Ayer, 19 de octubre, se celebró el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, una fecha en la que se pretende concienciar a toda la sociedad sobre esta grave enfermedad e incrementar las medidas de prevención, la detección precoz y el acceso a diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos.
De acuerdo con datos de la OMS, aproximadamente la mitad de todos los casos de cáncer de mama afectan a mujeres que no tienen factores de riesgo específicos aparte del sexo y la edad, afectando a los hombres entre un 0,5% y un 1% de los casos.
Tal y como recogen las cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica, el cáncer de mama fue el tumor más frecuentemente diagnosticado en el mundo en el año 2020, superando el millón de casos. En España, concretamente, según estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), se diagnosticaron alrededor de 34.740 nuevos cánceres de mama en el año 2022, lo que representa casi el 30% de los cánceres diagnosticados en mujeres.
Recibir un diagnóstico de cáncer de mama supone, con frecuencia, una noticia devastadora cuyo impacto emocional puede afectar a la salud física de las mujeres y a su bienestar psicológico, involucrando emociones como duda, incredulidad, desesperanza, ira, miedo, preocupación y dolor, por lo que requiere una gran cantidad de resiliencia (APA, 2011; Khazi y col., 2023).
Fuente: freepik. Autor: freepik. Fecha: 19/10/23
Más allá del diagnóstico inicial, enfrentarse al cáncer de mama representa un enorme estrés al tener que hacer frente a cuestiones y elecciones nuevas y desafiantes: aceptar el diagnóstico, someterse a tratamientos, comprender el pronóstico, manejar posibles efectos secundarios, gestionar una posible recaída, afrontar un futuro incierto, enfrentar dificultades económicas, etc. Todo forma parte de un proceso estresante, que puede generar importante angustia, causar inestabilidad psicológica y derivar en trastornos del estado de ánimo (Dinapoli y col., 2021; Khazi y col., 2023; Broadbridge y col., 2023).
De hecho, según datos de la APA, la tasa de prevalencia de malestar psicológico en pacientes con cáncer de mama es del 33% en el momento del diagnóstico inicial, del 15% un año después del diagnóstico y del 45% después de una recurrencia del cáncer (APA, 2014).
Los principales síntomas psicológicos experimentados por una gran proporción de pacientes durante toda la trayectoria del cáncer son la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático (asociados con mayores costes de atención sanitaria, especialmente, durante el primer año de tratamiento), que pueden aparecer junto con otros problemas, como baja autoestima, reducción de la calidad del sueño, etc. (Dinapoli y col., 2021; Dai y col., 2023; Hwang y col., 2023).
Según algunas investigaciones, los síntomas de ansiedad pueden deberse a la anticipación de resultados negativos y la incertidumbre sobre el futuro, así como a la preocupación ante la posible recurrencia y los efectos secundarios del tratamiento, tanto durante como después del mismo y, especialmente, en supervivientes de cáncer de mama (Syrjala y col., 2018; Dinapoli y col., 2021). Una mayor incertidumbre se asocia, a su vez, con menos conductas de autocuidado en los pacientes y con un peor estado de ánimo y mayor preocupación sobre la recurrencia en supervivientes (Broadbridge y col., 2023).
La ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático, principales síntomas psicológicos que aparecen durante toda la trayectoria del cáncer
La aparición de depresión impacta negativamente en la calidad de vida, la adherencia al tratamiento, el autocuidado de las mujeres y reduce la inmunidad y las posibilidades de supervivencia. Asimismo, su diagnóstico puede ser un desafío, porque los síntomas de la depresión se superponen con los síntomas físicos como consecuencia de la enfermedad o el tratamiento (Dinapoli y col., 2021).
La calidad de vida se ve también afectada significativamente por los efectos secundarios físicos y la disfunción cognitiva derivados de la quimioterapia, mientras que se registra una mejora en este indicador con la reconstrucción mamaria y la conservación de la mama, al asociarse esto con una mejor autoimagen corporal y con el bienestar social y emocional de la paciente (Alexander, Da Costa y Rema, 2022).
Toda esta situación supone una carga no sólo para la paciente, sino también para su familia inmediata: el apoyo familiar es crucial para ayudar a la persona a aceptar su situación y mantener la estabilidad emocional, desde el shock inicial del diagnóstico (Khazi y col., 2023).
Sin embargo, en algunos casos las pacientes con cáncer de mama tienden a suprimir, inhibir, reprimir o negar sus emociones -ya sean negativas o positivas-, y muestran una incapacidad para expresar claramente sus sentimientos, llegando a sacrificar sus necesidades para lograr y mantener relaciones interpersonales armoniosas, si bien, contrariamente a lo esperado, esto puede ejercer un efecto negativo en las relaciones interpersonales (Fernández Ballesteros y col., 1998; Hwang y col., 2023).
Es fundamental que las pacientes reciban apoyo psicológico y social durante toda su historia oncológica
No satisfacer las necesidades de bienestar psicológico puede tener importantes consecuencias para la salud. Por lo tanto, apoyar el bienestar psicológico de las pacientes con cáncer de mama es clave para facilitar una atención holística del cáncer (Broadbridge y col., 2023)
La evidencia señala que las intervenciones psicológicas y sociales son eficaces y rentables y constituyen una parte esencial para promover la adaptación de las pacientes con cáncer de mama y mejorar su calidad de vida, siendo fundamental que reciban este tipo de apoyo durante toda su historia oncológica. El manejo eficaz de los síntomas se asocia con un mayor ajuste psicológico y mejor comprensión de la enfermedad, así como con la toma de decisiones, la adherencia al tratamiento y la respuesta al mismo (APA, 2014; Dinapoli y col., 2021; Hwang y col., 2023). La comunicación empática y brindar información para reducir la incertidumbre por parte de un profesional de la salud facilita también el ajuste psicológico de las pacientes (Broadbridge y col., 2023).
Concretamente, en las supervivientes de cáncer, la derivación inmediata a terapia psicológica tras el reconocimiento de las necesidades psicológicas y sociales es esencial no sólo para la salud mental, sino también para reducir los problemas de salud y la muerte prematura (Syrjala y col., 2018).
Pese a los beneficios de las intervenciones psicooncológicas, actualmente hay un déficit en la evaluación y asistencia a las necesidades psicológicas en cáncer de mama
La terapia de resolución de problemas, la capacitación para el manejo del estrés y las intervenciones cognitivo-conductuales han demostrado su eficacia para reducir la depresión y la ansiedad en pacientes con cáncer de mama (APA, 2014). De forma específica, el objetivo de la terapia cognitivo-conductual (TCC) en estos casos, es entrenar a las pacientes para identificar y corregir creencias desadaptativas. También proporciona educación, entrenamiento en habilidades de afrontamiento, establecimiento de objetivos, manejo del estrés y ejercicios de relajación (p. ej., atención plena, relajación, visualización, hipnosis, meditació, etc.) (Syrjala y col., 2018).
De acuerdo con los expertos, el optimismo parece desempeñar un papel importante como factor de afrontamiento psicológico: en lugar de encontrarle significado a la situación, ser optimista al tratar de comprenderla y encontrar una manera de gestionar la vida y los factores estresantes que se presentan al afrontarlos, es importante en el cáncer de mama (Schaab, Wijlens, y Bode, 2023).
Teniendo en cuenta todo lo anterior, llama especialmente la atención el hecho de que, aun conociendo los efectos adversos del diagnóstico y el tratamiento del cáncer sobre la salud mental y, siendo evidentes los beneficios de las intervenciones psicooncológicas en todo el proceso, exista, en la actualidad, un déficit en la evaluación y asistencia específica a las necesidades psicológicas, de modo que, aunque un 30% de los pacientes de cáncer reportan angustia psicológica, su necesidad de apoyo a menudo no se reconoce y, por lo tanto, no se trata, estimándose que sólo un 10% de ellos busca atención psicológica para ella (Jacobsen, 2009; Cruzado, 2010; Fallowfield, Ratcliffe, Jenkins y Saul, 2011; Hernández y col., 2013; Anuk, Özkan, Kizir y Özkan, 2019; Dai y col., 2023).
