA, de la ideación suicida . Esta situación ha puesto de relieve las carencias existentes, la necesidad de una estrategia de salud mental centrada en los y las menores, y el desarrollo de una especialidad de Psicología Clínica infanto-juvenil que permita articular el afrontamiento de estos problemas. Con relación a la salud mental durante la infancia, la adolescencia y la juventud cabe concluir la necesidad de desarrollar: (1) acciones para identificar/detectar prematuramente los problemas de salud mental, ya que los problemas psicopatológicos en la edad adulta se inician en edades tempranas; (2) intervenciones preventivas, por ejemplo, desde los centros educativos a lo largo de toda la escolaridad, basadas en la evidencia y realizadas por psicólogos educativos y/o sanitarios; (3) tratamientos psicológicos en los centros de salud mental, basados en la evidencia, para la intervención en los trastornos mentales, y llevados a cabo por psicólogos clínicos especialistas en salud mental infanto-juvenil; y (4) La salud mental y el bienestar emocional de niños, adolescentes y jóvenes debe ganar más prioridad en la política sanitaria española y europea, ya que se requiere disponer de mayor presupuesto para poder llevar a cabo acciones para identificar, prevenir y tratar (a nivel ambulatorio, de hospital de día y de hospitalización) los problemas de salud mental infanto-juvenil. |