Propuestas para integrar la prevención en las políticas de drogas
15 Feb 2024

Promover e integrar la prevención en las políticas de drogas dirigida a todas las edades del desarrollo, favoreciendo una prevención más temprana, centrada en el individuo y la comunidad en lugar de en las drogas, e incorporando enfoques interseccionales en la prevención para abarcar a todos los colectivos en riesgo. Estas son algunas de las propuestas orientadas a la integración de la prevención en las políticas sobre drogas, recogidas en la Declaración de Oviedo, un documento fruto de una consulta organizada en junio de 2023 por Proyecto Hombre, que reunió en Oviedo a expertos internacionales y nacionales (entre ellos, José Ramón Fernández Hermida y Susana Al-Halabi, catedrático y profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo), para analizar entre todos/as estrategias eficaces orientadas a la prevención del consumo de drogas, en línea con los estándares científicos internacionales.

Con el fin de dar visibilidad a dichas estrategias y proponer recomendaciones concretas para reforzar el ámbito de la prevención a nivel global, se estableció un grupo de trabajo para desarrollar, en colaboración con múltiples expertos, una serie de propuestas redactadas en forma de Declaración, tal y como recogemos a continuación:

prevención en políticas de drogas
1. Solicitar a los países que dediquen, al menos, el 25% de su estrategia y presupuesto de reducción de la demanda de drogas a la prevención para el 2030

Dada la evidencia actual sobre una prevención efectiva y coste-efectiva, se insta a los países a alcanzar un consenso nacional para el año 2030, comprometiéndose a asignar a la prevención, y sostener en el tiempo, al menos una cuarta parte del presupuesto total de las políticas dirigidas a la reducción de la demanda de drogas. Ponen de relieve también la importancia de un equilibrio proporcional en las medidas para reducir la oferta y demanda de drogas, garantizando, a su vez, la salud pública y la seguridad de todas las personas y salvaguardando sus derechos humanos.

2. Promover un enfoque de prevención dirigido a todas las edades del desarrollo y favoreciendo una prevención más temprana

De acuerdo con el texto, la prevención debe comenzar “lo más temprano posible y considerar los períodos que van desde el embarazo, el periodo neonatal, la infancia y la adolescencia, identificando áreas prioritarias de intervención familiar, escolar y comunitaria, y continuar en la edad adulta”. En este sentido, destaca que una prevención efectiva tiene que estar centrada en “fortalecer los factores protectores y empoderar a las personas a lo largo de sus vidas a nivel personal, emocional y social”.

3. Fomentar la investigación y la evaluación para evitar estrategias de prevención ineficaces o contraproducentes

Con el objetivo de evitar políticas sobre drogas basadas en percepciones y creencias erróneas, los expertos inciden en la trascendencia de formular e implementar políticas de prevención incorporando intervenciones basadas en la evidencia, así como de utilizar mecanismos de evaluación sistemáticos, guiados por estándares internacionales, en ‘estrecha colaboración’ con el mundo académico y las organizaciones de la sociedad civil.

Asimismo, es esencial invertir en la transferencia de la investigación, para garantizar “la implementación de una prevención efectiva en diferentes contextos sociales, económicos, políticos y culturales”.

4. Ampliar la visión de las respuestas preventivas para desplazar el enfoque centrado en las drogas hacia el individuo y la comunidad

La relevancia de centrarse en la persona en lugar de en las drogas, responde al hecho de que las intervenciones preventivas tienen en cuenta así las vulnerabilidades a nivel individual y el potencial efecto protector de las estructuras sociales y del marco legislativo que rodean a la persona. De este modo, se posibilita tanto la prevención del todas las drogas en general “incluyendo el tabaco, el alcohol, el cannabis, los psicofármacos bajo prescripción y las nuevas sustancias sintéticas que presentan una alta prevalencia”-, como de las adicciones no relacionadas con sustancias (por ej., la ludopatía o los trastornos relacionados con los videojuegos).

