Las actuales necesidades sociales en situaciones de crisis, emergencias y catástrofes, han llevado a que la actuación de los profesionales de la Psicología de emergencias se convierta en un servicio imprescindible de respuesta para la ciudadanía. Esto pone de relieve la trascendencia de trabajar en el diseño de una formación especializada de los psicólogos y las psicólogas de emergencias por parte de entidades gubernamentales, así como de asociaciones científicas y colegios profesionales, con el fin de garantizar el nivel mínimo y esencial de formación de estos profesionales para una intervención y asistencia de calidad en este ámbito de actuación de la Psicología.
Con esta introducción, se presenta un artículo publicado en la revista Papeles del Psicólogo, por los investigadores María Antonia Soto-Baño (Universidad Europea de Madrid) y Vicente Javier Clemente-Suárez (Universidad de la Costa), a través del cual presentan una aproximación a un modelo formativo basado en competencias, considerándolo como “una opción adecuada a seguir para alcanzar la regulación necesaria en la especialización de esta nueva profesión”.
Tal y como señalan los autores del documento, hay una mayor sensibilización en la sociedad en torno al impacto físico y mental que generan las situaciones de crisis, emergencias y desastres, así como un incremento en la demanda de contar con la asistencia de profesionales de la psicología de emergencias en estas situaciones. En esta misma línea, los organismos gestores de las mismas aportan dispositivos específicos de profesionales, para dar respuesta y atender “las necesidades de índole psicológica y de alto impacto emocional que se producen tanto de la población afectada, como en los profesionales pertenecientes a los servicios de intervención”.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 14/06/24
Un ejemplo del rol trascendental que desempeñan los y las profesionales de la Psicología de emergencias en nuestro país, es el abordaje que realizaron durante los atentados terroristas de Madrid (2004) y Barcelona (2017), los accidentes aéreos de Spanair (2008) y Germanwings (2015), el terremoto de Lorca (2011) o el accidente del tren Alvia en Santiago de Compostela (2012). Asimismo, estos/as profesionales participan en numerosas situaciones de emergencia ordinaria como accidentes de tráfico, suicidios, violencia de género, etc., en las cuales su labor se orienta a “minimizar el impacto psicológico ocasionado por las mismas como a prevenir la aparición de psicopatología postraumática futura”.
Según destaca este trabajo, la reciente crisis de la COVID-19 fue una situación sin precedentes que marcó “un antes y un después en el impacto a la salud mental de la población e impulsado iniciativas para contribuir a su atención y cuidado”. En este contexto, se pusieron en marcha múltiples dispositivos de psicólogos/as en la mayoría de países del mundo, incluida España, para asistir “tanto a la población como a profesionales, principalmente sanitarios, que realizaban labores de ayuda en los momentos más difíciles de la pandemia”.
En los últimos tiempos se viene debatiendo la importancia y necesidad de garantizar la especialización de los/as psicólogos/as de emergencias contando con una formación específica
Como consecuencia, se han ido impulsando diversas iniciativas (como la aprobación, por parte de la Unión Europea, del Reglamento 2021/241, de 12 de febrero de 2021, por el que establece el ‘Mecanismo de Recuperación y Resiliencia’ o la del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en España, en abril de 2021), que evidencian la trascendencia de impulsar acciones orientadas a garantizar “una adecuada asistencia en la salud mental ante situaciones de crisis, emergencias y catástrofes y, por tanto, acciones que garanticen la regulación formativa y especialización de los profesionales de la psicología de emergencias que intervendrán ante estas situaciones”.
A este respecto, los autores recuerdan que la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, destaca la relevancia de una adecuada formación y competencias en las personas especialistas en Ciencias de la Salud como principio fundamental sobre el que debe articularse el Sistema Nacional de Salud, siendo estas competencias “imprescindibles para la prestación de una atención de la salud de calidad y eficiente”.
