Proteger y cuidar la salud mental de las personas que forman parte de los equipos de trabajo de las empresas, favorece al aumento del bienestar y de la productividad en el ámbito laboral.
Así lo afirma la Asociación Salud Mental Almansa-Afaenpal (organización orientada a la mejora de la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental y sus familias, y la defensa de sus derechos) en su guía sobre Cuidado de la salud mental en el trabajo, publicada en el marco de los “Programas de información, orientación y de sensibilización y lucha contra el estigma” -financiados por la Fundación Sociosanitaria de CLM y en colaboración con el Ayuntamiento de Almansa.
Tal y como alerta la Asociación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estiman que, anualmente, se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial 1.000 millones de euros. En este sentido, los costes directos e indirectos de la mala salud mental de la población se estiman en más del 4% del PIB mundial.
Los entornos de trabajo seguros y sanos son un derecho fundamental
En la misma línea, la OMS pone de relieve los riesgos para la salud mental que suponen los entornos laborales deficientes (por ej., aquellos que dan cabida a la discriminación y la desigualdad, las cargas de trabajo excesivas, la inseguridad laboral…), y destaca la evidencia en torno a los beneficios de implementar medidas para prevenir estos riesgos, proteger y promover la salud mental en el ámbito del trabajo y apoyar a los trabajadores y las trabajadoras.
Partiendo de la premisa de que los entornos laborales seguros y sanos son un derecho fundamental y que implican comportan importantes beneficios para todo el personal laboral, se presenta esta guía, a través de la cual se busca dar visibilidad a los principales problemas de salud mental derivados de las cargas laborales, indicando las señales de alerta para su prevención. Asimismo, se pretende concienciar a las empresas y a su personal laboral sobre la importancia que tiene el cuidado de la salud mental en sus organizaciones.
De acuerdo con el texto, trabajar en un entorno de trabajo seguro y saludable conlleva múltiples beneficios, entre ellos, los siguientes: el incremento del bienestar y la satisfacción de las personas afrontando nuevos retos; una mejora en la capacidad de reconocer, expresar y controlar sus emociones; contar con un grupo humano saludable, motivado y productivo, capaz de resolver conflictos y responder ante situaciones estresantes; el aumento y mejora del rendimiento general y la productividad; una reducción de las tasas de absentismo, ausentismo y cambios de personal, así como de los costes y la sobrecarga sobre el resto del equipo.
¿Qué factores de riesgo impactan en la salud mental laboral?
Sin embargo, la falta de estructuras efectivas y apoyo en este contexto, especialmente para aquellas personas que viven con problemas de salud mental, puede afectar de forma negativa a la capacidad de las personas para ser eficaces y disfrutar con su trabajo, y menoscabar su asistencia al trabajo e incluso, llegando a obstaculizar su acceso a un empleo.
A este respecto, la guía recoge una serie de factores de riesgo que impactan en la salud mental en el trabajo, tales como, la carga laboral y el ritmo de trabajo, los horarios, el control, la cultura organizativa, el desarrollo profesional, las relaciones interpersonales en este ámbito o las situaciones de violencia y/o acoso.
Según señala el texto, después de un trabajo físico y/o intelectual asociado con el puesto de trabajo, prolongado o intenso, el trabajador o la trabajadora puede presentar fatiga mental, consistente en un cansancio extremo tanto a nivel físico como mental, con consecuencias negativas (errores, accidentes, conflictos interpersonales…). La Asociación recomienda aquí identificar las características de las condiciones del trabajo que aumentan la fatiga, con el fin de implementar medidas de prevención destinadas a reducirla.
Si el estrés laboral crónico no se trata adecuadamente esto puede desembocar en un agotamiento crónico y en el desarrollo del síndrome de burnout, un síndrome de desgaste ocupacional, caracterizado por cansancio y debilidad, temblores, sudores, palpitaciones, trastornos del sueño, dificultad para tomar decisiones, problemas para concentrarse, baja autoestima, culpabilidad, etc.
Las empresas deben adoptar una política de no violencia
Igualmente, la aparición de estrés, la existencia de problemas personales y/o familiares, la falta de motivación, los conflictos laborales o la falta de flexibilidad, entre otros, pueden motivar el absentismo laboral en el trabajador o trabajadora, con consecuencias también para el resto del equipo (sobrecarga de trabajo). De hecho, la OMS apunta a los trastornos mentales y los problemas derivados de la ansiedad, la depresión y el estrés, como las principales causas de incapacidad laboral temporal y permanente en los países desarrollados.
Por otro lado, el documento alerta de la presencia de violencia laboral si “el personal laboral sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su actividad laboral, que pongan en peligro, implícita o explícitamente, su seguridad, su bienestar o su salud (física y/o psíquica)”.
Las conductas de violencia física (por ej., uso de la fuerza física para producir daños físicos, psicológicos y/o sexuales sobre el trabajador, causar daños en propiedades de la organización o del personal) y violencia psicológica (agresión de naturaleza psíquica entre personas, como intimidación, uso deliberado del poder, amenazas para causar daño psicológico y moral, etc.) pueden generar riesgo y posible daño a la salud. Ante esto, la guía insta a las empresas a adoptar una política de no violencia, no permitir la existencia de este tipo de acciones y garantizando “una persecución enérgica de hechos o conductas violentas”.
Hay una serie de factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de suicidio entre las personas vulnerables
El documento aborda también el grave problema del suicidio en el ámbito laboral, destacando el estrés laboral, la intimidación y el acoso en el trabajo, como factores de riesgo que pueden aumentar su probabilidad entre personas vulnerables. Asimismo, recoge diversas señales de alarma indicativas de que la persona trabajadora podría estar en riesgo, entre ellas, las siguientes:
- Señales directas: hablar (o escribir) sobre ser una carga para los demás, o sobre el deseo de morir, hacerse daño o matarse; manifestar sentimientos de desesperanza o no tener razones para vivir; realizar conductas arriesgadas o auto-destructivas, etc.
- Señales indirectas: cambios en la productividad (falta de energía, impuntualidad, ausencias inexplicables, incapacidad para concentrarse en la tarea y/o finalizarla sin motivo aparente); en el funcionamiento social (alejarse y aislarse de todo contacto y deterioro en el funcionamiento social); en la personalidad, estado de ánimo o conducta; aumento de uso y consumo de alcohol y/o drogas; o cambios en las rutinas normales (cambios en el patrón del sueño y en la alimentación).
La Asociación recuerda que este suceso puede ser tan doloroso para el equipo como para considerarse “un evento traumático que requiere atención”, y que los equipos que pierden a un integrante por suicidio “también deben elaborar su duelo”. Dada la asociación entre la tristeza y el abatimiento generalizado con la sensación de culpa, subraya la relevancia de compartirlo con el resto del equipo.
La guía finaliza con una serie de recomendaciones dirigidas para cuidar la salud mental, y prevenir problemas de salud mental en el trabajo, así como promover una buena salud mental y el bienestar psicológico.
Se puede acceder al documento desde la página Web de Salud Mental Almansa AFAENPAL o bien directamente aquí: