La prevalencia de los trastornos de ansiedad en la población general es del 12,6%, con mayor proporción entre las mujeres (16,5%) que entre los hombres (8,7%). Los datos relativos al tratamiento en atención primaria, muestran que al 43,6% de las mujeres y al 33,3% de los hombres con trastorno de ansiedad se les prescribe, mínimo, un envase anual de ansiolíticos y/o de antidepresivos con efecto ansiolítico, mientras que el 57,4% de las mujeres y el 45,3% de los hombres con depresión tienen prescrito, al menos, un envase de antidepresivos y otro de ansiolíticos.
Estos son algunos de los datos recogidos en el informe sobre “Caracterización de los problemas de salud no transmisibles a partir de los registros clínicos de atención primaria”, un documento publicado por el Ministerio de Sanidad, a través del cual recoge una serie de datos extraídos de la Base de datos clínicos de atención primaria (BDCAP) en torno a la prevalencia y las intervenciones realizadas (interconsultas, ingresos hospitalarios, prescripciones farmacológicas, etc.), para una serie de problemas de salud no transmisibles, entre los que incluyen, los problemas de salud mental.
La BDCAP recoge información clínica codificada y normalizada, con carácter anual sobre la atención prestada en el primer nivel de atención. Sus datos se extraen de una amplia muestra aleatoria de las historias clínicas de la población asignada a atención primaria, con representación a nivel de comunidad autónoma.
El ámbito de Atención Primaria es el contexto adecuado para el estudio de los problemas de salud no transmisibles
Tal y como señalan los autores de este informe, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los problemas de salud no transmisibles “suelen tener una evolución crónica y son el resultado de una combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y de comportamiento”. Estos problemas de salud constituyen un conjunto diferenciado por su especial relevancia, dada la evolución de sus parámetros epidemiológicos de frecuencia y gravedad a lo largo de las últimas décadas, hasta el punto que, según advierten, “dichos indicadores han llegado a alcanzar dimensiones epidémicas”. Por este motivo, la OMS amplió hasta 2030 su Plan de acción Mundial para la Prevención y Control de las Enfermedades No Transmisibles, instando a los países a elaborar una hoja de ruta para su aplicación entre 2023 y 2030, con el fin de acelerar los avances en su prevención y control.
Sin embargo, a pesar de que algunas medidas y reglamentos europeos consideran prioritario contar con datos sobre este tipo de problemas de salud, “no existe un acuerdo generalizado sobre cuáles han de ser los problemas de salud que se analicen conjuntamente bajo la denominación de ‘no transmisibles’”.
Asimismo, teniendo en cuenta que para la mayoría de estos problemas de salud la cronicidad constituye una de las características diferenciales, el ámbito asistencial de Atención Primaria es un contexto adecuado para el estudio de los problemas de salud no transmisibles, al ser la “práctica asistencial sanitaria más próxima al medio natural en el que las personas desarrollan sus actividades cotidianas”, así como por la posibilidad de continuidad en la atención, su accesibilidad y su carácter integral y biopsicosocial, en el abordaje de problemas que se mantienen activos durante largos períodos de tiempo.
El informe recoge datos relativos a los problemas de salud crónicos, relativamente frecuentes y vulnerables registrados en AP
Atendiendo a lo expuesto y basándose en los datos de la BCAP, el informe recoge los problemas de salud crónicos, relativamente frecuentes y vulnerables, categorizándolos por especialidad y analizándolos de manera relacionada con la que se utiliza en la observación de los problemas de salud transmisibles. A través de este estudio observacional transversal de carácter descriptivo, los autores pretenden así poner de relieve que los problemas de salud no transmisibles “pueden y deben ser objeto de una análisis o vigilancia especial en razón fundamentalmente de su vulnerabilidad o posibilidad de ser abordados de forma que se reduzcan sus efectos sobre las personas”.
Además de problemas incluidos clásicamente bajo la rúbrica de ‘problemas de salud no transmisibles’, como los problemas de salud del ámbito cardiovascular y sus factores de riesgo, los de la salud mental y los respiratorios crónicos, el documento aborda también una representación de los problemas de todos los aparatos y sistemas seleccionados con criterios de frecuencia, carga de enfermedad/gravedad y vulnerabilidad (a saber, problemas de salud de los sentidos (sordera y ceguera), del aparato locomotor (artrosis o síndrome de columna vertebral), neurológicos como la demencia, úlcera crónica de la piel, anemias o problemas no graves, pero que cursan con importante carga de sufrimiento, como síndrome de colon irritable, la incontinencia urinaria, la endometriosis o la hipertrofia prostática benigna).
Concretamente, con respecto al ámbito de la salud mental, destacan los siguientes datos:
Prevalencia general
Con una prevalencia del 12%, los trastornos de ansiedad se sitúan por encima del 10% con respecto a la población general -por detrás de los trastornos lipídicos (21,2%), la hipertensión arterial (18,4%) y los síndromes de columna vertebral (13,9%)-, registrándose 126,9 casos en por cada 1.000 habitantes. Se observan diferencias en función del sexo: 8,7% los hombres y 16,5% las mujeres.