En la misma línea, destacan cómo en los últimos tiempos se ha venido debatiendo la importancia y necesidad de que los y las profesionales de la Psicología de emergencias cuenten con una formación específica que garantice su especialización en este ámbito. A modo de ejemplo, esta petición aparece como objetivo dentro de las líneas futuras de desarrollo de la Psicología en España, en un documento de consenso suscrito por una veintena de Organizaciones de la Psicología vinculadas al ámbito sanitario -entre ellas, el Consejo General de la Psicología (COP).
Precisamente, el COP cuenta con una Acreditación Nacional de Psicólogo Experto en Psicología de Emergencias y Catástrofes, a través de la cual se establecen unos criterios mínimos de formación y experiencia en este ámbito con los que se garantice la cualificación profesional de estos/as psicólogos/as.
De acuerdo con los autores, actualmente, es más que imprescindible impulsar dos acciones muy concretas en este ámbito de actuación de la Psicología: “dotar de continuidad a los profesionales de la psicología de emergencias en su actividad laboral incorporándolos a los organismos de respuesta ante estas situaciones, y delimitar claramente su perfil profesional y garantizar la especialización y formación específica necesaria para el desempeño de esta profesión dentro de su marco competencial de actuación”.
En este artículo, plantean un modelo formativo de capacitación basado en competencias profesionales, para que pueda servir de iniciativa a la formación requerida ante una posible regularización de especialización de estos/as profesionales, e incluso para que sirva de base para la creación de un posible Diploma de Acreditación en Psicología de Emergencias.
Importancia de un Modelo Formativo Basado en Competencias
Como bien se indica aquí, es clave que un/a profesional pueda demostrar no sólo que es competente (que sabe) sino que, ante una situación real, sepa actuar y pueda demostrar su capacidad de desempeño (sabe cómo, lo demuestra y lo hace).
Los autores consideran que la Psicología debería introducir nuevos sistemas de aprendizaje y adquisición de perfiles profesionales basados en el concepto de “competencia profesional”, ya que, a su juicio, “los sistemas formativos excesivamente rígidos, como los modelos tradiciones de formación, cuentan con serias dificultades para adaptarse a la rapidez con la que surgen y cambian las necesidades de nuestra sociedad, y muy especialmente en el ámbito de actuación de este profesional de la psicología, como son las situaciones de crisis, emergencias o catástrofes”.
Asimismo, inciden en que, ante la ‘especial idiosincrasia’ de este perfil profesional, es necesaria la elaboración de una propuesta formativa y competencial específica, considerando que “no es oportuno, y supone un riesgo, que su formación quedase diluida dentro de otros programas formativos pertenecientes a otras áreas de la psicología como el Grado en Psicología, el Máster en Psicología General Sanitaria o el programa formativo PIR de Especialista en Psicología Clínica”.
Para los autores, los modelos tradicionales y de profesionalización basados en el sistema de residencia, son “inviables como planteamiento para la especialización” de los/as profesionales en Psicología de emergencias, “debido a su complejidad y no adecuación a las características y necesidades de esta disciplina en el momento actual”.
Es por ello por lo que ofrecen aquí una aproximación a un modelo formativo de especialización basado en competencias, que pueda servir de base a una nueva forma de acreditación y certificación profesional en el ámbito de la psicología de emergencias.
¿Qué competencias profesionales debe tener el/la Psicólogo/a de Emergencias?
En este sentido, recogen una serie de ejemplos de artículos que tienen como objetivo determinar el perfil competencial del psicólogo de emergencias, entre ellos, el estudio de Fernández-Millán, González-Cánovas y Fernández-Navas (2018), que analiza la labor del psicólogo de emergencias en los distintos Grupos de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPECs) de los Colegios Oficiales de Psicólogos nacionales y señala siete competencias que explicarían el 95,63% de las destrezas con las que debe contar un/a psicólogo/a para realizar un trabajo eficiente en este ámbito: resistencia a la tensión, comunicación, flexibilidad, empatía, colaboración, trabajo en equipo y conocimientos técnicos.
El modelo planteado en este artículo, parte de la premisa de que la definición de competencias a adquirir, debe estar orientada por las necesidades sociales y de los profesionales de la psicología. Y ello mediante unos objetivos generales de aprendizaje “que delimiten tanto los programas formativos como los criterios de evaluación de dichas competencias”.
A este respecto, se resumen en dos líneas básicas los objetivos generales de la formación psicológica en emergencias: aportar los conocimientos necesarios para la adecuada práctica de la psicología en situaciones de crisis, emergencias y catástrofes; y permitir la consecución de las habilidades y competencias necesarias para la atención integral a las víctimas, afectados, personal de intervención y gestores de éstas.
Los programas formativos basados en competencias deben asegurar que estos y estas profesionales cuenten con la preparación adecuada tanto en el conocimiento formativo de la disciplina y de su ámbito de actuación (para el correcto desempeño de su trabajo), como con las características psicológicas y emocionales necesarias desarrollar esta labor. Así, la formación “también debe ir orientada a minimizar las consecuencias del impacto psicológico y emocional directo o indirecto que pudiese darse en estas situaciones en su propia salud mental”.
Pruebas y Métodos de Evaluación de Competencias
En línea con las bases del modelo formativo basado en competencias que exponen, es crucial evaluar el conjunto de competencias profesionales que deben reunir los/as psicólogos/as de emergencias, “tanto por los comportamientos observables, como por los criterios de verificación que determinen la presencia de las mismas a través de instrumentos de medición y evaluación que establezcan dicho cumplimiento”.
Ante la complejidad que supone este proceso evaluativo en todos sus niveles, los autores señalan la trascendencia de contar con diferentes instrumentos para evaluar cada competencia profesional, combinando distintos métodos de evaluación y valoración para las diversas habilidades cognoscitivas y conductuales que componen el concepto de competencia profesional. Algunas de las pruebas y métodos evaluativos de competencias que se recogen en este artículo serían:
- Métodos para Evaluar los Niveles Cognitivos (conocimientos [Saber] y la competencia [Saber Cómo]): pruebas escritas; pruebas orales; publicaciones y trabajos científicos realizados por el/la profesional.
- Métodos Para Evaluar los Niveles Conductuales (actuación [Muestra Cómo] y Práctica [Hace]): Pruebas basadas en simulaciones; pruebas de observación directa; informes de práctica profesional (Este es buen método para evaluar la intervención realizada por el psicólogo ante una situación real concreta -valorando la contextualización, técnicas empleadas y resolución que realiza de la misma-, así como parapara conocer el grado de cumplimiento de estándares e indicadores de calidad); Feedback 360 (herramienta basada en la recopilación de información de múltiples fuentes; evaluación de diversos aspectos de la actividad del profesional por parte de múltiples personas presentes en su trabajo y también suele incluir la autoevaluación).
Es clave una coordinación y colaboración por parte de todos los organismos, asociaciones, colegios profesionales y expertos implicados
Los autores concluyen esperando que este documento inicie una reflexión y una futura línea de acción para la creación de nuevas especialidades en Psicología a través de la modalidad de creación de Diplomas de Acreditación, pues “lo importante para su obtención es que el psicólogo acredite contar con las competencias requeridas a través de la aportación de las pruebas establecidas para ello”.
Para ello, consideran trascendental una coordinación y colaboración por parte de todos los organismos gubernamentales implicados, colegios profesionales, asociaciones científicas y profesionales de la Psicología, “dejando atrás rigideces, rencillas y perjuicios que nos impidan avanzar en proporcionar a la sociedad un profesional de la psicología competente capaz de dar respuesta a las necesidades de salud mental en situaciones de crisis, emergencias y desastres”.
Se puede acceder al artículo desde la revista Papeles del Psicólogo o bien directamente aquí:
Soto-Baño, M. A., Clemente-Suárez, V. J. (2024). Psicología de emergencias: una nueva profesión para una actual necesidad social. Papeles del Psicólogo/Psychologist Papers, 45(2), 99-107. https://doi.org/10.23923/pap.psicol.3038