La fragilidad y la vulnerabilidad social se asocian con un mayor aislamiento social, menos apoyo social y un mayor riesgo de mortalidad en personas mayores. Así lo concluye un estudio publicado en la revista The Lancet Healthy Longevity.
Con el aumento de la esperanza de vida, el envejecimiento de la población se ha convertido en un desafío importante para los sistemas de salud. La fragilidad y la vulnerabilidad social son fenómenos comunes en las personas mayores. En este sentido, comprender su relación puede ayudar a abordar los desafíos asociados con el envejecimiento de la población.
Los autores señalan que, tanto la fragilidad, caracterizada por una reducción en la reserva fisiológica, como la vulnerabilidad social, definida por la falta de interacciones sociales, apoyo adecuado y conexiones sociales, se agravan con la edad y se relacionan de manera independiente con consecuencias adversas. Esto incluye un mayor riesgo o gravedad de la otra condición. Con el propósito de analizar en mayor profundidad la interconexión de estos dos factores en personas mayores, los autores llevaron a cabo una revisión sistemática.
Para ello, los expertos revisaron los resultados de 130 estudios observacionales que exploran las relaciones mutuas entre fragilidad y vulnerabilidad social en este grupo etario.
En cuanto a los resultados del análisis, se encontró:
– Una asociación transversal entre fragilidad y vulnerabilidad social. Se observó que la fragilidad está más comúnmente asociada con la vulnerabilidad social de lo esperado. Específicamente, de los 24 estudios que evaluaron esta relación, 23 encontraron una asociación entre fragilidad y mayor soledad. Asimismo, 9 de 10 asociaron la fragilidad con una reducción en la participación social. Además, los 8 estudios incluidos revelaron un aumento en los valores del índice de vulnerabilidad social.
– Resultados adversos asociados a la fragilidad. Se identificó que la fragilidad no solo se asociaba con la vulnerabilidad social, sino que también estaba vinculada con otros resultados adversos. Por ejemplo, de los 23 estudios que analizaron esta relación, 20 encontraron que la fragilidad estaba asociada con un mayor aislamiento social y 19 de 28 estudiaron un menor apoyo social percibido.
– Relación entre la vulnerabilidad social y la fragilidad. Se observó que cada componente de la vulnerabilidad social individual estaba asociado con un mayor riesgo de fragilidad y una aceleración de la progresión de la condición en individuos con fragilidad preexistente.
– Aumento del riesgo de mortalidad. Los análisis revelaron que cuando la fragilidad y la vulnerabilidad social se presentan en combinación, aumentan sustancialmente el riesgo de mortalidad de las personas mayores y provocan disminuciones observables en su funcionalidad física y cognitiva.
Así, los resultados muestran la interrelación entre la fragilidad y la vulnerabilidad social. Los autores señalan la importancia de incorporar este conocimiento en las estrategias de intervención. Así, se deberían contemplar acciones que aborden ambos aspectos simultáneamente, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y reducir los riesgos asociados en las personas mayores.
Fuente:
Hanlon, P., et al. (2024). The relationship between frailty and social vulnerability: a systematic review. In The Lancet Healthy Longevity (Vol. 5, Issue 3, pp. e214–e226). Elsevier BV, DOI – 10.1016/s2666-7568(23)00263-5, https://www.thelancet.com/journals/lanhl/article/PIIS2666-7568(23)00263-5/fulltext