El trabajo puede contribuir a una buena salud mental y puede estar también en el origen de algunos problemas en este ámbito de la salud. Los problemas de salud mental, independientemente de la causa, afectan al desempeño en el trabajo. En este contexto laboral, se puede favorecer la recuperación de las personas con problemas de salud mental.
Con esta introducción, se presenta una guía publicada por la Federación Salud Mental Comunitat Valenciana (entidad sin ánimo de lucro que agrupa entidades formadas por personas con problemas de salud mental, sus familias y/o personas allegadas), bajo el título “Salud Mental en el entorno laboral”. El objetivo de este documento es ayudar a las organizaciones y entidades a implementar estrategias sencillas orientadas a prevenir los problemas psicológicos, concienciando sobre la necesidad de cuidar la salud mental del personal laboral, así como de los beneficios que esto conlleva, tanto para la propia organización, como para la sociedad en general.
A lo largo de sus páginas, se conceptualiza la salud mental, recogiendo sus factores determinantes, así como los factores de riesgo y protección, y rebatiendo los principales mitos en torno a la misma y que son la base del estigma que sufren las personas que presentan problemas de esta índole. Los autores analizan la situación actual de la salud mental en las empresas, desarrollando cuestiones tales como su prevención y promoción, así como los riesgos psicológicos y sociales. También aborda la temática de la inserción laboral de las personas diagnosticadas con problemas de salud mental y cuáles son los beneficios de su contratación para las organizaciones.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 17/07/24
De acuerdo con los autores, los problemas de salud mental “representan históricamente una carga significativa de morbilidad y mortalidad combinadas”. Tras la irrupción de la pandemia de la COVID-19, la salud mental se ha visto aún más afectada en todo el mundo, incluida España.
A este respecto, según los datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, en España, el consumo de ansiolíticos sedantes e hipnóticos, subió en 2020 a 91 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, “lo que supone un incremento del 4,5% con respecto al año anterior y de casi el 10 % con respecto a hace una década”.
Asimismo, el informe de la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria-BDCAP, del Sistema Nacional de Salud publicado en el año 2021 revela que hasta un 30,2% de las mujeres españolas y el 24,4% de los hombres españoles, presentan algún problema de salud mental. El trastorno de ansiedad es el más frecuente en nuestro país, afectando al 6,7% de la población -8,8% mujeres y 4,5% hombres- y se mantiene estable a lo largo de los grupos de edad. Le sigue el trastorno depresivo: aparece en el 4,1% de la población -5,9% mujeres y 2,3% hombres- y aumenta progresivamente hasta los 75 años, donde afecta al 12% de las mujeres y al 5% de los hombres.
La salud mental y el trabajo están estrechamente relacionados
Por otro lado, datos recientes sobre los costes asociados a la salud mental en España permiten tener una idea más completa de la dimensión de este problema desde la perspectiva social. Sólo para los trastornos depresivos, la estimación del coste social (incluyendo bajas laborales temporales y permanentes) es de 6.145 millones de euros. De estos, solo el 17,1 % correspondería al coste directo de la depresión, lo que representa un 1,1 % del total del gasto nacional en atención sanitaria.
Asimismo, diversas investigaciones destacan prevalencias relativamente más altas de problemas de salud mental en personas desempleadas o pertenecientes a hogares con rentas más bajas.
El entorno laboral puede considerarse como uno de los principales factores determinantes que influye en la salud mental de las personas trabajadoras, especialmente, en relación con las condiciones estructurales y organizativas a las que están sometidas. A este respecto, el contexto laboral puede tener efectos positivos cuando el trabajo aporta satisfacción y contribuye a la autorrealización personal, o bien negativos, cuando se viven situaciones de estrés, ritmos y horarios de trabajo inadecuados, ante posibles situaciones de abuso y/o acoso, etc., pudiendo contribuir en la aparición de alteraciones en la salud mental de la persona trabajadora.
Según se recoge en la guía, hay una serie de riesgos psicológicos y sociales en el trabajo, entre ellos, los siguientes: la carga mental; el horario laboral; la exigencia emocional de la tarea; el apoyo social y las relaciones interpersonales; la ambigüedad de rol y la sobrecarga de trabajo; el estilo de dirección; la comunicación dentro de la organización; el acoso laboral; el acoso o la violencia sexual; el burnout o Síndrome de estar quemado.