5. Incorporar enfoques interseccionales en la prevención, que abarquen todos los colectivos en riesgo

Teniendo en cuenta que el impacto del consumo de drogas no es equitativo y depende en gran medida de determinantes sociales de la salud, en los que influyen diversos factores (por ej., las identidades relacionadas con el género, el origen étnico, la edad, la orientación sexual o el lugar de residencia), las estrategias de prevención deben incorporar un enfoque holístico e interseccional que aborde las diferentes vulnerabilidades para permitir el establecimiento de políticas más equitativas y justas.

Es fundamental cubrir y priorizar desde los servicios de prevención a los grupos más excluidos y estigmatizados, tales como, los menores no acompañados, las personas sin hogar, las personas con problemas de salud mental, las poblaciones migrantes y desplazadas o los pueblos indígenas, entre otros. Para ello, es crucial que la respuesta se adapte a las necesidades específicas de cada individuo en cada contexto.

6. Impulsar sistemas de prevención que involucren múltiples actores y que documenten la efectividad y rentabilidad para su implementación global

Los sistemas de prevención deben reunir diversas medidas y esfuerzos coordinados por parte de múltiples sectores gubernamentales, no gubernamentales y comunitarios, con el propósito de ofrecer servicios a mayor escala, a niños, niñas y jóvenes, y en diferentes edades de desarrollo. Los países “deberían beneficiarse de los servicios de prevención disponibles a nivel nacional y local y alinearlos con los estándares científicos internacionales”. En este sentido, se insta a aumentar la inversión, con el fin de reproducir modelos de prevención que han evidenciado ser eficaces y rentables a nivel internacional.

7. Proporcionar cobertura universal desde una atención continua

En este punto, se recomienda que los países brinden una prevención del consumo de drogas que sea accesible y asequible para todas las personas, global y localmente, en línea con un enfoque de salud pública, y que esté interconectada, “desde una atención continua, con la promoción de la salud, la detección e intervención tempranas, la reducción de daños, el tratamiento de adicciones, la rehabilitación y la integración social”.

8. Priorizar la acción en los países de renta baja y media

Se recuerda aquí la posible falta de infraestructuras básicas de atención social y sanitaria en aquellos países de renta baja y media, y en las regiones que atraviesan crisis humanitarias, para subrayar la necesidad de invertir en prevención en estos contextos.

Para ello, es trascendental que se establezcan alianzas firmes entre gobiernos, organizaciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado, así como un intercambio de experiencias en prevención “desde un enfoque de Acción Sin Daño”, que tenga en cuenta la contextualización y adaptación local de las intervenciones. En la misma línea, la declaración insta a implementar iniciativas dirigidas al empoderamiento de las familias, otras personas cuidadoras y líderes juveniles y comunitarios.

9. Capacitar a las generaciones actuales y futuras de profesionales de la prevención

Atendiendo al rol esencial que desempeñan los y las profesionales a la hora de llevar a cabo una prevención eficaz, es recomendable que la comunidad educativa incorporela ciencia de la prevención de conductas de riesgo en los planes de estudio troncales y obligatorios en la enseñanza de las ciencias de la salud, la educación y sociales”.

Asimismo, es necesario contar “con procesos de certificación y de formación continua de los y las profesionales de la prevención a lo largo de su carrera laboral y garantizar condiciones de apoyo para evitar el burn-out”.

10. Dar seguimiento del estado de las políticas de prevención a través de una supervisión responsable

La Declaración invita a los países, la Comisión de Estupefacientes, la UNODC, la OMS y organizaciones relacionadas a que realicen una evaluación adecuada de “la cobertura, pertinencia, implementación, inversión y efectividad de las políticas de prevención de drogodependencias en sus jurisdicciones mediante sistemas permanentes de monitorización y de recogida y análisis de datos a través de informes internacionales, regionales, nacionales y locales o evaluaciones ad hoc, en sólida colaboración con la sociedad civil”.

Esta Declaración se presentará en el 67º período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas del 18 al 22 de marzo de 2024. Para apoyarla y adherirse a ella, se puede acceder al siguiente enlace: www.oviedodeclaration.org

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