Recomendaciones de la OMS para acabar con el estigma y la discriminación en salud mental
13 Nov 2024

El estigma y la discriminación relacionados con los problemas de salud mental están muy extendidos y son perjudiciales. Reducir el estigma y la discriminación puede beneficiar a las familias, las sociedades y las economías, y puede salvar vidas.

Así lo afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su “kit de herramientas Mosaico”, un documento a través del cual brinda orientación práctica para hacer frente al estigma y la discriminación en torno a los problemas de salud mental basándose, para ello, en tres principios básicos basados ​​en la evidencia: los programas contra el estigma deben estar dirigidos o co-dirigidos por personas con experiencia vivida; deben utilizar estrategias basadas en el contacto social y en colaboraciones inclusivas.

De acuerdo con el documento, la mayoría de las personas que viven con un problema de salud mental consideran que el estigma asociado es peor que el problema en si. Estas personas enfrentan una serie de creencias negativas e incorrectas (desinformación), actitudes negativas (prejuicios) y comportamientos negativos (discriminación) relacionados con su enfermedad, que les dificultan el vivir y prosperar. Estos tres componentes forman el estigma. El estigma y la discriminación son frecuentes en todas las culturas, independientemente de los síntomas o el diagnóstico específicos, y sus consecuencias son múltiples y especialmente dañinas: desde daños personales hasta daños sociales y económicos; desde angustia en la vida diaria hasta daños directos a la salud, según la OMS.

estigma y discriminación

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 28/10/24

Por ejemplo, las personas que sufren estigma y discriminación tienen menos probabilidades de buscar atención sanitaria cuando la necesitan; informan de una menor calidad de vida y una mayor desesperanza; tienen menos confianza y más probabilidades de sentirse solas; les resulta más difícil entablar relaciones o formar una familia; tienen más probabilidades de presentar ideación suicida; les resulta más difícil conseguir trabajo, estudiar o tener una vivienda segura; viven hasta 20 años menos que el resto de la población y, a menudo, se abstienen de buscar ayuda, lo que las expone a un mayor riesgo de enfermedad física y síntomas exacerbados.

La Organización destaca cuatro tipos de estigma, todos ellos nocivos para las personas:

  • El autoestigma, cuando la persona internaliza las actitudes prejuiciosas de los demás (p. ej., “No me siento bien porque soy débil” ).  Esto puede hacer se sienta impotente para cambiar su situación o que crea que debe renunciar a cosas que son importantes: el síndrome del “por qué intentarlo” (por ejemplo, “¿por qué debería intentar vivir de forma independiente? No puedo manejar una casa por mi cuenta”).
  • El estigma por asociación: cuando una persona es vista de manera negativa o maltratada debido a una relación o asociación con alguien perteneciente a un grupo estigmatizado, como una persona con un problema de salud mental. La familia o los amigos suelen ser los principales objetivos de dicho estigma, pero también puede incluir al personal de los centros de salud mental o de los hospitales. Este tipo de estigma puede generar vergüenza y culpa entre las familias, que pueden sentirse culpadas por “causar” la condición de salud mental. También puede provocar que las carreras universitarias en el ámbito de la atención de la salud mental se perciban como menos prestigiosas que las de la atención a la salud física.
  • El estigma público se refiere a los conocimientos, actitudes o comportamientos negativos de grandes grupos dentro de la sociedad hacia las personas con problemas de salud mental. Debido a este estigma, las personas pueden evitar buscar ayuda por su salud mental, lo que puede conllevar que el problema se cronifique.
  • La discriminación estructural, referida a injusticias a mayor escala, como leyes o políticas discriminatorias o asignaciones inadecuadas de fondos para la atención de la salud mental; puede moldear los sistemas de modo que dificulte a las personas con problemas de salud mental encontrar y mantener un trabajo, o recibir atención para su salud mental de alta calidad.
Reducir el estigma y la discriminación es clave para salvar vidas

Por lo tanto, reducir el estigma y la discriminación en materia de salud mental puede ayudar a las personas a sentirse más aceptadas en sus comunidades, más capaces en el trabajo y más optimistas sobre el futuro, alentándolas a buscar ayuda para recuperarse y reduciendo la exclusión social y el aislamiento. Además, puede beneficiar a las familias, las sociedades y las economía. La reducción del estigma también puede mejorar el acceso a la atención de la salud física, reduciendo la mortalidad prematura.