La atención psicológica que se brinda en el Sistema Sanitario no es especializada ni suficiente para cubrir estas necesidades de índole psicológica
A este respecto, a pesar de la mayor carga económica que genera la angustia psicológica para los pacientes, el sistema de salud actualmente carece de recursos para abordar las necesidades psicológicas de los pacientes con cáncer, con una escasa dotación de personal psicológico adecuado en los centros oncológicos y un acceso deficiente de las pacientes a la atención psicooncológica especializada que necesitan (Dai y col., 2023)
Así lo advierte también la Asociación Española contra el Cáncer, manifestando que el Sistema Sanitario Público no satisface las necesidades de atención psicológica de las personas afectadas por el cáncer ni de sus familias y/o cuidadores, una situación que se extiende a la mayoría de las Comunidades Autónomas españolasen las que la atención que se brinda no es especializada ni suficiente para cubrir estas necesidades (AECC, 2019).
De este modo, aunque la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud español, contempla como objetivo prioritario la atención psicológica a pacientes y familiares que lo precisen, subrayando la relevancia de los psicooncólogos dentro de los equipos multidisciplinares (Díaz-Rubio, Elizaga, Andrés, Peña, Hernández y Porta, 2006; Echarte y col., 2019), los datos revelan una brecha entre la atención psicológica y social recomendada y el apoyo real para la Psicooncología (Senf, Fettel, Demmerle y Maiwurm, 2019).
Es clave integrar el psicólogo especializado dentro de los equipos sanitarios que atienden a la paciente oncológica
Esta falta de recursos y/o de implementación de las políticas en el Sistema Público de Salud lleva a que gran parte de los servicios de atención psicológica a personas afectadas por el cáncer sean prestados, habitualmente, por profesionales externos, pertenecientes a entidades sin ánimo de lucro (AECC, 2019).
Atendiendo a lo expuesto, y con el fin de mejorar la atención psicológica y social en nuestro Sistema Sanitario y cubrir íntegramente esta necesidad dentro del mismo, numerosos expertos y profesionales recomiendan: concienciar y formar a los oncólogos sobre los factores de riesgo e implementar métodos de detección precoz de las necesidades y problemas psicológicos de los pacientes y sus familias, de cara a mejorar la detección inmediata y derivación a la atención psicooncológica (Hernández, Cruzado y Arana, 2007; Anuk y col., 2019), un propósito que debe ir de la mano de una mayor presencia e integración del psicólogo especializado dentro de los equipos sanitarios que atienden a la paciente oncológica (Hernández y Cruzado, 2013).
Es necesario crear la especialidad sanitaria de Psiconcología e incorporarla en los equipos sanitarios
Esta necesidad de contar con una atención psicológica especializada, pone de manifiesto la relevancia de crear una nueva especialidad sanitaria de la Psicología «Psicooncología y en Psicología en cuidados paliativos», en pro de una mayor calidad y eficacia de estos servicios en el contexto actual (MSSSI, 2013).
Ya en 2013, el Libro Blanco de los Recursos Humanos de las Profesiones Sanitarias -elaborado por el Consejo Asesor de Sanidad en colaboración con numerosos expertos y representantes de las diferentes profesiones sanitarias (entre ellos, el Consejo General de la Psicología)-, recalcaba la pertinencia de incluir en el borrador del mencionado Real Decreto nuevas especialidades sanitarias de la Psicología (entre ellas, la de Psicooncología), que compartiesen un tronco común de dos años junto con la actual Especialidad de Psicología Clínica (MSSSI, 2013).
Como señala Cruzado (2020), la creación de la especialidad conllevaría un reconocimiento de la necesidad de inclusión de la Psicooncología dentro de los equipos sanitarios, se garantizaría las competencias y formación de los/las profesionales de la Psicooncología, y habría una mayor oferta de plazas de Psicooncología. Además, se produciría una mejoría de la formación especializada y de la investigación en Psicooncología. La actual ausencia de la Especialidad del SNS de Psicooncología hace que dicha cobertura, en su caso, no se pueda prestar de forma garantizada en todos los casos por profesionales con el debido reconocimiento formativo especializado (ver: https://www.infocop.es/view_article.asp?id=15144).
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