Aunque se han realizado avances en los centros educativos, se requieren más esfuerzos para prevenir y actuar frente al acoso escolar. Así lo pone de manifiesto un estudio a gran escala coordinado por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid y encargado por la Fundación ColaCao.

La investigación, que lleva por título El I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en España, involucró a 20,622 estudiantes de 17 Comunidades Autónomas en los cursos de 4º de primaria a 4º de Educación Secundaria. Asimismo, contó con la participación de 375 personas. Los cuestionarios se completaron entre abril y junio de 2023 en los centros educativos.

En el estudio se han analizado pormenorizadamente las siguientes cuestiones:

• Prevalencia del acoso escolar y situaciones específicas que lo caracterizan
• Condiciones de riesgo y de protección del acoso escolar percibidas y ciberacoso
• Factores de riesgo o protección vinculados al ámbito familiar y educativo
• Justificación de la violencia y desconexión moral como condiciones de riesgo
• Acoso, ciberacoso y problemas de salud mental

Algunos de los resultados clave de la investigación muestran que:

• La prevalencia general de víctimas de acoso escolar es del 6.2%, mientras que la de acosadores/as es del 2.1%.
• El 16.3% de los estudiantes que no se identificaron como víctimas ni acosadores en las preguntas generales admitieron haber presenciado acoso escolar al menos 2 o 3 veces al mes. Esto sugiere que alrededor de cinco alumnos por aula han sido testigos de acoso escolar.
• En cuanto a las víctimas de acoso escolar, hay más en Educación Primaria (7.6%) que en Secundaria (5.3%). No hay diferencias significativas entre géneros en Primaria, pero en Secundaria, las chicas (5.8%) superan a los chicos (4.7%). La proporción de víctimas disminuye a medida que avanzan los cursos, especialmente en la transición de Primaria a Secundaria.
• En relación a los acosadores, no hay diferencias significativas entre Primaria (1.9%) y Secundaria (2.1%). Sin embargo, el porcentaje de chicos que se reconocen como acosadores (2.6%) es casi el doble que el de chicas (1.4%). También se observa una disminución de acosadores en Primaria a medida que avanzan los cursos, y un aumento al ingresar en Secundaria.
• Se analizaron 10 situaciones de maltrato entre estudiantes que podrían derivar en acoso escolar, considerando a quienes las han experimentado 2 o 3 veces al mes en los últimos dos meses. A este respecto, el 19.2% de los alumnos admiten haber sufrido alguna de estas situaciones. Las cuatro más comunes son agresiones verbales y relacionales, tales como llamar por motes o burlarse, contar mentiras para causar rechazo, hablar mal del aspecto físico para hacer sentir mal e ignorar a propósito, excluyendo del grupo.
• Se observan diferencias entre chicos y chicas en la prevalencia de situaciones específicas de maltrato entre estudiantes. Las chicas informan tasas más altas de victimización en agresiones de tipo relacional y sobre el aspecto físico, mientras que los chicos tienen tasas más altas en agresiones físicas, racistas y de orientación sexual.
• El patio es el lugar más común donde se producen las situaciones de acoso (57.8%), pero también se destaca el aula, el gimnasio, el comedor, los aseos, el autobús y el acoso online como escenarios donde se repiten estas agresiones.
• Respecto a los que ejercen el papel de agresor, suelen ser más frecuentemente los chicos.
• Las agresiones contra chicos son realizadas principalmente por otros chicos, a menudo en grupo.
• Las agresiones contra chicas pueden ser realizadas tanto por chicas como chicos, individualmente o en grupo.
• La mayoría de las agresiones son llevadas a cabo en grupo, siendo más comunes grupos de 2-3 estudiantes.
• Los resultados sugieren que la apariencia física, el peso y el desafiar los estereotipos de género son factores comunes en la victimización. Otros factores incluyen la envidia y la ausencia de apoyo de amigos/as.
• El 38% de las víctimas no informa a nadie sobre el acoso escolar. El miedo y la preocupación por no alarmar a sus familiares se esgrimen como los motivos principales por los que las víctimas no revelan su situación de acoso.
• Las víctimas de acoso y ciberacoso experimentan más sintomatología depresiva al compararlas con los acosadores o el resto de estudiantes.
• El aumento del riesgo de conductas autolesivas se observa tanto las víctimas como los acosadores. Así, el 20,4% de las víctimas y el 16,8% de los acosadores afirman haber intentado quitarse la vida alguna vez. El ciberacoso muestra, además, una estrecha asociación entre estos comportamientos, elevándose la cifra al 21,1% de las víctimas y del 24,9% de los acosadores.
• Las víctimas de acoso escolar tienen un mayor riesgo de sufrir ciberacoso. Así, un 46.4% de las víctimas de bullying reconocen haber experimentado maltrato digital.

En definitiva, los resultados sugieren la necesidad de continuar invirtiendo esfuerzos para hacer frente a los problemas de acoso y ciberacoso entre los estudiantes en España. Los autores del estudio señalan, además, que las diferencias de género en la prevalencia y manifestación del acoso enfatizan la importancia de adoptar una perspectiva de género en la evaluación y prevención de este grave problema. Los datos también subrayan el gran impacto emocional que genera el acoso escolar y la necesidad de dirigir acciones para prevenir y detectar de manera temprana el riesgo de conductas autolesivas, como el suicidio, entre la población escolar.  

Con el objetivo de mejorar la concienciación sobre medidas eficaces para hacer frente al acoso escolar, el informe se acompaña de una serie de recomendaciones para combatir el impacto del bullying y ciberbullying en las aulas. Dichas recomendaciones son las siguientes:

1. Adoptar una perspectiva proactiva para prevenir el acoso y el ciberacoso.
2. Enseñar a rechazar el acoso escolar y el ciberacoso desde la primera señal.
3. Promover una perspectiva de género basada en la igualdad y el respeto mutuo.
4. Desarrollar las competencias socioemocionales en los estudiantes para manejar el estrés sin recurrir a la violencia.
5. Fomentar la inclusión de todos los estudiantes en el grupo de clase y promover la igualdad y el respeto a la diferencia.
6. Fortalecer la autoridad del profesorado para empoderar a los estudiantes y fomentar su sentido de pertenencia al centro escolar.
7. Ayudar a las víctimas a mitigar el daño causado por el acoso escolar y el ciberacoso.
8. Corregir la conducta de los acosadores.
9. Facilitar la colaboración entre las escuelas y las familias para rechazar el acoso y apoyar a las víctimas.
10. Fomentar la colaboración entre las escuelas y la sociedad en su conjunto.

Se puede acceder al informe en la Web de la UCM y aquí.