La Organización Mundial destaca en su documento que el estigma y la discriminación en materia de salud mental se pueden reducir de manera eficaz si se incorporan los siguientes tres principios básicos en cualquier actividad contra el estigma: liderazgo o co-liderazgo por parte de personas con experiencia vivida (esta participación debe ser significativa: “nada sobre nosotros sin nosotros”); contacto social entre personas con problemas de salud mental y aquellas que no presentan ninguno, y colaboraciones inclusivas, con una amplia variedad de grupos de la sociedad (por ej., miembros de la comunidad, proveedores de atención sanitaria y social, organizaciones sin ánimo de lucro, formuladores de políticas legislativas, medios de comunicación, investigadores, etc.).

Cada uno de estos grupos puede aportar perspectivas únicas, enriqueciendo así el trabajo contra el estigma planificado y haciéndolo más pertinente para el contexto específico y aceptable para sus partes interesadas.

Por ejemplo, la colaboración con los medios de comunicación puede facilitar que las actividades contra el estigma lleguen a un público más amplio y reduzcan la probabilidad de que los estereotipos se difundan o refuercen en las narraciones. Los investigadores pueden ayudar evaluando y supervisando cómo se están realizando las actividades y qué impacto están teniendo. La colaboración con comunidades de pares y grupos de autoayuda integrados y dirigidos por personas con experiencia vivida puede brindar espacios para promover el empoderamiento y la autoestima. Además, todas las partes interesadas que participan en una actividad o programa pueden utilizar sus redes para apoyar la comunicación de sus conocimientos y lecciones aprendidas, para informar las actividades contra el estigma a nivel nacional o incluso mundial.

El documento recuerda que tanto los medios tradicionales (periódicos, televisión, radio…) como los nuevos medios (por ejemplo, las redes sociales) pueden desempeñar un papel en la perpetuación del estigma, al hacer uso de un lenguaje que tergiversa y/o deshumaniza a las personas con problemas de salud mental, o reforzando estereotipos dañinos y falsos (como vincular los problemas de salud mental con la violencia) para justificar un mal trato. Sin embargo, señala, “los medios también pueden actuar como un poderoso agente en los esfuerzos por reducir el estigma y la discriminación”.

¿Cómo reducir el estigma y la discriminación?

La OMS afirma que existen formas eficaces y basadas en la evidencia para reducir el estigma. A este respecto, detalla en su kit de herramientas cómo desarrollar y poner en marcha un programa que utilice actividades basadas en evidencias para reducir el estigma y la discriminación utilizando los tres principios básicos señalados con anterioridad.

Estos tres principios pueden implementarse mediante un proceso de cuatro pasos: (1) identificar y definir objetivos; (2) planificar y preparar; (3) poner en marcha y aprender y (4) reflexionar y proceder.

Tal y como señala en su kit de herramientas, “reducir el estigma y la discriminación es un proceso gradual: se pueden lograr grandes impactos con pequeños pasos”. Así, cada pequeña acción ayuda a crear una sociedad más tolerante e inclusiva y, con el tiempo, estas acciones pueden conducir a cambios positivos en las políticas y las prácticas.

Los estudios de casos incluidos en este documento ilustran cómo estos principios se han puesto en práctica, a través de distintos programas y actividades contra el estigma en todo el mundo. Proporcionan ejemplos de diferentes contextos, mostrando cómo diversos proyectos, que van desde programas a gran escala hasta actividades a pequeña escala e incluso a nivel individual, pueden marcar la diferencia.

En palabras de la Organización Mundial, “es hora de acelerar y ampliar los programas contra el estigma en todo el mundo. Es hora de terminar con el estigma y la discriminación para siempre”.

Se puede acceder al documento completo desde la página Web de la OMS o bien directamente aquí:

Mosaic toolkit to end stigma and discrimination in mental health

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