Pautas psicológicas frente a los incendios en España
30 Jul 2024

En las últimas semanas, coincidiendo con las altas temperaturas ocasionadas por la ola de calor que está asolando España, se han declarado varios incendios en distintos puntos de la geografía española. Lamentablemente, los incendios forestales son un fenómeno generalizado y duradero en países de clima mediterráneo como España, siendo poco previsible que desaparezca a corto o medio plazo (Muñoz, 1995). De hecho, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el nivel de riesgo de incendios forestales a finales de este mes de julio de 2024 (estimado a partir de datos meteorológicos y de modelos numéricos de predicción del tiempo) oscila entre muy alto y extremo en gran parte de nuestro país.

Pese a que se ha registrado un menor número de incendios hasta la fecha, de acuerdo con los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) (que se obtienen a través del programa Copernicus), España ocupa el tercer puesto en superficie forestal afectada, precedida por Grecia (174.773 ha) e Italia (97.595 ha). La superficie relativa respecto al total del país se sitúa en un 0,17 por ciento, siendo el quinto país con mayor afección tras Grecia (1,32) y Portugal (0,40), Chipre (0,34) e Italia (0,32).

incendios
Fuente: freepik. Foto: pvproductions. Fecha: 29/07/24
Los expertos advierten de un aumento en la probabilidad de incendios catastróficos a nivel mundial para el año 2050

A este respecto, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente alerta de que los incendios forestales son cada vez más intensos y frecuentes, devastando comunidades y ecosistemas a su paso, previéndose un importante aumento en la probabilidad de incendios forestales catastróficos a nivel mundial para el año 2050, debido, principalmente, al cambio climático y al cambio en el uso de la tierra (United Nations Environment Programme, 2022).

En la misma línea, el informe pone de relieve cómo los incendios empeoran con el cambio climático a través del aumento de la sequía -factor que influye negativamente en las labores de prevención y extinción (Muñoz, 1995)-, las altas temperaturas del aire, la baja humedad relativa, los rayos y los fuertes vientos, lo que resulta en temporadas de incendios más cálidas, secas y prolongadas. A su vez, los incendios forestales agravan el cambio climático, devastando ecosistemas sensibles y ricos en carbono y emitiendo gases de efecto invernadero en la atmósfera, lo que contribuye al aumento del calentamiento global.

Como consecuencia del cambio climático, los expertos advierten de que, en las próximas décadas, es probable que los fenómenos meteorológicos extremos se hagan más intensos y frecuentes en toda Europa y en el Mediterráneo, en particular (Ascaso y col., 2024), lo que, de acuerdo con la evidencia, aumentará aún más la probabilidad de incendios.

Sin embargo, no podemos dejar de considerar que dicha problemática está, al menos en parte, enraizada en el comportamiento humano (Lange, 2018), siendo fundamental el papel que desempeñan la conducta y las decisiones humanas en la aceleración del cambio climático, así como en la ocurrencia y frecuencia de los incendios forestales (Mann y col., 2017). Así, a la falta de percepción de riesgo por parte de algunas personas (Eiser et al. 2012), se añaden conductas negligentes como lanzar colillas encendidas, la quema de escombros, fogatas que se dejan desatendidas, el uso de pirotecnia, o los actos intencionados para provocar el fuego (Graia y col., 2017; Mann y col., 2017).

Junto a los considerables peligros ambientales y de seguridad, y los serios efectos ecológicos y socioeconómicos derivados de los incendios forestales (Graia y col., 2017), situaciones vividas como la destrucción y pérdida del hogar, de las pertenencias, la amenaza a la seguridad personal y a la de los seres queridos, pueden tener consecuencias significativas en la salud mental de los supervivientes, que persisten durante años (Eboreime y Agyapong, 2021).

