Entre el 17% y el 29% de las personas con dolor crónico también pueden experimentar problemas de salud mental comórbidos; estos problemas de salud mental pueden empeorar su capacidad cognitiva y aumentar la probabilidad de experimentar niebla mental.
Así lo afirman investigadores canadienses en un estudio a través del cual analizan los factores que pueden contribuir a la aparición de niebla mental y su relación con el dolor musculoesquelético crónico.
Tal y como señalan, el término “niebla mental” se utiliza tanto en los discursos sociales como en la literatura, para describir un fenómeno subjetivo de disfunción cognitiva. La niebla mental es una experiencia multifacética asociada con numerosas condiciones, en las que el dolor crónico constituye una característica clave. A este respecto, los datos revelan que, aproximadamente entre el 15 y el 40% de las personas con dolor crónico como trastorno primario experimentan también niebla mental o confusión mental.
El dolor crónico es una afección que altera la vida y afecta al bienestar físico, cognitivo, psicológico, emocional y social de una persona, y la experiencia de la niebla mental puede empeorar aún más su calidad de vida. Entre el 17 y el 29% de las personas con dolor crónico pueden experimentar trastornos de salud mental comórbidos. Los expertos postulan que estos cambios en la salud mental pueden empeorar su capacidad cognitiva y aumentar la probabilidad de experimentar niebla mental.
Sin embargo, la niebla mental no cuenta con una definición ampliamente aceptada en la literatura académica, y frecuentemente se la conoce como ‘problemas de atención, memoria y pensamiento’. Asimismo, si bien algunos estudios han investigado la etiología de la niebla mental en personas con fibromialgia, trastornos autoinmunes y síndrome de taquicardia postural ortostática, no se ha estudiado en el contexto específico del dolor crónico.
Dado que la niebla mental puede originarse de manera diferente según el trastorno específico, los investigadores consideran necesario comprender su desarrollo en el dolor musculoesquelético crónico.
Los síntomas, frecuencia y gravedad de la niebla mental pueden variar en función del problema y las diferencias individuales
Además, los síntomas y la gravedad de la niebla mental pueden variar según el trastorno y en función de las diferencias individuales y las demandas de actividad. En el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), los/as pacientes suelen describir la niebla mental como un “estado exagerado de agotamiento generalizado”. Sin embargo, los síntomas pueden ser más específicos en algunas afecciones, como la enfermedad celíaca, donde se cree que la niebla mental puede provocar una función ejecutiva más lenta. De manera similar, en la fibromialgia, la niebla mental (conocida aquí como ‘fibroniebla’) se asocia comúnmente con problemas en la función ejecutiva, la atención y la memoria.
La frecuencia y la gravedad también difieren según la condición: el 90% de los/as pacientes neuropsiquiátricos experimentan niebla mental todos los días, mientras que los/as pacientes con COVID-19 pueden experimentar niebla mental de forma temporal y de forma poco frecuente.
Atendiendo a lo expuesto, el objetivo general de esta revisión es investigar el alcance y la naturaleza de la literatura que define el concepto de ‘niebla mental’ y su correspondiente deterioro cognitivo percibido en personas con dolor musculoesquelético crónico. Para ello, han llevado a cabo una revisión de alcance, una forma de revisión que, para los autores, “puede ser útil aquí para ‘mapear’ lo que se sabe, identificar lagunas y consolidar la terminología”.
Los resultados de esta revisión de alcance concluyen que la inconsistencia en la literatura sobre la niebla mental en el dolor musculoesquelético crónico está obstaculizando el poder obtener una comprensión clara del fenómeno y, por lo tanto, puede estar impidiendo que las personas con dolor crónico y niebla mental reciban una atención óptima.
Factores como los problemas de salud mental, los ambientales y de estilo de vida, y los cambios neurofisiológicos inducidos por el dolor, influyen en los síntomas de niebla mental
A pesar de que las personas que viven con condiciones de dolor crónico reportan síntomas importantes de niebla mental, en la actualidad no existe una definición clara o ampliamente aceptada o criterios de diagnóstico para este fenómeno en estos casos. En consecuencia, esta revisión se basa en una definición consensuada entre profesionales de la salud y pacientes con experiencia vivida, en un intento de proporcionar una comprensión y una definición clara de la niebla mental.
Se puede observar que los cambios neurofisiológicos inducidos por el dolor, los problemas de salud mental y emocionales, así como los factores ambientales y de estilo de vida pueden actuar de forma independiente o sinérgica para producir síntomas de confusión mental. Estos síntomas aparecen principalmente como dificultades en la cognición (por ejemplo, las comorbilidades de salud mental y la alta intensidad del dolor utilizan una gran cantidad de recursos cognitivos, y su combinación puede conducir a una sobrecarga cognitiva), en el sueño y la calidad de vida y pueden actuar de forma bidireccional para contribuir a la experiencia de la niebla cerebral (por ej., el sueño inadecuado puede contribuir a los síntomas de la niebla mental, y la aparición de niebla mental también puede provocar problemas de sueño).