Los trastornos del sueño se sitúan en sexto lugar en cuanto a prevalencia en población general, registrando un 7,9% (7,4% hombres y 8,4% mujeres) y la depresión ocupa el puesto 15, con el 4,7% (2,7% hombres y 6,6% mujeres), con 78,8 y 46,8 casos registrados por cada 1.000 habitantes, respectivamente.
En personas menores de 20 años, la prevalencia de trastorno hipercinético es de 0,77% (1,16% chicos y 0,39% chicas).
En relación con la evolución temporal de la prevalencia (ajustada por edad), el informe detecta una tendencia creciente en el trastorno de ansiedad, la depresión, el T. hipercinético y los trastornos del sueño.
Población de 75 años o más
En personas a partir de 75 años, la prevalencia de los trastornos de ansiedad es del 14,4%, situándose en el puesto 11, por detrás de los trastornos del sueño (que se sitúa en noveno lugar con el 18,5%) y de otros problemas de salud más prevalentes en esta población como la hipertensión arterial (67,2%), el trastorno lipídico (52,1%), la hipertrofia prostática benigna (el 39,9% de los hombres), la artrosis (37,3%) o las cataratas (37,3%). Del conjunto de problemas de salud no transmisibles en esta población de edad, la depresión se sitúa en el puesto 17, con una prevalencia del 10,0%.
Prevalencia por sexo
Según afirman los autores, “la gran mayoría de los problemas de salud son padecidos principalmente por mujeres”. A este respecto, más del 60% de las personas diagnosticadas con ansiedad y más del 70% de las que reciben el diagnóstico de depresión, son mujeres (66,3% ansiedad y 72,0% depresión), siendo el trastorno hipercinético (en menores de 20 años), junto con la cardiopatía isquémica y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, los únicos tres problemas de salud no transmisibles en los que los hombres constituyen más del 60% de las personas diagnosticadas (74,2% hombres diagnosticados con trastorno hipercinético).
Sin embargo, no se observan apenas diferencias en relación con los trastornos del sueño.
Prevalencia por edad
La mayoría de los problemas de salud se incrementa con la edad, con mayor o menor pendiente, o con inicio del incremento más o menos temprano, y desciende su frecuencia a partir de los 85 o 95 años. Mientras que en los trastornos de ansiedad el patrón de distribución por edad es más bien estable a partir de los 15 años, se observa que la depresión y los trastornos del sueño son de inicio más temprano y aumentan con la edad (reduciéndose su prevalencia a partir de los 85/90+ años). Por su parte, el patrón observado en el trastorno hipercinético registra una curva ascendente en la infancia, con su punto más alto entre los 15 y los 19 años.
Prevalencia por tamaño de municipio y país de nacimiento
Mientras que no se observa diferencias de prevalencia, tras el ajuste por edad, por tamaño de municipio en la gran mayoría de problemas, sí hay excepciones. En relación con los problemas de salud mental, la depresión tiende a ser más frecuente a medida que aumenta el tamaño municipal, mientras que los trastornos del sueño aparecen con más frecuencia en las grandes aglomeraciones (+500.000 habitantes), y el trastorno hipercinético –en menores de 20 años- en ciudades grandes (100-500.000 habitantes); sin embargo, el trastorno de ansiedad es más frecuente en los municipios medianos (10-50.000 habitantes).
Estos problemas de salud no transmisibles son más frecuentes en los nacidos en España que en los extranjeros -tras el ajuste por edad-, en especial (con frecuencia superior a dos veces): el trastorno de ansiedad y el trastorno hipercinético (junto con el asma y la endometriosis).
Datos relativos a interconsultas
Según indica el informe, una gran parte de las personas con problemas de salud no transmisibles son remitidas para interconsulta con especialista de referencia, con una frecuencia entre 2 y 5 veces mayor que la población general. El documento recoge especialidad o especialidades de referencia de cada problema de salud, comparando, mediante una ratio, el porcentaje de personas con algún problema de salud con, al menos, una interconsulta al año (ICPS), con respecto al porcentaje de población en general con alguna interconsulta (ICPG).
En relación con la especialidad de Psiquiatría, los datos muestran el 40,96% de las personas consultan por depresión y ansiedad, en comparación con el 13,97% de la población en general, con una ratio ICPS/ICPG de 2,9%. El 87,37% consulta por un trastorno hipercinético, frente al 16,77% de la población (ratio de 5,2%) y el 26,91% lo hacen a causa de un trastorno de sueño, en comparación con el 13,97% de la población (ratio ICPS/ICPG de 1,9%).
Al 43,6% de las mujeres y el 33,3% de los hombres con trastorno de ansiedad se le ha prescrito al menos un envase al año de ansiolíticos
Para cada problema de salud el informe presenta dos tipos de indicadores, referidos a prescripciones farmacológicas: porcentaje de personas con al menos un envase con prescripción médica y dispensado en una farmacia y cantidad de fármacos prescritos para el tratamiento de un problema de salud no transmisible determinado, consumidos en términos de DHD (Dosis por mil personas y día).
