La brecha entre las personas que necesitan atención por problemas de salud mental y las que tienen acceso a esta atención sigue siendo considerable. Por ejemplo, solo el 29% de las personas con psicosis y únicamente un tercio de aquellas con depresión reciben atención formal en salud mental.
Esta es una de las conclusiones recogidas en el Informe de estadísticas de salud mundial 2023, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un documento a través del cual documenta los éxitos y desafíos en salud pública, con respecto a los indicadores relacionados con la salud y con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como las tendencias observadas en las últimas décadas.
Fuente: freepik. Autor: freepik. Fecha: 16/06/23
Algunos indicadores están lejos de alcanzar el punto marcado en las metas de los ODS
Tal y como señala la OMS, el rápido progreso observado desde el inicio del milenio para muchos indicadores de salud de la población a nivel mundial (a saber, reducción de la mortalidad infantil y materna, menor incidencia de enfermedades infecciosas como el VIH o la malaria, reducción de riesgos de muerte prematura por enfermedades no transmisibles (ENT) y lesiones, etc.), se ha “estancado notablemente” desde 2015, lo que “dificulta el logro de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030”.
Algunos indicadores como la mortalidad prematura por las principales ENT o las tasas de mortalidad por suicidio y accidentes de tráfico, están lejos de alcanzar el punto medio de las trayectorias trazadas para lograr sus respectivas metas en los ODS. Lo mismo sucede con la menor exposición a muchos riesgos para la salud (por ej., el consumo de tabaco y/o alcohol). De hecho, la exposición al riesgo sigue siendo alta, especialmente para factores como el consumo de alcohol y la hipertensión, donde las disminuciones comenzaron solo en los últimos años. De manera alarmante, toda la población mundial (99 %) respira partículas finas en niveles que son nocivos para la salud, y “la prevalencia de la obesidad se está moviendo en la dirección equivocada sin signos inmediatos de reversión”.
La pandemia ha impactado negativamente en muchos indicadores relacionados con la salud
A esto se añade la pandemia de la COVID-19, que ha provocado un exceso de 14,9 millones de muertes y costó 336,8 millones de años de vida perdidos a nivel mundial en 2020 y 2021. Esto significa que, en promedio, cada muerte atribuida directa o indirectamente a la pandemia de COVID-19 para finales de 2021, condujo a una pérdida de más de 22 años de vida, equivalente a más de 5 años de pérdida de vida por segundo. La pandemia también ha impactado aún más en muchos indicadores relacionados con la salud y ha expuesto en evidencia las desigualdades, tanto entre los distintos países como dentro de ellos.
Los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias representan el 10% de la carga mundial de AVAD
Según advierte la organización, a nivel mundial, las enfermedades no transmisibles (ENT) son responsables de la mayor proporción de la carga de morbilidad. Como bien indica, las ENT “resultan de una combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales; en consecuencia, los esfuerzos de prevención y control tienden a centrarse en reducir los factores de riesgo relevantes para estas enfermedades”.
Con respecto a la cobertura de servicios en el reto de lograr la cobertura sanitaria universal, los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento de este tipo de enfermedades requieren enfoques multisectoriales, respaldados por decisiones políticas y fiscales para reducir los factores de riesgo.
Concretamente, los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias representaron el 10% de la carga mundial de morbilidad (AVAD) y el 25 % de los años vividos con discapacidad en 2019. Más de 1 de cada 100 (1,3 %) muertes en 2019 fueron por suicidio.
Depresión, ansiedad y trastornos de conducta: principales causas de enfermedad y discapacidad en adolescentes
La OMS lamenta que la brecha entre las personas que necesitan atención por problemas de salud mental y las que tienen acceso a esta atención siga siendo considerable. A modo de ejemplo, solo el 29% de las personas con psicosis y únicamente un tercio de las personas con depresión reciben atención formal a la salud mental.
De forma específica, entre los y las adolescentes, las principales causas de enfermedad y discapacidad son la depresión, la ansiedad y los trastornos de la conducta. De acuerdo con la organización, intervenir para prevenir y tratar estos problemas de salud mental durante esta etapa evolutiva puede conllevar beneficios económicos y de salud de por vida. A este respecto, se estima que cada US$ 1 invertido en intervenciones para la prevención y tratamiento de los trastornos mentales entre los y las adolescentes, podría generar alrededor de US$ 24 en beneficios de salud, educación y empleo en el transcurso de 80 años.
El tratamiento de trastornos por uso de sustancias cuenta con baja cobertura
Por otro lado, aunque existen tratamientos eficaces para los trastornos por uso de sustancias, los datos revelan que la cobertura para este tipo de tratamientos es muy baja: menos de 1 de cada 5 personas recibe tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de alcohol (menos de 1 de cada 10 en países de ingresos bajos y medianos bajos) y, cerca de 1 de cada 8 personas con trastornos relacionados con el consumo de drogas. Aún menos personas con trastornos por uso de sustancias reciben un tratamiento mínimamente adecuado: solo alrededor del 7% a nivel mundial y el 1% en países de ingresos bajos y medianos.
En línea con lo expuesto, la Organización recuerda que el progreso hacia la cobertura sanitaria universal “depende de la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad del personal sanitario”. Sin embargo, actualmente hay una serie de desafíos que incluyen mala distribución, ineficiencias, falta de apoyo y protección, y escasez de personal sanitario a nivel nacional y subnacional.
