La recuperación después de una lesión traumática cerebral varía según la gravedad. No obstante, en todos los casos es muy importante el descanso y la abstinencia de alcohol y drogas. Asimismo, el apoyo emocional, la psicoeducación y el diseño de programas de rehabilitación adaptados a cada paciente son claves en el tratamiento. Así lo establece la Association for Behavioral and Cognitive Therapies (ABCT) en una publicación dirigida a profesionales de la salud mental.
La guía proporciona información sobre las lesiones cerebrales traumáticas, incluyendo su definición y clasificación según la gravedad. A este respecto, se subraya la importancia de la evaluación por parte de un especialista. Esta evaluación permite determinar la gravedad de la lesión, ya que existen otros problemas que pueden presentar sintomatología similar. Así, algunos de los síntomas comunes de una lesión traumática cerebral incluyen la pérdida de conciencia, la amnesia y los cambios cognitivos. Sin embargo, otros síntomas como preocupaciones, dolor de cabeza, pérdida de equilibrio y fatiga, que también pueden estar presentes, no son específicos de una lesión traumática cerebral.
Los cambios cognitivos que acompañan a una lesión traumática cerebral generan un enorme impacto en el funcionamiento diario del paciente. Se pueden observar problemas de memoria (especialmente dificultades para formar nuevas memorias a corto plazo y recordar tareas pendientes). Otras habilidades alteradas puede ser la atención, la velocidad de pensamiento y las funciones ejecutivas. Entre dichas funciones pueden observarse problemas para la planificación, organización, cambio entre tareas, resolución de problemas, flexibilidad mental, etc.
Existen otros cambios que se pueden observar, especialmente en casos de lesiones cerebrales graves. Tal es el caso de la afasia (pérdida parcial o total de la capacidad de comunicarse con palabras). Asimismo, puede observarse dificultad para hablar con claridad, problemas visuales espaciales, problemas de juicio o dificultad para anticipar situaciones inseguras o dificultades en la lectura o escritura. La conciencia limitada de los cambios es también un problema muy común en personas con lesiones cerebrales graves. De esta manera, uno de los desafíos durante el tratamiento consiste en hacer entender a la persona sus propias limitaciones.
Dadas las implicaciones de los cambios conductuales y cognitivos, resulta fundamental establecer un plan para reducir su impacto. Este plan debe ser el pilar del proceso de recuperación después de una lesión cerebral.
¿Cómo es la recuperación de un paciente después de una lesión traumática cerebral? En la lesión cerebral leve (conmoción cerebral), se espera una recuperación completa en la mayoría de los casos en 1 a 2 semanas. En otros casos de lesiones repetidas, la recuperación puede alargarse más en el tiempo y conllevar un mayor número de secuelas. Existen varios factores que pueden afectar a la recuperación y tratamiento de las lesiones cerebrales. En esta línea, el texto destaca la importancia del descanso cognitivo y físico, así como la abstinencia de alcohol y drogas durante la semana siguiente tras la lesión cerebral para maximizar la recuperación del paciente.
En general, se recomienda buscar atención médica inmediata cuando se sospecha una lesión cerebral. La recuperación de la mayoría de las lesiones cerebrales leves generalmente sigue un curso benigno, aunque en algunos casos se recomienda una vigilancia cercana para detectar posibles complicaciones como sangrado intracraneal, convulsiones o empeoramiento de los síntomas.
En el caso de lesiones moderadas o graves, la psicoeducación del paciente y el apoyo familiar son elementos fundamentales para incluir en el tratamiento. Además, se deben tener en cuenta factores como la edad y la presencia de otras enfermedades que pueden influir en la recuperación.
Es muy probable que las personas con lesiones moderadas a graves inicien un programa de rehabilitación. Dicho programa tiene el objetivo de facilitar el funcionamiento y la capacidad para la realización de las actividades de la vida diaria y enseñar estrategias de compensación de los déficits adquiridos. La rehabilitación se puede realizar a través de programas hospitalarios o servicios ambulatorios, y requiere la participación de múltiples especialistas, incluidos profesionales de la Psicología.
Los profesionales de la Psicología tienen un papel clave en la adaptación y manejo de los cambios emocionales y cognitivos posteriores a una lesión cerebral. Los programas de intervención psicológica tienen como fin ayudar a la persona con lesión cerebral. Al mismo tiempo, es importante trabajar con su red de apoyo para mejorar la comprensión y adaptación familiar a los cambios en sus habilidades. En esta línea, suelen incluir entrenamiento en resolución de problemas para ayudar a la persona a adaptarse a los cambios en su funcionamiento diario y/o terapia cognitivo-conductual para abordar los síntomas depresivos o la ira. En estos programas también se contemplan medidas de prevención del riesgo de suicidio, de autolesión intencional y no intencional del paciente, y posibles problemas de seguridad que pueden producirse tras la lesión cerebral.
Según la revisión de ABCT, además de la terapia cognitivo-conductual, algunas de las intervenciones psicológicas que se están aplicando con éxito en estos pacientes son el entrenamiento en habilidades sociales y la terapia de mindfulness-based stress reduction (MBSR).
En el caso de pacientes que presentan Trastorno de Estrés Postraumático junto a la lesión cerebral, el tratamiento para el TEPT no necesariamente debe posponerse a la evaluación y tratamiento de la lesión cerebral. En este sentido, la guía menciona tratamientos psicológicos que cuentan con respaldo empírico, como la exposición prolongada y la terapia de procesamiento cognitivo, en pacientes con daño cerebral leve a moderado y TEPT.
Más allá, y tal y como se menciona en el texto, los familiares y seres cercanos juegan un papel crítico que, a menudo, pasa desapercibido en los programas de intervención con pacientes con lesiones graves. Estos miembros deben hacer frente a las dificultades asociadas a la pérdida de funcionalidades del paciente y enfrentar nuevos gastos económicos. Asimismo, deben adoptar nuevos roles de cuidadores, ajustar sus expectativas y aprender nuevas habilidades en este proceso. En muchos casos, los familiares renuncian a sus puestos de trabajo para poder realizar las labores de cuidado y se enfrentan a una enorme carga de estrés que puede tener efectos negativos en su bienestar y salud mental. Por este motivo, deben ser incluidos y considerados en el plan de atención integral del paciente.