Concretamente, los datos revelan que los factores emocionales y de salud mental contribuyen a la niebla mental, siendo frecuentes en personas con dolor crónico las comorbilidades de salud mental y estrés emocional. Los problemas emocionales, como la ansiedad y la depresión, utilizan una gran cantidad de recursos cognitivos, lo que puede abrumar e impedir el funcionamiento cognitivo típico. De manera similar, el afecto negativo, los niveles más altos de ansiedad, alexitimia y catastrofismo del dolor, así como los niveles más bajos de autoestima, se relacionan con un peor desempeño en las mediciones neuropsicológicas.
Los problemas emocionales (p. ej., síntomas depresivos y ansiosos) utilizan recursos cognitivos que, combinados con el dolor, pueden producir niebla mental. Sin embargo, los problemas emocionales también pueden ser el resultado de la experiencia de la niebla mental. Los autores consideran primordial investigar la naturaleza de esta interacción en estudios futuros y considerar otros mediadores y/o moderadores potenciales, como la intensidad del dolor y el sueño en estas relaciones.
En relación con el método actual de evaluación, se observa que éste es problemático e impide una comprensión adecuada de la niebla mental. Dado que los estudios no usan medidas consistentes, es difícil realizar comparaciones significativas y obtener una comprensión coherente de las experiencias de las personas afectadas. Actualmente, las medidas que se utilizan no dan cuenta explícitamente del fenómeno subjetivo de la niebla mental y no captan su naturaleza multidimensional.
De este modo, dado que la mayoría de las evaluaciones están estandarizadas y existen pocos estudios cualitativos que investiguen la niebla mental, “la carga real de la niebla cerebral en la vida de los y las pacientes no está clara”. Según los autores de esta revisión, investigaciones futuras deberían incluir medidas neuropsicológicas objetivas y subjetivas.
¿Es la niebla mental un sinónimo o subtipo de ‘descognición’?
Los resultados demuestran que las similitudes y diferencias entre niebla mental y ‘descognición’ no están claras, ya que es posible que ambos términos «se usen en exceso o incorrectamente en la literatura«. La ‘descognición’ se ha descrito como “síntomas autoinformados y dificultades objetivas”, lo que sugiere “que la niebla mental y la ‘descognición’ pueden representar el mismo fenómeno”. Sin embargo, la ‘descognición’ también se ha mencionado como una característica de la niebla mental.
Este uso inconsistente y amplio de los dos términos evidencia la necesidad urgente de que ambos se definan correctamente. Así, si ambos son la misma experiencia, establecer esta definición facilitará las comparaciones entre los estudios y las experiencias de los/as pacientes. Por el contrario, si la niebla mental es una experiencia diferente (quizás más específica) que la ‘descognición’, una definición coherente “ayudará a distinguir los dos fenómenos y puede ser de utilidad a la hora de seleccionar evaluaciones formales y planificar un tratamiento personalizado”.
La revisión destaca la existencia de importantes lagunas en la investigación. En este sentido, aunque la niebla mental en el dolor crónico es un trastorno complejo que se manifiesta de manera única en cada individuo, se sabe poco sobre los efectos de las diferencias y factores individuales. Por ejemplo, gran parte de la investigación sobre el dolor crónico y la confusión mental se centra en la fibromialgia, pero no se ha estudiado la niebla mental en otras afecciones de dolor crónico.
Es, por lo tanto, necesario, emprender investigaciones para estudiar las experiencias de otras condiciones de dolor crónico, ya que la niebla mental puede iniciarse o verse afectada únicamente en diferentes condiciones.
En la misma línea, algunos estudios han encontrado que el dolor neuropático produce deterioros cognitivos más fuertes que otras condiciones de dolor. Además, los factores individuales, como las diferencias de género, sexo, cultura, edad, nivel socioeconómico, fatiga, salud mental y rasgos de personalidad, pueden contribuir a la experiencia de niebla mental y explicar la variación en la prevalencia en personas con dolor crónico.
Es crucial desarrollar medidas de evaluación fiables e intervenciones eficaces para ayudar a las personas con dolor crónico a controlar los síntomas de niebla mental
El estudio concluye incidiendo en la necesidad de desarrollar medidas de evaluación fiables e intervenciones eficaces, para ayudar a las personas con dolor crónico a controlar los síntomas de niebla mental.
Cabe señalar que, en los últimos años, se ha prestado mucha atención a las estrategias basadas en la cognición para el tratamiento del dolor crónico, entre ellas, la terapia cognitivo-conductual y el entrenamiento en atención plena. Para los autores, dado que estas intervenciones requieren suficientes recursos cognitivos, su eficacia podría estar limitada en el caso de las personas con niebla mental, cuya capacidad cognitiva puede estar mermada para participar en este tipo de tratamientos. Ante esto, consideran crucial llevar a cabo investigaciones orientadas a comprender los efectos de estos tratamientos psicológicos en la niebla mental, así como el modo en que ésta puede afectar a la respuesta al tratamiento y al compromiso con el mismo, o influir en otros resultados, como la satisfacción del o la paciente, la calidad de vida y el sueño.
Fuente: Dass, R., Kalia, M., Harris, J., y Packham, T. (2023). Understanding the experience and impacts of brain fog in chronic pain: A scoping review, Canadian Journal of Pain, DOI: 10.1080/24740527.2023.2217865