Un estudio aborda el nivel de sexismo en distintos colectivos y en familias que sufren violencia filioparental
30 Oct 2024

Uno de los síntomas claros de la existencia de desigualdad entre mujeres y hombres, es la pervivencia a lo largo de la historia de numerosos estereotipos de género materializados a través del sexismo, siendo el mayor exponente de estos el que “las mujeres son inferiores a los varones”. Esto se traduce en que las mujeres son las principales víctimas de diferentes violencias, entre ellas, la violencia filioparental (VFP). En este sentido, los estudios revelan que los hijos varones ejercen mayor violencia y de mayor gravedad que las hijas, y que, además, las madres son las principales víctimas.

Con esta introducción, se presenta un estudio publicado en la revista Informació Psicològica, y realizado por la psicóloga Irene Gallego Abián (Fundación Amigó), con el objetivo de conocer el nivel de sexismo ambivalente, en diferentes colectivos, analizando las diferencias y semejanzas entre los grupos, a través de datos sobre la prevalencia del sexismo en familias que presentan violencia filioparental.

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 28/10/24

La autora de este estudio recoge una serie de datos extraídos del informe del proyecto Conviviendo de la Fundación Amigó (2023) que muestran la existencia de diferencias sexuales en los casos de violencia filio-parental, entre ellos, los siguientes: en el 100% de los casos de violencia filioparental, la violencia va dirigida hacia las madres y en un 34,4% la recibe junto al padre. El 60% de quienes la perpetran son hijos varones frente al 40% de hijas, siendo más grave la violencia utilizada por ellos. El tipo de violencia más común es la física (56% de los casos los hijos y un 32% las hijas). Las chicas perpetran violencia verbal y emocional en el 57% de las situaciones, y los hijos en un 39%. El porcentaje restante se reparte entre violencia contra las cosas y comunicación agresiva.

Ante esto, es necesario analizar los factores que sustentan esas diferencias de género en este tipo de violencia, entre los que destaca “el sexismo caracterizado por estereotipos que dificultan la instauración de la igualdad en diversos y numerosos campos”. Este sexismo en la población favorece que se mantenga la violencia.

Por este motivo, la autora del estudio considera trascendental conocer en qué colectivos se encuentra más arraigado y si es mayor en aquellas familias en las que existe violencia filioparental; de este modo, podrán emprenderse acciones que “favorezcan una igualdad real, basada en datos y en el conocimiento pormenorizado de ellos”. En este sentido, ha llevado a cabo el presente estudio, con el propósito de analizar el nivel de sexismo en los colectivos estudiados, distinguiendo entre sexismo hostil y benevolente, para compilar las semejanzas y diferencias que surjan de este análisis.

Los datos revelan que las puntuaciones en sexismo hostil para el total de la muestra son mayores que en sexismo benevolente

Para tal fin, se ha contado con la participación de 190 personas pertenecientes a cinco grupos sociales: estudiantado no universitario, estudiantado universitario, profesionales del ámbito social, cuerpo docente y familias con violencia filio-parental. Para la obtención de datos, se ha utilizado uno de los instrumentos más utilizados en la investigación de género: la Escala de Sexismo Ambivalente de Glick y Fiske (1996), en su versión española.

Los resultados revelan que el estudiantado no universitario puntúa más alto en sexismo hostil y las familias con violencia filioparental obtienen mayor puntuación en sexismo benevolente y todas sus subcategorías. Las puntuaciones más bajas las obtienen en todos tipos de sexismo los y las profesionales en el ámbito social.

La autora destaca cómo las puntuaciones obtenidas en sexismo hostil para el total de la muestra, son mayores que en sexismo benevolente (Paternalismo > Diferenciación de género > Intimidad heterosexual). Se observa que los grupos de estudiantado no universitario, profesionales del ámbito social y cuerpo docente obtienen puntuaciones más altas en sexismo hostil que en sexismo benevolente. A su juicio, este hallazgo indica “un nivel más elevado de ideas negativas preconcebidas hacia las mujeres” en estos grupos.

