Los trabajadores y profesionales del sector sanitario están expuestos a numerosos riesgos para la salud física y mental. Sin embargo, estos aspectos raramente se tienen en cuenta para el establecimiento de políticas laborales, a pesar de que un ambiente de trabajo seguro y saludable es fundamental para el trabajo decente y un elemento crucial de la dignidad humana. Así lo recoge la guía elaborada conjuntamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que lleva por título Cuidando a quienes cuidan: Guía para el desarrollo e implementación de programas de salud y seguridad ocupacional para trabajadores de la salud (Caring for those who care: Guide for the development and implementation of occupational health and safety programmes for health workers). La publicación recoge los datos más actuales en materia de riesgos laborales asociados al sector sanitario y reflexiona sobre la necesaria atención que requieren estos aspectos, instando a los países a invertir mayores esfuerzos para asegurar la protección y mejorar la salud y seguridad laboral del sector sanitario. | ||||
Los sistemas de salud desempeñan un papel decisivo para la protección, el restablecimiento y el mantenimiento de la salud de los pacientes y las poblaciones. Una fuerza de trabajo de la salud bien capacitada, motivada y apoyada es la columna vertebral de todo sistema de salud, y sin ella no habría atención sanitaria, indican los expertos de la OMS y la OIT en el documento. En la publicación se detallan los numerosos riesgos para la salud mental y física que supone el ejercicio profesional en el ámbito de la salud, tales como un mayor riesgo de infecciones, trastornos y lesiones musculoesqueléticos, la violencia y acoso en el lugar de trabajo, el agotamiento o síndrome de burnout y otras enfermedades asociadas a unas condiciones ambientales de trabajo inadecuadas. Así, por ejemplo, algunas de las cifras que se incluyen en el texto de la OMS muestran que:
Estos problemas, además, se han visto agravados durante el periodo de pandemia sanitaria, que ha incrementado el malestar psicológico de los profesionales de este sector. Según los datos recogidos en el documento, el 23% del personal sanitario de primera línea de todo el mundo sufrió depresión y ansiedad y el 39% presentó dificultades de insomnio. Todo ello sin olvidar que los trabajadores sanitarios ha sido el sector profesional con más prevalencia de infección por COVID-19, con el consiguiente riesgo para su vida y problemas de estigmatización social. En los primeros 18 meses de la pandemia, alrededor de 115.500 trabajadores sanitarios murieron a causa de la COVID-19, señalan los autores del informe. Este contexto laboral, advierten los expertos, no sólo tiene efectos perjudiciales para los trabajadores implicados (con un aumento de las enfermedades laborales, los accidentes de trabajo, etc.), sino que tiene un impacto directo negativo en la seguridad de los pacientes, puesto que es más probable que en condiciones de agotamiento y de inseguridad laboral se den más errores médicos, así como se produzcan más bajas laborales, con el consiguiente aumento del estrés y de la sobrecarga laboral de la fuerza sanitaria restante. El alto precio que han tenido que pagar estos trabajadores del sector sanitario para poder dar respuesta a la demanda sanitaria no se corresponde con la ausencia de medidas de protección de su salud y seguridad laboral, indican la OMS y la OIT, que realizan a su vez un llamamiento mundial para la acción, con la finalidad de revertir estas carencias y asegurar programas más sólidos de salud y seguridad laboral para los trabajadores de la salud, ya que la pandemia de COVID-19 continúa ejerciendo una gran presión sobre ellos. La guía proporciona recomendaciones para aprender de la experiencia y proteger mejor a los trabajadores del sector sanitario, mediante la implementación de programas nacionales de salud y seguridad laboral. Dichos programas, según subrayan los expertos, no sólo contribuyen a asegurar un trabajo decente y un entorno de trabajo saludable y seguro, sino también a mejorar la productividad, la satisfacción laboral y la retención del personal de la salud, así como a mejorar la calidad de la atención y la seguridad de los pacientes y a fortalecer la capacidad de respuesta de los servicios de salud en situaciones de crisis sanitarias y nuevas emergencias de salud pública. La guía incluye los aspectos que deben contemplar los programas de salud y seguridad laboral en el sector sanitario, que además deben tener en cuenta la protección frente a cualquier tipo de riesgo, sea infeccioso, ergonómico, físico, químico o de salud mental. Asimismo, establece los pasos a seguir para la implementación eficaz de este tipo de políticas y el papel que juegan los gobiernos, los responsables de los servicios de salud y de recursos humanos, etc. En resumen, algunos de los mensajes clave incluidos en el documento son los siguientes:
La guía se encuentra disponible en el siguiente enlace: |
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