Los mitos en torno al consumo de alcohol son uno de los factores que han hecho que su consumo entre los jóvenes, especialmente entre los menores de edad, sea un problema a nivel mundial. A medida que los jóvenes atraviesan la transición hacia la edad adulta, se enfrentan a diversas presiones y desafíos, y el consumo de alcohol a menudo se presenta como una forma de escape, de experimentación o de búsqueda de aceptación social.
Sin embargo, el consumo de alcohol en jóvenes puede tener consecuencias negativas tanto a corto como a largo plazo. A nivel físico, el consumo excesivo de alcohol puede causar daños en el sistema nervioso, el hígado, el corazón y otros órganos, así como aumentar el riesgo de accidentes y comportamientos de riesgo. A nivel psicológico, el alcohol puede afectar el desarrollo cognitivo y emocional de los jóvenes, contribuyendo a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad.
El entorno social también desempeña un papel importante en el consumo de alcohol en los jóvenes. La presión de grupo, la publicidad y la fácil accesibilidad a bebidas alcohólicas pueden influir en las decisiones de los jóvenes en cuanto al consumo de alcohol. Además, los modelos de comportamiento que los jóvenes observan en su entorno, como familiares o amigos que consumen alcohol de manera problemática, pueden normalizar su uso y aumentar la probabilidad de que ellos también lo hagan.
Para abordar el problema del consumo de alcohol en jóvenes, es fundamental, entre otras cuestiones, proporcionar información clara y precisa sobre los riesgos y consecuencias del consumo de alcohol, así como promover habilidades de toma de decisiones saludables y estrategias de resistencia a la presión de grupo.
Con la finalidad de combatir los mitos y creencias erróneas sobre el consumo de alcohol, la agencia Substance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA) ha elaborado una hoja informativa con información para su difusión entre los jóvenes, que recoge los siguientes mitos:
Mito 1: Todos los demás chicos y chicas beben alcohol. Necesitas beber para encajar.
Realidad: No te creas las exageraciones. La mayoría de los jóvenes no beben alcohol. Los estudios demuestran que casi el 85% de los jóvenes de 12 a 20 años no han bebido en el último mes.
Mito 2: Beber alcohol hará que le caigas bien a la gente.
Realidad: No hay nada agradable en ir dando tumbos, tropezar, desmayarse o vomitarse encima. Beber alcohol también te provoca mal aliento.
Mito 3: Beber es una buena forma de relajarse en las fiestas.
Realidad: Beber es una forma estúpida de relajarse. Puede hacer que actúes como un tonto, que digas cosas que no deberías decir y hacer cosas que normalmente no harías. De hecho, beber puede aumentar la probabilidad de peleas y de relaciones sexuales de riesgo.
Mito 4: El alcohol no es tan perjudicial como otras drogas.
Realidad: El cerebro no deja de crecer hasta los 25 años y beber puede afectar a su desarrollo. Además, el alcohol aumenta el riesgo de muchas enfermedades, como el cáncer. También puede provocar accidentes y lesiones que requieren atención en urgencias.
Mito 5: La cerveza y el vino son más seguros que el licor.
Realidad: El alcohol es alcohol. Una cerveza de 330 ml, un vaso de vino 150 ml y un chupito de licor (45 ml) tienen la misma cantidad de alcohol.
Mito 6: Puedes recuperar la sobriedad rápidamente dándote una ducha fría o tomando café.
Realidad: No existe ningún remedio mágico que te ayude a recuperar la sobriedad. Una bebida alcohólica puede tardar al menos una hora en desaparecer y a veces incluso más. Y no hay nada que puedas hacer para que ese proceso sea más rápido.
Mito 7: No hay por qué esperar a ser mayor de edad para beber.
Realidad: Cuando eres joven, beber alcohol puede dificultar aprender cosas nuevas. Además, las personas que empiezan a beber antes de los 15 años tienen más probabilidades de desarrollar un problema con la bebida en algún momento de su vida en comparación con las que empiezan a beber a los 21 años o más.
Mito 8: Puedes beber alcohol y no te meterás en problemas.
Realidad: Existen leyes que establecen una edad mínima para consumir alcohol. En España son los 18 años. Beber por debajo de esa edad supone una infracción que puede derivar en una multa.