En línea con la OMS, el documento subraya la trascendencia de implementar acciones orientadas a prevenir los problemas de salud mental relacionados con el trabajo mediante una labor de prevención de los riesgos para la salud mental; proteger y promover la salud mental en el trabajo; apoyar a las personas con estos problemas para que participen y prosperen en el trabajo y crear un entorno propicio al cambio.
De acuerdo con sus autores, en la prevención de los trastornos mentales en el trabajo, es clave promover una buena salud mental entre sus empleados, recomendando para ello, aumentar el bienestar psicológico, la capacidad y la fortaleza emocional, y establecer condiciones favorables.
En el caso de las personas con problemas de salud mental diagnosticados, el ‘trabajo decente’ puede contribuir a la recuperación y a la inclusión, y mejorar la confianza y el funcionamiento en la sociedad.
Hay una serie de medidas que se pueden implementar para ayudar a las personas con problemas de salud mental a mantener un empleo y participar en él
Las personas con trastornos mentales graves tienen más probabilidades de ser excluidas del empleo, y de ser objeto de trato desigual cuando están empleadas. Permanecer sin trabajo también representa un riesgo para la salud mental. De hecho, los autores advierten de que “el desempleo, la inseguridad laboral y financiera y la pérdida del empleo son factores de riesgo de intento de suicidio”.
A este respecto, recogen las recomendaciones de la OMS para apoyar a las personas con problemas de salud mental que quieren obtener y mantener un trabajo y participar en él, entre ellas, las siguientes:
- Incorporar ajustes razonables en el trabajo, adaptando los entornos a las capacidades, necesidades y preferencias de las personas con problemas de salud mental. Por ejemplo, facilitando un horario flexible, un tiempo adicional para completar las tareas, asignaciones modificadas a fin de reducir el estrés, tiempo libre para citas de salud, o reuniones regulares de apoyo con el equipo de supervisión.
- Contar con programas de reincorporación al trabajo que combinen la atención dirigida al trabajo (con ajustes razonables o el regreso gradual) con la atención clínica continua, para apoyar en la reincorporación significativa después de una ausencia relacionada con problemas de salud mental.
- Desarrollar iniciativas de empleo con apoyo para ayudar a las personas con graves problemas de salud mental a obtener un trabajo remunerado y mantenerse empleadas, mediante un apoyo continuo en materia profesional y de salud mental. A este respecto, contratar a personas con problemas de salud mental “debería formar parte de la estrategia de promoción de la salud mental en la empresa y de su política de responsabilidad social”.
En línea con lo anterior, la guía recuerda que, actualmente, las personas con problemas de salud mental presentan la tasa más baja de empleo de todas las discapacidades. A juicio de los autores, esto puede deberse al estigma y los mitos y prejuicios en torno a los problemas de esta índole y, por otro, a “la existencia de una gran desinformación empresarial y la creencia errónea de que no pueden realizar determinados trabajos, de que están limitados en el desarrollo de algunas capacidades, y por ello les asusta la frecuencia de posibles bajas laborales.”
De forma práctica, el documento desarrolla en detalle los pasos a seguir por parte de las organizaciones para apoyar a los/as trabajadores/as con problemas de salud mental, recogiendo acciones y ejemplos que se pueden aplicar a lo largo de las tres fases del proceso (a saber, detección, recuperación y reincorporación al trabajo):
- La detección se considera el primer paso para apoyar a las personas con problemas de salud mental en la empresa. Los autores recuerdan aquí que “cuando pensamos en el cáncer, enfermedades cardíacas o diabetes, no esperamos años para tratarlas. Cuando se observan los primeros síntomas, comenzamos con la prevención”. De igual modo, debería ser así ante la presencia de signos que pueden indicar un problema de salud mental. Es clave recordar aquí que en bastantes ocasiones, las personas “no se dan cuenta que sus síntomas son causados por una condición de salud mental o sienten vergüenza de buscar ayuda debido al estigma”.
- Recuperación: consiste en ayudar a las personas con problemas de salud mental durante el proceso de recuperación, mientras están en tratamiento, tanto si permanecen en el trabajo como si no lo hacen.
- Reincorporación al trabajo: es esencial contar con un plan de reincorporación al trabajo, con acciones para ayudar a estas personas a volver a su puesto de trabajo después de un largo período de baja laboral por algún problema de salud mental, brindándoles la ayuda que necesitan.
El documento finaliza con un apartado donde se explicitan los beneficios que conllevan para la empresa, tanto la promoción de la salud mental laboral como la contratación de personas diagnosticadas con estos problemas.
Se puede acceder al documento completo desde la página Web de la Federación Salut Mental Comunitat Valenciana, o bien directamente aquí: