Recomendaciones de MHE para conseguir comunidades mentalmente saludables
15 Jun 2023

La integración efectiva de la salud mental en entornos educativos formales e informales puede aumentar la alfabetización en salud mental del alumnado, lo que se conlleva una mejora de su salud mental -al tiempo que se reduce el estigma-, así como del rendimiento académico y del aprendizaje, y se reduce el riesgo de abandono escolar.

Esta es una de las recomendaciones recogidas por Mental Health Europe en un informe publicado en el marco de la semana europea de la salud mental, celebrada el pasado mes de mayo.

Recomendaciones para comunidades mentalmente saludables
Fuente: freepik. Autor: rawpixel.com. Fecha: 26/05/23

Tal y como señala la organización, la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas realizar su propio potencial, vivir de acuerdo con sus valores y contribuir significativamente a sus comunidades. La salud mental es una parte integral de la salud y un derecho humano básico, y es crucial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.

¿Cómo desarrollar comunidades mentalmente saludables?

A este respecto, recuerda que las comunidades tienen un papel importante en la salud mental de las personas: pueden brindarles un sentido de pertenencia, actuar como una poderosa fuente de apoyo, ofrecer un sentimiento de propósito y permitir los cambios sociales necesarios para lograr un buen bienestar mental.

Con la pandemia de la COVID-19, se ha incrementado la concienciación en torno al valor de la salud mental, siendo ahora el momento “de hacer coincidir este valor con el compromiso, la participación y la inversión de todas las partes interesadas, en todos los sectores”. Para ello, considera clave que los países europeos reestructuren los entornos que influyen en la salud mental (como el hogar, la educación, el ámbito laboral y las comunidades en general), habilitando a su vez, una red comunitaria de apoyo formal e informal.

A continuación, recogemos las principales recomendaciones políticas planteadas en este sentido por MHE a los países europeos, estructuradas en función del contexto:

Contexto familiar

El hogar es un escenario crucial para la salud mental, dado que las bases para una buena salud mental se asientan en los primeros años de vida. Las responsabilidades de cuidado (especialmente a niños/as y personas con necesidades de cuidado a largo plazo), pueden impactar negativamente en la salud mental de las personas cuidadoras, en ausencia de un apoyo adecuado. Otros factores de riesgo en los entornos familiares incluyen la soledad y el aislamiento, la violencia intrafamiliar, el abuso y el abandono de niños/as y personas mayores, así como las dificultades económicas. Dado lo expuesto, establece las siguientes orientaciones:

  • Implementar políticas amigables con el cuidado, que proporcionen a las personas cuidadoras el tiempo y los recursos que necesitan para implementar su rol de una manera que apoye el bienestar mental de aquellos/as a quienes cuidan.
  • Reducir el aislamiento social y la soledad mejorando la infraestructura (por ej., transporte, inclusión digital), financiando enfoques innovadores que creen culturas de pertenencia y construyan conexiones sociales más fuertes, así como a través de leyes y políticas (abordando, por ejemplo, la discriminación por edad, la desigualdad y la brecha digital). La legislación debe ampliar su alcance a personas de todas las edades, sin olvidar a los jóvenes, e invertir en la conexión intergeneracional.
  • Brindar un paraguas de protección social para hogares en situaciones vulnerables, recuperación de deudas y apoyo en dificultades financieras y garantizar el acceso a una vivienda segura, asequible, de larga duración y de calidad, como factor protector importante para la salud mental de las personas.
  • Intervenir con métodos basados en la evidencia para minimizar las consecuencias de eventos estresantes y traumáticos en la infancia y en las familias.
  • Fortalecer el mecanismo de prevención y respuesta a la violencia y el abuso intrafamiliar.
Contexto educativo

La integración efectiva de la salud mental en entornos educativos formales e informales puede aumentar la alfabetización en salud mental del alumnado, lo que se conlleva una mejora de su salud mental -al tiempo que se reduce el estigma-, así como del rendimiento académico y del aprendizaje, y se reduce el riesgo de abandono escolar. Ante esto, recomienda lo siguiente:

  • Crear un entorno de aprendizaje propicio para la salud mental y el bienestar positivos, mediante el desarrollo y la implementación de políticas de apoyo psicológico y social y de salud mental en entornos educativos, contando para ello con las voces y las necesidades del alumnado.
  • Abordar los factores de riesgo para la salud mental, por ejemplo, mediante la implementación de programas contra el acoso y la discriminación.
  • Garantizar que la cultura educativa no se base en la competencia, sino en una en la que todos y todas los/as estudiantes y profesionales se sientan incluidos, apoyados y valorados.
  • Incorporar la alfabetización en salud mental y el aprendizaje social y emocional en todos los planes de estudios, desde la primera infancia en todo el sistema educativo, incluidos los planes de estudios del personal docente y los futuros profesionales de la salud.
  • Dotar a los profesionales de la educación con conocimientos sobre medidas concretas que pueden implementar para responder a las necesidades específicas de los estudiantes.
  • Garantizar que el personal educativo conozca y esté en contacto con la red más amplia (familiar, social y de salud) de apoyo en la comunidad (para que puedan actuar como referencia y/o colaborar).

