Las estrategias de afrontamiento en la enfermedad inflamatoria intestinal
10 May 2024

¿Qué estrategias de afrontamiento son más saludables en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal? Esta fue la pregunta de investigación de un estudio publicado en la revista Journal of Clinical Medicine.

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), es un término que se refiere a un grupo de trastornos crónicos que causan inflamación en el tracto gastrointestinal. Las dos formas principales de EII son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Ambas condiciones implican una inflamación crónica del tracto digestivo, pero difieren en los síntomas específicos y las áreas del tracto gastrointestinal que se ven afectadas. La EII puede causar una serie de síntomas, que incluyen dolor abdominal, diarrea, sangrado rectal, pérdida de peso y fatiga. Como consecuencia, esta enfermedad puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen y puede requerir un manejo médico a largo plazo.

Los autores del estudio señalan que hasta cuatro de cada diez pacientes con este tipo de enfermedades no responden a la terapia farmacológica, por lo que la psicoeducación sobre los factores de riesgo puede ayudar a mejorar el manejo de la enfermedad. Dado que la enfermedad inflamatoria intestinal puede ser crónica y se ve afectada por el estrés, es crucial entender las estrategias de afrontamiento efectivas para optimizar la calidad de vida de los pacientes.

Fuente: Pexels. Autor: Andrea Piacquadio. Fecha: 08/04/2024

Con el objetivo de ahondar en este conocimiento, los autores llevaron a cabo una revisión de la literatura científica, identificando 57 artículos. Los estudios incluidos analizaron las estrategias de afrontamiento utilizadas por estos pacientes y la eficacia de las intervenciones dirigidas a mejorar las estrategias de afrontamiento.

De acuerdo con la revisión realizada, se observa una diversidad de mecanismos de afrontamiento utilizados por personas con enfermedad inflamatoria intestinal. Según los autores, estos resultados subrayan la necesidad de comprender las diferencias individuales y la heterogeneidad inherente dentro de estos pacientes. Factores como la gravedad de la enfermedad, la duración de la enfermedad y las características psicosociales individuales pueden influir en la selección y eficacia de los mecanismos de afrontamiento. Por lo tanto, adaptar las intervenciones a las necesidades específicas de los pacientes es crucial para mejorar la efectividad del afrontamiento y el bienestar general.

Uno de los aspectos más señalados en los estudios fue que los pacientes a menudo se retiran de situaciones sociales para evitar situaciones incómodas. Sin embargo, el apoyo social es vital para las personas con enfermedades crónicas, puesto que mejora la adherencia al tratamiento y la adaptación a la enfermedad.

Estos pacientes tienden a emplear estrategias de afrontamiento pasivas que se centran en las emociones, que a largo plazo agravan el malestar psicológico. Por lo tanto, según los autores, es imperativo alentar a los pacientes a ampliar sus redes sociales e interactuar con otras personas a pesar de su enfermedad. Además, aquellos que dependen de estrategias pasivas y centradas en las emociones deben aprender y ser alentados a adoptar enfoques activos y centrados en la resolución de problemas para facilitar una mejor adaptación a la enfermedad.

Asimismo, los autores destacan la importancia de aplicar intervenciones para el manejo de la enfermedad. En este sentido, incorporar intervenciones que mejoren la autoestima y proporcionen a los pacientes las habilidades necesarias para manejar eficazmente situaciones estresantes resulta fundamental. Al hacerlo, los pacientes pueden dejar de percibir sus circunstancias como amenazantes. Esto, a su vez, puede llevar a una reducción en la frecuencia del aumento de la sintomatología y de los días de hospitalización. Esto, a su vez, puede contribuir a un manejo más efectivo de la enfermedad.

A este respecto, los autores destacan la utilidad de los programas psicoeducativos que reducen la ansiedad y depresión relacionadas con la enfermedad. Estos programas permiten también mejorar el conocimiento de la enfermedad, facilitando el uso de estrategias de afrontamiento adaptativas. Asimismo, la terapia cognitivo-conductual también ha demostrado mejorar los síntomas de depresión y ansiedad. Además, las terapias centradas en la relajación han mostrado su eficacia en la reducción de los síntomas y la inflamación, indican los autores.

Dada la importancia del manejo del estrés, los expertos insisten en la necesidad de seguir investigando los factores psicológicos que pueden influir en los mecanismos de afrontamiento empleados por estos pacientes, como la estigmatización y la resiliencia.

Fuente:

Popa, S.L., et al. (2024) Coping strategies and inflammatory bowel disease: a narrative review. Journal of Clinical Medicinedoi: https://doi.org/10.3390/jcm13061630https://www.mdpi.com/2077-0383/13/6/1630

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