Las desigualdades socioeconómicas provocan una gran pérdida de bienestar psicológico en la infancia y adolescencia de España
15 Jul 2024
El estigma alrededor del peso provoca deterioros en la salud mental de los niños, las niñas y adolescentes

Más de un 30% de la población infantil y adolescente de nuestro país declara sentirse preocupado/a, triste o infeliz, siendo dicho porcentaje un 2,4% mayor en la infancia y adolescencia expuesta a un menor nivel socioeconómico.

Esta es una de las alarmantes conclusiones que se desprenden del nuevo informe ‘Nivel socioeconómico y estilos de vida de la población infantil y adolescente en España’ elaborado con datos del estudio PASOS de la Gasol Foundation — fundación de los hermanos Pau y Marc Gasol cuya misión es prevenir la obesidad infantil —, que ha analizado los hábitos de salud de 3.201 niños/as, de 8 a 16 años, de toda España y que presenta conclusiones especialmente preocupantes respecto a las familias que viven en situación de vulnerabilidad socioeconómica.

Del mismo modo, al tenerse en cuenta las tres variables de nivel socioeconómico utilizadas – nivel de estudios, estatus laboral y renta media por persona/año de la sección censal de residencia-, el estado de salud percibido es 6,4 puntos mayor, en una escala del 0 al 100, entre la población más favorecida. En general, la población infantil y adolescente percibe su salud en 79,4 puntos, siendo un valor menor al deseado en población infantil y adolescente de 8 a 16 años.

“Con este nuevo informe derivado del estudio PASOS, la evidencia científica continúa indicando que los factores socioeconómicos son una pieza fundamental para entender qué determina las oportunidades de crecer de forma saludable”, expuso el Dr. Santi F. Gómez, director global de Investigación y Programas de la Gasol Foundation e investigador principal del estudio PASOS, durante la presentación de este informe a la que acudió como invitada la organización colegial.

infancia

Foto: Momento de la presentación del Informe PASOS. Fecha: 11/07/2024

“La evidencia científica ha demostrado, desde hace años, que la obesidad infantil es un problema sistémico, influido por una cascada de factores sociales”, comentaba, por su parte, Mónica García, ministra de Sanidad, quien anunció la puesta en marcha de distintas medidas para atajar esta problemática con la “intervención y colaboración de 18 ministerios”.

“Esta visión nos obliga a abordar la obesidad infantil no solo desde la perspectiva ‘sanitaria, sino de la salud integral de la población infantil, considerando aspectos económicos, educativos y comunitarios que afectan a los niños y sus familias”, señalaba al respecto.

La fundación de los hermanos Gasol, a la vista de los resultados obtenidos, demanda a las instituciones competentes que se inviertan esfuerzos en promover el bienestar psicológico-infantil y adolescente, tal y como se propone en la Estrategia de Salud Mental 2022-2026 y el Plan de Acción en Salud Mental 2022-2024. Estas políticas han de asegurar que incluyen la promoción de estilos de vida saludable en relación con otras esferas como el uso de pantallas, el sueño, la alimentación o la actividad física. A la vez, recuerda la organización, se debe reducir el estigma alrededor del peso al tratarse de una de las fuentes generadoras de deterioro de la salud mental.   

Los niños de familias más vulnerables usan 70 minutos más las pantallas al día y realizan 23 minutos menos de deporte
  • Actividad física: El nivel de estudios de las madres y padres o tutoras/es legales es la variable para la que se observan mayores diferencias en los minutos dedicados a la actividad física moderada o vigorosa por parte de los niños y niñas: tener o no estudios universitarios representa 11,5 minutos de diferencia diarios, casi 70 horas menos al año en el caso de los niños/as cuyas madres, padres o tutoras/es legales no tienen este nivel de estudios.

La desigualdad se incrementa al combinar las tres variables de nivel socioeconómico y es que los niños y niñas con unas peores condiciones socioeconómicas dedican 23 minutos menos al día a la práctica de actividad física moderada o vigorosa, lo que supone más de 11 horas al mes y casi 140 horas al año menos (casi 6 días completos al año). 

  • Uso de pantallas: También para el tiempo de uso de pantallas entre semana, la variable de nivel socioeconómico para la que se observan mayores diferencias es el nivel de estudios de las madres, padres o tutoras/es legales, alcanzando 50 minutos más al día entre los niños/as y adolescentes con progenitores sin estudios universitarios.

Combinando las tres variables, la población infantil y adolescente más expuesta a la vulnerabilidad socioeconómica estaría dedicando unos 16 días completos más en un año al uso de pantallas. A lo largo de su crecimiento, entre los 8 y los 16 años, serían alrededor de 4,2 meses completos más dedicados al uso de pantallas. 

  • Alimentación: Al igual que con el sueño, la variable de nivel socioeconómico para la que se halla una mayor diferencia en el nivel de adherencia a la dieta mediterránea es el nivel de estudios de las madres, padres o tutoras/es legales; concretamente 0,84 puntos menos en una escala de 16 puntos.

Al mismo tiempo, los resultados indican que el porcentaje de población infantil y adolescente que presenta un nivel bajo de adherencia a la dieta mediterránea es un 11,5% mayor entre la población más expuesta a las desigualdades socioeconómicas; alcanzando ya a más de un 20 % de esta población.

  • Sueño: El porcentaje de población infantil y adolescente que cumple con las recomendaciones de horas de sueño entre semana es casi un 10% menor entre los/las menores cuyas madres, padres o tutoras/es legales no tienen estudios universitarios.

Al combinar las tres variables de nivel socioeconómico se observa que más de un 63% de la población infantil y adolescente más favorecida cumple con las recomendaciones de sueño mientras que dicho porcentaje es un 14,7% menor para la población más vulnerabilizada. Esta cifra es ligeramente inferior en el fin de semana (9,2%).

La fundación Gasol expone que el bienestar psicológico infantil y adolescente se encuentra frecuentemente deteriorado con independencia del nivel socioeconómico. El entorno en el que está creciendo la infancia y la adolescencia provoca problemas de salud mental y una pérdida de calidad de vida. Dicha salud mental es clave para el desarrollo humano y también ejerce un potente efecto sobre el resto de los factores del estilo de vida analizados en este informe.

Puedes consultar el informe aquí.

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