En la prevención del suicidio es fundamental erradicar los mitos en torno al mismo, según Mental Health Europe

19 Oct 2020

Cada año, más de 140.000 personas mueren en Europa por suicidio, lo que sitúa a la región europea como la región con la tasa de suicidios más alta del mundo. Las creencias erróneas y el estigma asociados con el suicidio lo convierten todavía en un tema «tabú» para muchos. Por ello, la información y formación sobre este tema fundamental: la vida de alguien puede depender de ello. Desmentir los mitos sobre el suicidio no solo reduce el estigma: ayuda a la sociedad a comprender que alguien está en riesgo y a buscar ayuda.

Así lo afirma la organización europea Mental Health Europe (MHE) en un artículo publicado en septiembre, en el marco del mes de la prevención del suicidio, a través del cual insta a tomar en consideración los conceptos erróneos más comunes sobre el suicidio como parte de su prevención, entre ellos los siguientes: 

Autor: Pixabay Fuente: pexels Fecha descarga: 17/09/2020

1. Las personas que hablan sobre el suicidio solo buscan atención

Mito: las personas que verbalizan su intención de suicidarse lo hacen solo para llamar la atención. No lo harán y no es necesario que los tomen en serio.

Realidad: siempre hay que tomar en serio a aquellas personas que manifiestan que quieren terminar con sus vidas.
Hablar sobre el suicidio podría ser su forma de pedir ayuda. Cuando las personas tienen tendencias suicidas, generalmente se sienten solas y necesitan apoyo emocional. El acceso a la ayuda adecuada en el momento adecuado puede prevenir el suicidio. En caso de conocer a alguien que pueda estar pasándolo mal, es esencial comunicarse con él, iniciar una conversación, escuchar con la mente abierta y preguntar qué podemos hacer para ayudar; todo esto puede marcar la diferencia en la vida de alguien.

2. Solo determinadas personas mueren por suicidio

Mito: solo las personas con problemas de salud mental mueren por suicidio.

Realidad: no todas las personas que viven con problemas de salud mental son suicidas, y no todas las personas que mueren por suicidio tienen problemas de salud mental.

El suicidio puede afectar a cualquiera. Hay una serie de factores de riesgo, como sufrir violencia o abuso, que son determinantes más amplios de la salud mental. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables (por ej., refugiados, colectivos minoritarios, personas LGBTI o personas encarceladas). El comportamiento suicida es indicativo de una abrumadora sensación de angustia y no necesariamente de un problema de salud mental. Las personas pueden estar lidiando con problema de salud mental o pueden estar bajo una presión extrema y no cuentan con habilidades de afrontamiento saludables o un sistema de apoyo sólido. Tener un problema de salud mental no conduce automáticamente a un comportamiento suicida. El suicidio puede ser una consecuencia de las experiencias de la vida: falta de comprensión, exposición al estigma, dolor, acercamiento destructivo a uno mismo, soledad y falta de acceso a la atención de salud mental.

3. El suicidio es una elección personal

Mito: El suicidio es una elección personal, no tenemos que intervenir. Las personas suicidas quieren morir.

Realidad: La mayoría de las personas con conducta suicida en realidad no quieren morir.

La mayoría de las personas con conducta suicida en realidad no quieren morir: no quieren vivir la vida que tienen. Por eso es tan importante hablar de otras opciones en el momento adecuado. El acceso al apoyo en el momento oportuno puede prevenir el suicidio.

4. Hablar sobre el suicidio puede animar a las personas a acabar con sus vidas

Mito: Hablar sobre el suicidio puede alentar a las personas a terminar con sus vidas.

Realidad: Preguntar a las personas si están pensando en suicidarse no les da ideas sobre el suicidio.

Debido al estigma generalizado, las personas que piensan en el suicidio no saben con quién hablar al respecto. Hablar abiertamente sobre cómo se sienten puede facilitar disipar algo de la tensión que está causando sus sentimientos suicidas. También puede ayudarles a reconsiderar su decisión y descubrir otras opciones además del suicidio.

5. El riesgo de suicidio termina cuando las personas suicidas se sienten mejor

Mito: El riesgo de suicidio se acaba cuando mejora el estado de ánimo de una persona en crisis.

Realidad: A veces, las personas con tendencias suicidas se sienten mejor porque han decidido suicidarse y pueden sentir una sensación de alivio porque el dolor pronto desaparecerá.

Cuando hay una aparente mejoría repentina en el estado mental de una persona después de una crisis o un período depresivo, existe el riesgo de que la persona haya tomado la firme decisión de suicidarse. Una mejora repentina y visible puede significar alegría genuina, el alivio que siente la persona que finalmente ha tomado la decisión de terminar con su vida y se siente mejor debido a esta decisión.

6. El suicidio no se puede prevenir

Mito: no se puede prevenir el suicidio porque es impredecible.

Realidad: el suicidio se puede prevenir.

Las medidas incluyen abordar los problemas que conducen a los intentos de suicidio (estigma, falta de acceso a los servicios, falta de información sobre salud mental, falta de apoyo entre iguales, condiciones adversas durante la infancia), reducir el acceso a los medios de suicidio (es decir, armas, ciertos medicamentos), informes de los medios de comunicación e intervenciones escolares.

7. La medicación es el mejor tratamiento para el suicidio

Mito: la medicación es el mejor tratamiento para el suicidio.

Realidad: los medicamentos, como los antidepresivos, no reducen las tendencias suicidas.

En cambio, los gobiernos deberían centrarse en implementar estrategias preventivas eficaces para mejorar los determinantes de la salud mental y abordar el suicidio.

8. La hospitalización involuntaria reduce el riesgo de suicidio

Mito: La hospitalización involuntaria reduce el riesgo de suicidio.

Realidad: Las personas que son obligadas a ser hospitalizadas tienen más probabilidades de intentar suicidarse después de ser dadas de alta.

Un estudio publicado en 2019 sugiere que la práctica común de la hospitalización forzada por problemas de salud mental podría hacer más daño que bien. Las personas que se sintieron obligadas a ser hospitalizadas contra su voluntad tenían más probabilidades de intentar suicidarse tras ser dadas de alta del hospital. Esto fue cierto incluso después de controlar otros factores que podrían influir en el suicidio (Jordan y McNiel, 2019).

Fuente: Mental Health Europe

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