Un 75% de los y las menores ha sufrido algún tipo de violencia sexual digital en la infancia
05 Jul 2024

Tres de cada cuatro adolescentes y jóvenes (el 75,7%) ha sufrido algún tipo de violencia sexual digital en la infancia y adolescencia. Entre un 20,7% y un 40,2% de los/as adolescentes y jóvenes que han sufrido alguna experiencia de acoso en redes siendo menores de edad no lo cuentan a nadie. Entre el 12,1 y el 25,6% han tenido que recibir apoyo psicológico.

Estas son algunas de las preocupantes conclusiones recogidas en el Estudio sobre violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital, llevado a cabo por la Fundación Mutua Madrileña, con la colaboración del Equipo Mujer-Menor (EMUME) Central de la Guardia Civil, con el objetivo de conocer, comprender y dimensionar el problema de la violencia sexual a menores de edad en el ámbito digital, poniendo el foco en las medidas preventivas y de afrontamiento que adoptan las familias.

El estudio tiene un enfoque metodológico mixto en dos fases, cualitativa y cuantitativa. En la cuantitativa se han realizado dos encuestas paralelas con 1.000 padres y madres de menores de edad de entre 8 y 17 años y 2.000 jóvenes de entre 16 y 22 años, para conocer tanto la experiencia de estos en situaciones de violencia digital, como la visión de sus progenitores.

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 26/06/24

Tal y como señala el informe, el proceso de digitalización de la sociedad ha impactado en todas las esferas de la vida y en todas las edades, una transformación que ha recibido un importante impulso en el ámbito educativo a partir de la pandemia, cuando tuvo que recurrirse al entorno online para suplir las clases escolares presenciales.

Destaca un descenso en la edad de acceso a dispositivos digitales en la infancia y adolescencia, situándose la edad media de acceso actual a la Tablet compartida, en torno a los 8 años (según los padres y madres con hijos/as entre 8 y 12 años). En el caso del primer móvil propio, la edad media actual se sitúa en los 10 años, según progenitores con hijos/as entre 8 y 12 años.

Llama la atención que, pese a esta reducción de la edad de acceso al primer móvil, un 43,8% de los progenitores y un 26,8% de los/as adolescentes y jóvenes consideran que la edad ideal para tener el primer móvil está en torno a los 13,5 años.

Con respecto a la edad de acceso a redes sociales, se observan patrones similares. Las redes más populares en la infancia y adolescencia son WhatsApp, YouTube, Instagram y Tik tok. En relación con la edad de acceso, los padres y madres de hijos/as de 8 a 12 años ubican la edad de inicio a una primera cuenta de Whatsapp de sus hijos/as en los 9 años, a YouTube a los 7 años.

La diferencia de edad de acceso es mayor en el caso de Instagram y Tik tok. Sin embargo, los autores del informe apelan a la cautela, dado que ambas redes son recientes, por lo que el acceso ha podido ser tardío para los/as adolescentes y jóvenes actuales, al no existir en su infancia y parte de su adolescencia.

El estudio encuentra que los/as adolescentes y jóvenes consideran que accedieron a las redes a la edad adecuada (más tardía que la actual), los padres y las madres con hijos/as de 8 a 12 años opinan que sus hijos/as comienzan a usar las redes a una edad más temprana de la que deberían, y señalan que habrían preferido que éstos se iniciaran en ellas entre 2 y 3 años más tarde de lo que lo hicieron.

La adolescencia es la etapa en la que más tiempo se invierte en internet y las redes.

Los/as adolescentes y jóvenes revelan que pasan conectados a redes e Internet entre 5 horas y media entre semana y algo más de 6 horas en fin de semana. En opinión de padres y madres sus hijos/as adolescentes dedicarían algo más de 3 horas entre semana y casi 5 horas en fin de semana, considerando que son las chicas adolescentes las que mayor tiempo emplean.

Padres y madres de adolescentes y los propios adolescentes y jóvenes coinciden en la percepción de que dedican demasiado tiempo a Internet y las redes, y en que les gustaría pasar menos. 6 de cada 10 progenitores y adolescentes opinan así.

Esta impresión es especialmente intensa en el caso de las chicas adolescentes (64,3% ellas vs 54,3% ellos), donde la perspectiva de los/as progenitores corrobora la de las chicas (63,2% piensa que sus hijas adolescentes pasan demasiado tiempo conectadas frente al 57,4% que lo afirman con sus hijos adolescentes)

Las interacciones sociales a través de las redes durante la infancia y adolescencia se relacionan, principalmente, con amigos/as cercanos/as y con compañeros/as de clase, registrando mayores porcentajes WhatsApp (84,8% y 56,8% respectivamente), Instagram (81,9% y 54,8%) y, en menor medida, Tik tok (72,7% y 43,0%).

A su vez, aunque en menor medida, en todas las redes sociales los y las menores de edad interactúan con personas desconocidas, concentrándose las cifras más elevadas en Youtube (39,9%), Tik tok (28,9) y Telegram (28,6%), y las más bajas en Instagram (24,7%) y WhatsApp (9,9%). El informe destaca que Instagram es la red en la que, en mayor medida, se acepta la solicitud de personas con las que no se tiene una relación directa, sino que son amigos/as de amigos/as (37,1%).

Tanto progenitores como adolescentes y jóvenes valoran los beneficios que puede tener Internet para los niños, las niñas y los/as adolescentes, en tres planos: el valor educativo, como fuente de entretenimiento y el de las relaciones con compañeros/as y amigos/as.

Como contrapartida, el uso intensivo de internet puede conllevar una serie de consecuencias negativas para la infancia y adolescencia, como: la adicción digital, la disminución de la capacidad de concentración, el abandono del ejercicio de otras actividades en el entorno físico o la reducción de otras formas de interacción social.

Para el 83,3% de los/as adolescentes y jóvenes y el 92,4% de los padres y las madres, cree que Internet y las redes son, en la actualidad, un entorno de riesgo para las personas menores de edad, riesgos asociados a situaciones de carácter sexual o violento, entre ellas: “el acceso a contenidos sexuales o violentos a una edad en la que no están preparados/as, la posibilidad de que una persona adulta contacte con una menor de edad con fines sexuales o que se envíe o reenvíe fotos íntimas de la persona meno sin consentimiento; y a situaciones que tienen que ver con ataques a la propia imagen, o presión por el establecimiento de una serie de estándares de belleza y vida inalcanzable”.

Las madres y los padres conocen, en general, qué redes utilizan sus hijos e hijas. Una vez que estos/as comienzan a utilizar su propio móvil o realizan un uso más intensivo de otros dispositivos electrónicos del hogar, los progenitores tienden a adoptar una serie de medidas de supervisión y control. De éstas, el 86,0% aplica el control de las aplicaciones que se descargan y de los juegos, el 85,3% la limitación del tiempo de conexión y el 72,4% iniciativas de educación online en las que tratan con sus hijos/as del manejo de Internet y las redes, el 63,7% usa herramientas de geolocalización, el 57,8% leen y revisa los mensajes de WhatsApp y publicaciones en redes y el 52,7% solicita seguirles en redes.

Parece que los padres y las madres tienen una mayor cultura digital y más conciencia de riesgo, y disponen de más herramientas digitales de control parental: un 72,1% las utiliza (frente al 41,1% de los/as adolescentes y jóvenes que indican que sus padres las usan), siendo las más populares Google Family Link, Norton y Life 360.

Los progenitores son conscientes de que tener vigilados/as a sus hijos/as provocará que intenten saltarse el control (un 57,9% de adolescentes y jóvenes se han saltado los controles digitales parentales en alguna ocasión), y que se afecte la relación, generando desconfianza y la ocultación.

Ante esto, el 91,7% de los/as progenitores afirman que crean “un clima de confianza para que sus hijos/as les cuenten sus experiencias en redes sociales e internet”.

Con respecto a los límites o restricciones, mientras que un 88,9% está de acuerdo en que “como padre o madre hay que aplicar restricciones en el uso de internet a pesar de los conflictos que pueda generar”; un 58,7% de padres y madres manifiesta que pese a los riesgos de Internet, “no les parece correcto leer los mensajes que sus hijos/as intercambian con amigos/as o en las redes”.

En relación con la confianza para contar a sus padres y madres algún problema que puedan tener en redes sociales e internet, un 90,8% de los/as progenitores confía en que sus hijos/as les contarían cualquier problema. La mayor preocupación es el temor a que no compartan con ellos la vivencia de una situación de violencia sexual digital.

Sin embargo, estas expectativas parentales no se ajustan a la realidad: menos de un tercio de las personas menores de edad que sufrieron violencia sexual digital lo compartió con sus progenitores. Los motivos de no hacerlo pueden ser la vergüenza, la falta de confianza o el temor a que les regañen/castiguen. Asimismo, entre un 20% y un 40% no lo ha compartido con nadie, ni siquiera con sus amigos y amigas.

Los datos son preocupantes:

-Tres de cada cuatro adolescentes y jóvenes (75,7%) ha sufrido algún tipo de violencia sexual digital en la infancia y adolescencia. Las situaciones más habituales afectan a una media de 4 de cada 10 menores de edad y suelen ser: el acceso involuntario a contenido sexual; la recepción de mensajes insistentes buscando una relación; los contactos personales no solicitados de contenido sexual, que incluyen el contacto de una persona adulta con fines sexuales (33%).

En torno a 2 de cada 10 menores de edad, y con un impacto más grave en su vida, sufren situaciones de violencia sexual que tienen que ver con la vulneración de la intimidad y la imagen de la persona menor de edad (por ej., presión para enviar contenido sexual personal (24,2%), que la pareja/expareja u otra persona les espíe (23,3%), chantaje para que difundan contenido sexual (17,8%), reenvío de contenido sexual personal sin consentimiento (15,1%) y la creación de imágenes con Inteligencia Artificial (IA) para mostrar a la persona menor de edad desnuda (12,9%). Esto último, afecta ya a más de 1 de cada 10 menores de edad, dado lo incipiente del fenómeno de la IA.

La red donde más se producen estas situaciones es Instagram (en la mitad de los casos), seguido de WhatsApp (más de un 10%).

Las diferencias por género se observan en el tipo de violencia sufrida: las mujeres experimentan más situaciones de acceso involuntario a contenido sexual; recepción de mensajes insistentes buscando una relación; y los contactos personales de contenido sexual no solicitados. En cambio, la vulneración de la intimidad y la imagen de la persona menor de edad, tienen una incidencia similar en ambos géneros.

Dependiendo del tipo de violencia, estas situaciones se experimentan entre los 13,5 y los 15 años, una etapa de vulnerabilidad “en la que no se dispone de tantas herramientas para prevenir y afrontar estas situaciones, como es la adolescencia temprana”.

En el 53% de los casos, la persona que ha perpetrado la violencia sexual digital es conocida y pertenece al entorno próximo de la víctima (principalmente, amigos, pareja/expareja, personas conocidas, compañeros/as y familiares). El 17% son personas desconocidas y un 13% son personas conocidas únicamente en el mundo digital.

Suelen ser hombres (sobre todo solos, pero también en grupo), de edad similar a la de la víctima o algo mayores. Un 55% son adolescentes y un 16% personas adultas. En un quinto de los casos (19%) no se sabe quién ha sido, por lo que se desconoce la edad y el género.

¿Cómo impactan estas experiencias en la vida de los y las menores?

El impacto de estas experiencias es considerable. En las situaciones de menor gravedad (acceso involuntario a contenido sexual o recepción de mensajes insistentes), 1 de cada 4 adolescentes indican que el impacto en su vida ha sido grande o muy grande.

Cuatro de cada 10 adolescentes que han experimentado situaciones de violencia sexual digital que vulneraban su intimidad e imagen, con un impacto en su vida grande o muy grande, especialmente, aquellas relacionadas con el chantaje con difundir contenidos íntimos (43,4%) y el reenvío de contenido íntimo o sexual personal sin consentimiento (42,7%).

La vulneración de la intimidad y la imagen es la categoría de violencia sexual digital de mayor impacto en la vida de los y las menores y la única en la que la incidencia es similar en ambos géneros, pero con un impacto más grande en las mujeres. Los datos del informe encuentran que el impacto del chantaje con difundir contenido personal sexual es grande o muy grande para el 54,5% de las chicas (vs 32,4% de los chicos); el impacto del reenvío de contenido sexual o íntimo personal sin consentimiento, es grande o muy grande para el 50,3% de las chicas (vs 36,5% de los chicos); y ser espiado/a o controlado/a por la pareja u otra persona a través de internet, tiene el impacto fue grande o muy grande para el 43,7% de las chicas (vs 29,8% de los chicos).

Tipología de violencia sexual digital e impacto en la vida de la persona menor de edad:

De acuerdo con los autores, este impacto se refleja en el apoyo psicológico recibido, que va desde un 12,1% en los casos más leves (recepción de fotos sexuales sin haberlo requerido) hasta un 25,6% en los más graves (reenvío de contenido personal sexual o íntimo sin consentimiento).

Ponen de relieve que, aunque la creación de imágenes con IA para mostrar a alguien desnuda/o tiene un impacto menor, el recurso a asistencia psicológica es de los más altos (22,3%), con mayor peso en las chicas (27,2% vs 19,0% en el caso de los chicos).

Este tipo de vivencias se caracteriza por sufrimiento, silencio y soledad. Entre un 28,7% y un 40,2% reconocen no haber compartido la experiencia sufrida con nadie, incluso en los casos más graves: un 33,5% de los/as que sufrieron sextorsión (amenaza o chantaje con difundir contenido íntimo) y un 28,7% de los que sufrieron el reenvío de contenido íntimo sin consentimiento, ocultaron esta situación.

Y aunque lo habitual es que las situaciones más leves se compartan en mayor medida con los/as amigos/as y las más graves con las madres, padres o tutores legales, en estos casos graves, solo 1 de cada 4 menores de edad los comparte con sus madres y sus padres.

De forma específica, en el caso de la sextorsión y el reenvío de contenido íntimo sin consentimiento, 2 de cada 3 menores de edad no lo contaron a su padre, madre o tutor legal por vergüenza (25,0%), falta de confianza (23,5%) o temor a ser regañados o castigados (18,0%).

Quienes sí se lo han contado a sus padres o madres se sienten comprendidos/as. El 58,8% se han sentido comprendidos al contarle a sus padres que han sufrido el reenvío de mensajes, fotos o vídeos íntimos o sexuales. Estas experiencias de violencia sexual digital en la infancia y adolescencia pocas veces se denuncian: tan solo 1 de cada 5 menores de edad han denunciado que son amenazadas o chantajeadas con la difusión de contenido íntimo o sexual, o que han sufrido el reenvío de contenido íntimo o sexual sin consentimiento, o se han creado imágenes suyas de desnudos con IA.

De ellos/as, 4 de cada 10 acuden a denunciar con sus padres.

Se puede acceder al estudio completo desde la página Web de la Fundación Mutua Madrileña o bien directamente aquí:

Estudio sobre violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital

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