A pesar de su reducción, la tasa de suicidios continúa siendo elevada
Con relación a las tasas mundiales de mortalidad por lesiones, los datos registran una reducción en las mismas del 20% durante el período 2000-2019, pasando de 71,7 muertes por 100.000 habitantes a 57,4 por 100.000. Durante este período, las lesiones ocasionaron alrededor del 8% de todas las muertes. Los datos muestran que en 2019, las muertes debidas a traumatismos causados por accidente de tráfico representaron el 29% de todas las muertes por traumatismos, seguidas por el suicidio y las caídas (cada uno de los cuales causó el 16% de todas las muertes por traumatismos) y el homicidio (11% de todas las muertes por traumatismos).
La tasa de suicidio cayó un 29% a nivel mundial entre 2000 y 2019 (de 13,0 a 9,2 muertes por cada 100 000 habitantes). En todas las regiones de la OMS, las tasas de suicidio han disminuido, excepto en la Región de las Américas, donde la tasa aumentó en un 28%. La mayor reducción (42%) se ha observado en la Región de Europa, si bien la OMS recuerda que la tasa de suicidios en 2019 continúa siendo la más alta con 12,8 muertes por 100.000 habitantes.
En 2019, el suicidio fue la tercera causa principal de muerte en niñas y mujeres y la cuarta en niños y hombres
Con respecto al género, en 2019, los hombres y los niños representaron el 80%, el 75% y el 69% de las muertes por homicidio, traumatismos causados por el tránsito y suicidio, respectivamente. Las muertes por lesiones también afectan de manera desproporcionada a los hombres más jóvenes. Los traumatismos causados por accidente de tráfico fueron la principal causa de muerte entre los niños y hombres jóvenes de 15 a 29 años en 2019, y la segunda causa principal de muerte entre los hombres de 30 a 49 años. El homicidio fue la segunda causa principal entre niños y hombres jóvenes de 15 a 29 años. El suicidio fue la tercera causa principal de muerte entre las niñas y mujeres jóvenes de 15 a 29 años, y la cuarta entre los niños y hombres jóvenes del mismo grupo de edad.
El cambio climático y sus consecuencias pueden impactar en la salud mental de la población
Otro tema especialmente relevante para la OMS es el cambio climático, un problema que, a su juicio, “sigue degradando los determinantes ambientales y sociales de la salud física y mental, lo que plantea enormes riesgos para la salud”. Para la organización, estas amenazas muestran “la necesidad apremiante de un seguimiento continuo, una mayor concienciación, estrategias rentables de prevención y tratamiento, y un mayor desarrollo de las ciencias médicas”.
En este sentido, como consecuencia de eventos climáticos extremos, indica que se pueden experimentar condiciones de salud mental agudas como ansiedad, depresión y estrés postraumático. El efecto acumulativo de la pérdida de medios de subsistencia, el desplazamiento, la cohesión social interrumpida y la incertidumbre del cambio climático también pueden provocar trastornos de salud mental a más largo plazo, “lo que se suma a los ya grandes desafíos globales en salud mental”.
La OMS llama también la atención con las cifras relacionadas con el sobrepeso y la obesidad infantil: a nivel mundial en 2000, 33,0 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso, un porcentaje que ha aumentado en 2022 a 37,0 millones. Esta problemática, alerta, “aumenta el riesgo de obesidad, ENT, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta”.
Es clave contar con una visión integral de las cargas de enfermedad actuales y futuras
Si las tendencias continúan, la Organización prevé que para 2048, alrededor del 86% de las muertes mundiales se atribuirán a las ENT. A este respecto, considera clave redoblar los esfuerzos en todo el mundo “para ir más allá de las medidas tradicionales de salud pública” y abordar las ENT, sus factores de riesgo subyacentes y su tratamiento, a través de un enfoque multisectorial orientado a la prevención y el control de las enfermedades que, previsiblemente, “se convertirán en las principales causas de muerte en todo el mundo en los próximos años”.
No obstante, partiendo de la premisa de que “la mortalidad es sólo una parte del panorama de la salud de la población”, advierte de que, a medida que la supervivencia continúa mejorando en casi todas las causas de muerte, los resultados no fatales se volverán más frecuentes: aquellas personas cuyas muertes se han evitado, son propensas a pasar parte de sus años de supervivencia sin disfrutar de una salud plena. En consecuencia, recuerda, “es fundamental considerar el impacto tanto de la mortalidad como de la morbilidad”, y contar con “una visión integral de las cargas de enfermedad actuales y futuras para tener una formulación de políticas mejor dirigida y más efectiva”.
Acciones para promover el más alto nivel de salud para todos
Para dar respuesta a todos los desafíos existentes y alcanzar las metas de los ODS para 2030, la Organización subraya la trascendencia de intensificar los esfuerzos y acelerar el progreso. Para tal fin, es clave que se establezcan prioridades mundiales, regionales y nacionales y se orienten las intervenciones para poner fin a las muertes por lesiones prevenibles y disminuir las muertes por ENT mediante la reducción de sus factores de riesgo subyacentes y el aumento del acceso equitativo a los servicios de salud esenciales, mientras se contienen esos riesgos.
Es fundamental, recuerda, “contar con datos confiables y desglosados para realizar estimaciones e informar a las políticas y guiar las acciones en todos los niveles, a fin de maximizar los beneficios para la salud y eliminar las desigualdades”, cumpliendo así con el compromiso de promover el más alto nivel de salud para todos en los próximos años.
Se puede acceder al documento desde la página Web de la OMS o bien directamente aquí:
OMS (2023). Monitoring health for the SDGs, Sustainable Development Goals. Geneva: World Health Organization; 2023. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO