FORMAR PARA LA ADOPCIÓN – ENTREVISTA A JESÚS PALACIOS

3 Abr 2008

Consciente de las dificultades que supone el proceso de adopción, un grupo de expertos del Dpto. de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla ha ideado un programa de formación para la adopción con el objetivo de facilitar la aclimatación emocional del menor y la familia adoptante.

Infocop Online se ha interesado por esta iniciativa y ha entrevistado para sus lectores a Jesús Palacios, Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla y director de este programa de formación.

ENTREVISTA

Infocop: No cabe duda de que la adopción es un proceso complejo, que no está exento de dificultades, tanto para la familia que adopta como para el menor. En este sentido nos interesaría que nos comentara cuáles son las dificultades que con mayor frecuencia manifiestan los padres adoptantes y los niños y niñas adoptivos a la hora de adaptarse a su nueva situación.

Jesús Palacios: Depende mucho de la edad y de las experiencias previas del menor. Lógicamente, no es lo mismo adoptar a un bebé de pocos meses con poca adversidad acumulada, que adoptar a un niño o una niña que antes de su llegada a la nueva familia ha pasado por malos tratos, abandono, institucionalización…

La mayor parte de los adoptados y la mayor parte de las familias adoptivas resuelven con éxito las dificultades que se les plantean, que están muy relacionadas con la adversidad pasada. Los problemas de desarrollo físico, cuando existen, suelen resolverse bien. Las dificultades de apego o algunos problemas de conducta como la tendencia a la hiperactividad, pueden ser más complejos y requerir más tiempo. Y luego está toda la problemática específicamente relacionada con la comunicación sobre adopción, que algunas familias resuelven mejor que otras y que para algunos adoptados suponen más problema que para otros.

I.: Ahondando un poco más en la pregunta, ¿cuáles serían los factores psicológicos que favorecerían o, por el contrario, interferirían en la vinculación afectiva de los padres y los menores?

J.P.: Los factores que favorecen y dificultan tienen que ver tanto con características de los adoptados, como de los adoptantes. En los adoptados, dificultan la vinculación experiencias previas negativas en ese área, que pueden haber generado desconfianza, inseguridad y miedo a las relaciones interpersonales más próximas. En los adoptantes, dificultan la vinculación las expectativas desmesuradas, el no interpretar adecuadamente la conducta infantil (un niño al que le cuesta expresar afecto, por ejemplo, no es un niño incapaz de querer, sino alguien que necesita más tiempo y buena capacidad de comprensión de sus dificultades), el no tener paciencia para ir consiguiendo logros a veces lentamente…

I.: Dadas las complicaciones asociadas a este proceso, el programa de formación que desde su equipo han diseñado resulta de un valor incuestionable. ¿Nos podría hablar un poco más en profundidad acerca de en qué consiste este programa?

J.P.: Es un programa de formación para la adopción. Tiene dos versiones, una para adopción nacional y otra para la internacional. Se trabajan los temas básicos: motivaciones, expectativas, cómo favorecer la integración, cómo hacer frente a los problemas de conducta, cómo plantear la comunicación sobre la adopción y la búsqueda de los orígenes… Es un programa de formación altamente participativo, que trata de ayudar a madurar la toma de decisión, por un lado, y a prepararse para las tareas específicas de la adopción, por otro.

I: ¿Nos podría adelantar algunos resultados de la puesta en marcha del programa que han diseñado?

J.P.: Creo que los resultados son muy satisfactorios. Han pasado ya centenares de familias por el programa. Tanto los profesionales que lo usan como los solicitantes de adopción que pasan por él expresan altos niveles de satisfacción. El programa empezó a desarrollarse en versión piloto en 1999 y se reformuló en 2006 para actualizarlo e introducir las mejoras que la experiencia sugería. Se está utilizando en varias Comunidades Autónomas españolas y creo que puede afirmarse que está ayudando a muchas familias a acercarse mejor preparadas a las tareas que les esperan como adoptantes.

I.: En los últimos años, los procesos de adopción han crecido a un ritmo vertiginoso en nuestro país. Como se ha señalado, es un proceso complejo lleno de riesgos y dificultades. A este respecto, ¿cuál es el papel de la Psicología en este fenómeno relativamente nuevo en nuestra sociedad?

J.P.: En España los psicólogos tenemos un papel muy destacado en todo lo relacionado con la adopción. En la mayor parte de los países, son los trabajadores sociales los únicos que intervienen en el proceso de valoración de idoneidad, formación, seguimiento tras la adopción… Creo que es bueno que los psicólogos participemos también en esas intervenciones profesionales, a condición de hacerlo no desde la perspectiva de la adopción como patología, sino como una forma de familia que tiene sus rasgos específicos y que necesita, por tanto, ser entendida y ayudada siguiendo algunas claves que le son propias. Y, por supuesto, cuando en algún caso concreto haga falta una intervención más clínica, también ahí es bueno que estemos los psicólogos, particularmente aquéllos que se hayan formado en las peculiaridades de la adopción.

I.: Ya para finalizar, ¿le gustaría añadir alguna otra cuestión?

J.P.: Lo que deseo añadir está implícito en lo que acabo de decir: no podemos ayudar eficazmente a quien no entendemos adecuadamente. La Psicología de la adopción tiene unos cuantos aspectos muy específicos, casi todos ellos relacionados con la historia de pérdidas que hay detrás tanto de quienes adoptan como de quienes son adoptados. Como todo, la formación es fundamental para poder hacer bien el trabajo profesional. Son muchas las familias y los menores que pueden beneficiarse de la intervención psicológica, desde la prevención hasta el tratamiento. Algunos de los problemas irán creciendo a medida que quienes han sido adoptados en los últimos años se conviertan en adolescentes. Mejor estar preparados para cuando nos necesiten.

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