En este contexto, una medida puesta de relieve por el Consejo General de la Psicología, en línea con numerosos expertos del ámbito, y que garantizaría que estas recomendaciones se implementen de forma eficaz, es la incorporación de psicólogos/as educativos/as en el contexto escolar.

Contexto laboral

El trabajo es fundamental para la vida y la identidad de muchas personas: proporciona ingresos económicos, puede dar un sentido de significado e inclusión, y puede ser también una parte importante del proceso de recuperación para las personas que experimentan problemas de salud mental. De acuerdo con la evidencia, las organizaciones podrían evitar la pérdida de productividad laboral promoviendo la salud mental en el ámbito de trabajo. Para tal fin, MHE aconseja:

  • Desarrollar políticas para crear lugares de trabajo saludables que promuevan la salud mental, prevengan el estrés relacionado con el trabajo y aseguren la provisión de apoyos si es necesario, alejándose de las medidas simplistas que consideran que los problemas de salud mental pertenecen únicamente a cada persona a nivel individual.
  • -Formar en salud mental y dotar de habilidades a empleadores, gerentes de primera línea y empleados/as (por ejemplo, para detectar necesidades e iniciar conversaciones, responder adecuadamente ofreciendo el apoyo adecuado), alejándose de enfoques que se centran en las personas con el objetivo de “arreglarlas”, en pro de aquellos enfoques que se orientan a cambios culturales y estructurales para conseguir efectos positivos a largo plazo.
  • -Garantizar que los empleadores implementen ajustes razonables para aquellos/as empleados/as que presentan problemas de salud mental o que están en proceso de recuperación.
  • Asegurar condiciones de trabajo seguras, dignas y de apoyo para todo el personal laboral.
A nivel comunitario

Más allá del hogar, la educación y el empleo, es importante crear entornos de apoyo más amplios (por ejemplo, asociaciones, voluntarios, grupos y personas de gran calado social, equipos deportivos, etc.). Las investigaciones muestran que, la posibilidad de participar en las decisiones comunitarias, conducen a una salud mental positiva en todas las edades. Además, los actores comunitarios desempeñan un papel importante en la atención a las necesidades de salud mental de la población, brindando un apoyo de primera línea oportuno y culturalmente apropiado. En este sentido, MHE recomienda:

  • Establecer un entorno adecuado para los proveedores de la comunidad. Por ejemplo, los gobiernos deben poner a disposición de todas las personas diversos recursos (es decir, fondos y espacios) para llevar a cabo iniciativas comunitarias que puedan activar y fortalecer apoyos comunitarios útiles para las personas con problemas de salud mental.
  • -Garantizar la colaboración entre los profesionales de la salud y los actores comunitarios (por ejemplo, con prácticas como la derivación comunitaria), dotando a estos últimos con habilidades y formación sobre la salud mental y sus determinantes más amplios.
  • -Mejorar la calidad de la información presentada y retratada en los medios en torno a la salud mental, para combatir el estigma.
  • -Invertir en la alfabetización digital entre la población, especialmente las personas en situaciones de vulnerabilidad (p. ej., niños/as y jóvenes), incluida la concienciación sobre el uso y los riesgos digitales, para garantizar su seguridad cuando navegan por la red.
Es necesario desarrollar una Estrategia Europea de Salud Mental

El informe finaliza con una serie de recomendaciones generales a la Unión Europea, entre las que destaca la necesidad de desarrollar una estrategia de salud mental integral, interseccional y multisectorial que incluya un cronograma claro, un presupuesto adecuado, objetivos e indicadores para monitorear el progreso de la misma en los Estados miembros de la UE. Esto garantizará que el valor cada vez más alto que se otorga a la salud mental se corresponda con el compromiso, la participación y las inversiones.

En la misma línea, recomienda a la Comisión Europea que desarrolle una Estrategia europea de salud mental como tema de la próxima iniciativa sobre un enfoque integral de la salud mental (anunciada por la presidenta von der Leyen en el discurso sobre el estado de la Unión de 2022).

En el desarrollo y diseño de esta iniciativa considera esencial seguir un enfoque de “Salud mental en todas las políticas” y de cocreación (asegurando que todas las partes interesadas relevantes sean parte del proceso, incluidas las personas con experiencia vivida).

Asimismo, insta a adoptar una Directiva de la UE para abordar los riesgos psicológicos y sociales en el trabajo, y a establecer un Año Europeo de la Salud Mental para normalizar la conversación sobre la salud mental y fortalecer una mejor comprensión de los determinantes más amplios de la salud mental.

Se puede acceder al documento desde la página Web de MHE o bien directamente aquí:

Towards Mentally Healthy Communities Enabling Everybody to Thrive

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