Tras un incendio forestal, diversos estudios han encontrado mayor tasa de problemas de salud mental en población adulta y pediátrica

La ocurrencia de un incendio forestal puede generar sentimientos de confusión, ira, miedo y pérdida en las personas. Diversos estudios han encontrado una mayor tasa de problemas de salud mental después de un incendio forestal tanto en la población adulta como en la pediátrica (principalmente, trastorno por estrés postraumático, depresión y ansiedad generalizada), con una serie de factores de riesgo asociados, siendo los más significativos las características del trauma del incendio forestal en sí.

Han surgido en los últimos años varios términos nuevos en la literatura como consecuencia de una mayor conciencia y comprensión del impacto de los desastres naturales en la salud mental, observándose que algunas personas pueden sufrir angustia psicológica por la pérdida de un paisaje valioso debido a un incendio forestal (solastalgia) o como resultado de largos períodos de exposición al humo (Eisenman et al. 2015; Dodd et al. 2018; Burkhardt et al., 2020; Eboreime y Agyapong, 2021).

De igual modo, un reciente estudio liderado por el Instituto de Salud Carlos III pone de relieve la relación entre la contaminación del aire por partículas derivadas de incendios forestales, con los ingresos hospitalarios relacionados con problemas psicológicos y de salud mental, así como con las urgencias vinculadas problemas de depresión o ansiedad. Según los investigadores, entre cinco y seis días después de un gran incendio se registra un aumento en los ingresos relacionados con salud mental (Ruiz-Páez y col., 2024).

Tal y como señala la APA (American Psychological Association, 2013), comprender las respuestas a este tipo de catástrofes puede ayudar a las personas a sobrellevar de manera efectiva sus sentimientos, pensamientos y comportamientos, a medida que se recuperan de esta situación. De acuerdo con la Asociación, la conmoción y la negación son respuestas típicas a un desastre natural de esta índole; una vez superado el shock inicial, las reacciones varían de una persona a otra, siendo las más comunes las siguientes:

  • Los sentimientos se vuelven intensos y en ocasiones impredecibles: se puede experimentar una mayor irritabilidad, con oscilaciones en el estado de ánimo.
  • Los pensamientos y los patrones de comportamiento se ven afectados. Es posible que tenga recuerdos repetidos y vívidos sobre el incendio. Esos flashbacks pueden ocurrir sin motivo aparente y provocar reacciones físicas como aceleración del ritmo cardíaco o sudoración. Esto puede dificultar la concentración o la toma de decisiones. Los patrones de sueño y alimentación también pueden verse alterados.
  • Las reacciones emocionales recurrentes son comunes. Los recordatorios o “desencadenantes” como el humo, las cenizas, las sirenas o ver un camión de bomberos pueden provocar ansiedad. Estos «desencadenantes» pueden ir acompañados de miedo a que se repita el evento estresante.
  • Las relaciones interpersonales pueden volverse tensas, pudiendo llegar a discutir con familiares o amigos, o incluso aislarse y evitar realizar las actividades habituales.
  • Los síntomas físicos pueden acompañar al estrés extremo. Por ejemplo, pueden producirse dolores de cabeza, náuseas y dolor en el pecho, que requieran atención médica. A su vez, las condiciones médicas preexistentes pueden empeorar debido al estrés.

Dado lo expuesto, la APA recoge una serie de recomendaciones para ayudar a restaurar el bienestar emocional y la sensación de control en la vida de las personas, entre ellas, las siguientes:

  • Date un tiempo para adaptarte: ten en cuenta que este será un momento difícil en tu vida. Permítete llorar las pérdidas que has experimentado. Pide apoyo a las personas que se preocupan por ti y que escucharán tus preocupaciones.
  • Trata de limitar las noticias que recibes, ya sea a través de Internet, en la televisión u otros medios de comunicación. Estar sobreexpuesto a las noticias puede elevar tu estrés.
  • Infórmate sobre grupos de apoyo locales, especialmente, aquellos que estén dirigidos por profesionales debidamente capacitados y con experiencia, como los psicólogos. Estos grupos pueden ser especialmente útiles para personas con sistemas de apoyo personal limitados.
  • Lleva a cabo hábitos y comportamientos saludables para mejorar tu capacidad de lidiar con el estrés excesivo. Si tienes problemas de sueño, las técnicas de relajación pueden ser de gran utilidad. Evita el alcohol u otras drogas, porque pueden reprimir tus sentimientos en lugar de ayudarte a manejar o reducir tu angustia, y contribuyen a intensificar tu dolor emocional y/o físico.
Concretamente, en los/as niños/as, tanto el comportamiento como el rendimiento escolar pueden verse afectados

La ansiedad y el miedo intensos que, a menudo, siguen a una catástrofe de este tipo, pueden ser particularmente preocupantes para los niños y las niñas, especialmente, si han sido testigos del incendio, y han sufrido pérdidas. Tanto el comportamiento (retraimiento social, irritabilidad, problemas de sueño y/o pesadillas) como el rendimiento escolar pueden verse afectados.

En estos casos, con el fin de ayudar a aliviar las consecuencias emocionales del incendio, la Asociación recomienda a padres y cuidadores lo siguiente:

  • Pasa más tiempo con los niños durante los meses posteriores al incendio. El afecto puede ser reconfortante para los y las menores que han experimentado un trauma.
  • Proporciónales experiencias de juego para ayudar a aliviar la tensión. A los niños más pequeños, en particular, les puede resultar más fácil compartir sus ideas y sentimientos sobre el incendio a través de actividades no verbales, como dibujar.
  • Anima a los niños mayores a hablar contigo y entre ellos sobre sus pensamientos y sentimientos, ayudándoles así a reducir su confusión y ansiedad sobre el desastre. Responde a sus preguntas en términos que puedan comprender, garantizándoles tu apoyo, preocupación y comprensión sobre sus miedos y preocupaciones.
  • Mantén horarios, rutinas y hábitos regulares, restaurando la sensación de seguridad y normalidad.
  • Reduce la exposición de los niños a las noticias.

Cabe señalar que, incluso si una persona no se ha visto afectada directamente por los incendios forestales, puede experimentar una sensación de angustia o vulnerabilidad al vivir cerca del lugar donde están ocurriendo, conocer a personas afectadas por el desastre, o al ver a través de los medios cómo se desarrolla la catástrofe.

A este respecto, la APA (2021) subraya la relevancia de tomarse un descanso de noticias. Asimismo, recuerda que son comunes sentimientos tanto de alivio como de culpa por no verse afectados/as por el desastre. Ante esto, considera prioritario mantener las cosas en perspectiva, concentrándose en todo lo positivo.

Es clave contar con profesionales de la Psicología expertos en el abordaje de este tipo de catástrofes y emergencias

Si bien las recomendaciones de la Asociación pueden ser de gran utilidad para muchas personas, teniendo en cuenta que la exposición a este tipo de desastres puede generar síntomas psicológicos considerables, es esencial contar con servicios para una atención eficaz a la salud mental de los afectados y las afectadas (Papanicolau y col., 2011).

Concretamente, es clave contar con profesionales de la Psicología, expertos en el abordaje de este tipo de catástrofes y emergencias. Sin embargo, pese a su importancia, en nuestro país el número de psicólogos en la Sanidad pública sigue siendo insuficiente: el sistema sanitario público en España apenas facilita tratamientos psicológicos, y los que presta son en condiciones inadecuadas, por las largas listas de espera y la escasa frecuencia de las sesiones. En este sentido, es trascendental aumentar el número de psicólogos clínicos en el Sistema Nacional de Salud, para alinearnos con los países de nuestro entorno, una medida puesta de relieve en numerosas ocasiones por el Consejo General de la Psicología.

A este respecto, y dada la grave situación que se está viviendo actualmente en España como consecuencia de los incendios forestales, el COP, la Psicofundación y la SEPCyS, ponen a disposición de toda la población este recurso que permite contactar con profesionales de la Psicología en todo el territorio nacional con la garantía de que son profesionales acreditados y colegiados:

Busco Psicólogo · Consejo General de la Psicología de España (buscopsicologo.es)

A continuación, presentamos un video resumen:

Para consultar las referencias bibliográficas, pincha aquí:

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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