¿Qué es y qué utilidad tiene la terapia forense en el ámbito judicial? Este es el tema central de un artículo publicado en la revista Papeles del Psicólogo. La publicación lleva por título: Divorcio conflictivo y terapia forense: Una intervención enmarcada en el paradigma de la justicia terapéutica.
El artículo ha sido elaborado por Mila Arch de la Universidad de Barcelona y Francisca Fariña de la Universidad de Vigo. En el mismo, se explora la terapia forense para la actuación frente a los casos de divorcio conflictivo. Según señalan las autoras, se trata de un enfoque que se enmarca en el paradigma de la justicia terapéutica.
En el texto se explican las razones por las que es importante la terapia forense y sus características. Además, se presentan las diferencias entre la terapia forense y otro tipo de intervenciones. Finalmente, se ofrecen pautas y recomendaciones sobre su aplicación a los profesionales del ámbito forense.
Las autoras señalan el alto número de menores que experimentan la ruptura de sus padres en España. Los datos del Instituto Nacional de Estadística indican que en 2021 se produjeron más de 90.000 casos de nulidad, separación y divorcio. Asimismo, muestran que el 45,2% de ellos involucraba a hijos e hijas menores de edad. A esta cifra hay que añadir la de los hijos e hijas de parejas que se separan sin estar casadas.
La mayoría de los casos de separación y divorcio son de mutuo acuerdo. No obstante, la disolución de la pareja no siempre resuelve la problemática familiar. En muchos casos, la relación entre los padres alcanza un alto nivel de conflicto que se mantiene a lo largo del tiempo. Este conflicto se mantiene incluso después de que los hijos e hijas se hayan adaptado a la nueva situación. El conflicto puede verse exacerbado por los procedimientos judiciales contenciosos. Otros factores que influyen son la triangulación entre los padres, el tribunal y otros agentes jurídicos. Estas situaciones son altamente traumáticas para todos los miembros de la familia y ponen en peligro el bienestar de los menores.
El artículo aborda los efectos de la ruptura de la pareja en la salud física y psicológica de los hijos e hijas. Sin embargo, no es la separación en sí lo que tiene un efecto negativo, sino el conflicto parental y la falta de apoyo familiar positivo, tanto antes como después del divorcio.
Las autoras plantean que los procedimientos contenciosos son inadecuados para abordar estos conflictos. En esta línea presentan diversas herramientas para facilitar la resolución del conflicto y la pacificación de la vida familiar, destacando el papel de la terapia forense.
La terapia forense se enmarca en el paradigma de la justicia terapéutica. Este enfoque se centra en asegurar el bienestar emocional y psicológico de las personas que se ven involucradas en los sistemas de justicia. Hoy en día, la justicia terapéutica constituye un paradigma central en el ámbito forense, en la medida en que persigue una humanización de la ley. La justicia terapéutica pretende mejorar el bienestar de las personas involucradas en un proceso judicial y facilitar el acceso al tratamiento y servicios adecuados.
En el derecho de familia, la aplicación del paradigma de la justicia terapéutica resulta fundamental para facilitar resultados beneficiosos para las personas en conflicto y para mejorar la salud y el bienestar de las familias y sociedades. Desde este enfoque, se asume que quienes intervienen en procesos de separación o divorcio deben considerar no solo el interés superior del menor de edad, sino también el de los restantes miembros de la familia para poder facilitar relaciones familiares más positivas y dinámicas familiares adecuadas.
Las autoras exponen cómo la terapia forense es una intervención especializada en el marco de la justicia terapéutica. De hecho, estos servicios se ofrecen en algunos juzgados de Cataluña para abordar casos de conflictividad en parejas separadas con hijos o hijas. Esta terapia se centra en casos de gravedad moderada-alta en los que los recursos terapéuticos disponibles no han servido para resolver los problemas y en los que se aprecia un rechazo injustificado de los menores hacia uno de los progenitores. La terapia forense se presenta así, como complementaria y/o alternativa a otras medidas amigables con la justicia terapéutica y puede ser especialmente efectiva en los casos de conflictividad interparental más graves.
¿Cuáles son las características y necesidades específicas de las familias que necesitan intervenciones terapéuticas, especialmente en casos de divorcios altamente conflictivos? En este sentido, las autoras destacan que muchos progenitores presentan problemáticas psicopatológicas, como trastornos de la personalidad y adicciones, así como déficits en habilidades de crianza y comunicación. Además, la desconfianza entre los progenitores y las percepciones distorsionadas pueden aumentar la dificultad técnica de abordar estas situaciones. Los hijos e hijas también pueden experimentar dificultades adaptativas en medio de la conflictividad interparental. Se trata de casos complejos que pueden incluir acusaciones de abuso sexual o maltrato, violencia familiar y de género, y percepciones diferentes sobre el estado y las necesidades de los hijos e hijas, señala el texto.
En el marco de procedimientos judiciales de familia con alta conflictividad, la terapia forense puede aportar beneficios a la familia. No obstante, también puede causar daños a los menores y sus familias si se realiza sin formación específica.
Los profesionales de la psicología pueden además de actuar como peritos en procedimientos judiciales. Pero también pueden recibir el cometido de llevar a cabo terapia en casos complejos y altamente especializados. Según se expone en el artículo, el psicólogo/a forense asignado a estas labores debería tener conocimientos especializados en estos casos. Asimismo, debería disponer de una adecuada y sólida formación a nivel terapéutico. De acuerdo con el texto, el papel del psicólogo/a forense como terapeuta es complejo. Requiere encontrar un equilibrio entre su función de terapeuta y la necesaria transmisión de resultados al tribunal. Por tanto, es necesario tener en cuenta ciertos elementos que requieren especial atención al desarrollar este rol terapéutico.
Finalmente, el artículo señala que, aunque la terapia forense puede ser beneficiosa para las familias, en España no existen suficientes recursos especializados para poder brindar este tipo de intervenciones de manera efectiva. Para su adecuada aplicación, además, se requiere informar claramente a los participantes sobre los riesgos y beneficios. Asimismo, se necesita diseñar intervenciones estructuradas y exhaustivas desde una perspectiva forense para garantizar su éxito. Las autoras sugieren consolidar un protocolo para dirigir a estas familias a recursos especializados y descongestionar los servicios de atención clínica.
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