En lo referente a los problemas del ámbito de la salud mental, se observa que el 43,6% de las mujeres y el 33,3% de los hombres con trastorno de ansiedad ha recibido, al menos, un envase al año de ansiolíticos y de antidepresivos con más efecto ansiolítico (paroxetina, sertralina, venlafaxina), el 9,9% y 6,9% respectivamente.
Prácticamente la totalidad de los ansiolíticos consumidos son de tipo benzodiacepina. De acuerdo con los autores, tres principios activos constituyen el 90% de las DHD: alprazolam (35%), lorazepam (34%) y diacepam (20%).
El 57,4% de las mujeres y el 45,3% de los hombres con depresión tiene prescrito, mínimo, un envase de antidepresivos y otros de ansiolíticos al año
Se registra también que el 57,4% de las mujeres y el 45,3% de los hombres con depresión tiene prescrito, al menos, un envase de antidepresivos y otro de ansiolíticos (el 49,9% y el 37,3%, respectivamente). La mayoría de las DHD consumidas de antidepresivos corresponden al tipo ISRS (54%) -sertralina, escitalopram, paroxetina-, mientras que el 41% corresponden a antidepresivos de segunda línea -venlafaxina, duloxetina, desvenlafaxina-.
El 21,7% de las mujeres y el 14,7% de los hombres con trastorno del sueño han recibido un envase anual de hipnóticos y sedantes. El 71% de las DHD consumidas corresponden a lormetazepam y análogos y el 28% a zolpidem y similares. De forma adicional, un 43,5% de las mujeres y el 28,0% de los hombres con insomnio han recibido al menos un envase anual de ansiolíticos tipo benzodiacepina
Por su parte, el 32,5% de las personas menores de 20 años con trastorno hipercinético reciben al menos un envase al año de psicoestimulante. El 79% del total de DHD consumidas corresponden a metilfenidato, el 14,6% a lisanfetamina y el 6,3% a la atomoxetina.
Los datos actuales sitúan a los hipnosedantes como la tercera droga más consumida por la población española y la cuarta más consumida entre los/as estudiantes de 14 a 18 años
Llaman especialmente la atención estas cifras relativas a la prescripción de psicofármacos, especialmente, si se tienen en cuenta los últimos datos sobre drogas en nuestro país, entre ellos, los siguientes:
-El Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), que sitúa a los hipnosedantes con o sin receta como la tercera droga más consumida durante los últimos 12 meses por la población española de 15-64 años (por detrás del alcohol y el tabaco), siendo su edad de inicio de consumo más tardía, con mayor proporción entre las mujeres y con una tendencia de consumo que va en aumento. Siendo además, junto con el alcohol, las sustancias que más urgencias hospitalarias generan en España, por encima de las sustancias ilegales.
-La Encuesta sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) correspondiente el año 2023, que advierte de que los hipnosedantes se consolidan como la cuarta droga más consumida entre los y las estudiantes de Enseñanza Secundaria de 14 a 18 años (edad media de inicio de consumo a los 14,1), alcanzando las prevalencias de consumo más elevadas de toda la serie histórica. Asimismo, la encuesta destaca que el 7,3% del alumnado afirma haber consumido alguna vez en la vida sustancias estimulantes para mejorar el rendimiento en el estudio, el 18,9% de ellos, ha tomado metilfenidato con esta finalidad.
Una medida eficaz sería la incorporación de psicólogos/as clínicos/as en atención primaria
Atendiendo a las cifras del último Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2022, publicado por el Ministerio de Sanidad, donde alerta de una tendencia creciente de consultas en atención primaria por trastornos de ansiedad, problemas de sueño y depresión, así como en el consumo de antidepresivos e hipnóticos y sedantes, y dados los múltiples estudios que ponen de relieve la mayor coste-eficacia de los tratamientos psicológicos en el abordaje de estos problemas de salud mental, en comparación con la del tratamiento habitual ofrecido en AP (esto es, psicofarmacológico), se hace más que evidente la necesidad de implementar dentro de este primer nivel de atención a la salud, terapias psicológicas basadas en la evidencia.
La inclusión de la figura del psicólogo clínico en atención primaria y el aumento de estos y estas profesionales, es una medida que ha venido siendo puesta de manifiesto por numerosos expertos, entidades y organizaciones -entre ellas, el Consejo General de la Psicología, el Defensor del Pueblo o la OCU-, y que redundaría en una mejora en atención primaria (al ser el nivel asistencial que soporta la mayor parte de la carga de problemas de salud mental), impactando positivamente en las cifras recogidas en este informe.
Además, esta medida supondría un ahorro en términos de costes económicos y sociales, dado que facilitaría la identificación precoz y la intervención temprana de los problemas de salud mental, y reduciría la hiperfrecuentación y los tiempos de espera para recibir tratamiento adecuado, evitando, a su vez, complicaciones en la sintomatología del paciente y la consiguiente cronificación.