Por su parte, los grupos de estudiantado universitario y familias con violencia filioparental obtienen puntuaciones muy similares en ambos sexismos, “si bien, son mayores en sexismo benevolente”. Esto implica que ven a las mujeres “como objetos románticos y con características tradicionales y dignas de protección por parte de los varones”.

El sexo de la persona predice el nivel de estereotipos y sexismo

Se detectan diferencias significativas entre mujeres y hombres en prácticamente todos los tipos de sexismo. El sexo de la persona predice el nivel de estereotipos y sexismo, y los varones son los que más puntúan en todas las variables analizadas, siendo el sexismo significativamente inferior en las mujeres, a excepción del subtipo de sexismo benevolente, diferenciación de género, que no presenta apenas diferencias entre hombres y mujeres.

Las familias con violencia filioparental puntúan más alto en subtipo ‘paternalismo’ (que indica que “las mujeres son dependientes y necesitan la protección de un hombre, teniendo la idea arraigada de que las mujeres son débiles”), mientras que la puntuación más baja se obtiene en el subtipo ‘intimidad heterosexual’, indicando que “en lo que menos de acuerdo están estas familias, es que se necesite vivir en pareja para alcanzar la felicidad”. El estudio sugiere que este resultado podría esconder parte de la motivación para la victimización de las madres, por lo que se considera fundamental trabajar sobre este aspecto en aras de mejorar la dinámica en estas familias.

Según destaca el estudio, el hecho de que las puntuaciones en sexismo sean significativamente mayores en familias con violencia filioparental y entre el estudiantado no universitario (“donde se encuentran por edad los/as potenciales agresores/as”), establece la necesidad de implementar medidas orientadas a minimizar este factor de riesgo, promoviendo “el trato igualitario hacia las mujeres y una visión no sesgada de las mismas” y eliminando las hostilidades y el paternalismo, que “podrían estar favoreciendo el uso de la violencia”.

Es crucial intensificar la formación en género en las escuelas, universidades y en los equipos profesionales

Subraya también que en el resto de grupos se mantiene el sexismo y repunta el sexismo hostil, algo que, para la autora, evidencia la necesidad de “medidas educativas globales dirigidas a educar en igualdad a toda la sociedad con el fin último de alcanzar la igualdad y extinguir la violencia contra las mujeres”.

En el mismo sentido, advierte del hecho de que, no sólo la población general presente sesgos sexistas, sino que también se observen estos sesgos dentro de nuestro sistema educativo, en familias con conflictos que requieren la ayuda profesional y en los equipos profesionales que les acompañan, ya que demuestra que “la desigualdad continúa siendo cultural y estructural, por lo que, además de las intervenciones específicas, se necesitaría poner en marcha un plan de actuación global, dirigido a valorar en igualdad a las mujeres y a los varones, explicando el sexismo, sus variantes y por qué es tan sólido”. Es crucial, por lo tanto, intensificar la formación en género en las escuelas, universidades y para los equipos profesionales.

Dado que los hallazgos muestran que, a día de hoy, los varones continúan siendo más sexistas que las mujeres, así como los/as adolescentes y las familias con violencia filioparental, el estudio considera esencial mejorar la educación desde la infancia, rompiendo con la masculinidad impuesta desde edades tempranas, así como trabajar en el empoderamiento femenino, enseñando las consecuencias negativas de mantener los estereotipos, el sexismo y la masculinidad tradicional.

En palabras de su autora, todos estos hallazgos deben ser de utilidad “para corregir las actitudes que siguen clasificando a la población en dos, subordinando a una de esas partes y amparando la injusta desigualdad, manteniéndose además, la mujer como principal víctima de la violencia filio-parental”.

Se puede acceder al estudio completo desde la página Web de la revista Informació Psicològica o bien directamente a través del siguiente enlace:

Gallego, I. (2004). Comparación del nivel de sexismo entre diferentes colectivos y familias que sufren violencia filio-parental. Informació Psicológica, (127), 28-35

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