“Las actitudes y conductas discriminatorias suelen nacer del desconocimiento de la realidad y se pueden cambiar si se aumenta de forma positiva la información sobre las dificultades y las necesidades de las personas con discapacidad. Más importante y potente, para lograr ser aceptados, es dando el ejemplo de nuestra actitud y conducta, en la que nos aceptamos tal como somos, con diferencias y virtudes, y superamos las dificultades que se nos plantean el día a día.”
Así lo afirma la guía interactiva “Cuida tu salud, mejora tu vida”, publicada por la Asociación Convives con Espasticidad (entidad sin ánimo de lucro que ofrece información sanitaria y sociolaboral de utilidad a todas las personas que conviven con la espasticidad), a través de la cual se brindan una serie de pautas para fomentar el autocuidado de las personas que conviven con espasticidad o cualquier otro tipo de discapacidad o enfermedad crónica.
Fuente: freepik. Autor: freepik. Fecha: 08/08/23
Tal y como señala el documento, la espasticidad se define como un trastorno del tono muscular secundario a una lesión del sistema nervioso central que se acompaña de otros problemas que, en ocasiones, “son peores para el paciente que la propia espasticidad”. A este respecto, su manejo debe ser multidisciplinar, con un equipo formado por neurólogos, psicólogos, neuropsicólogos, logopedas, rehabilitadores, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, traumatólogos, etc., que aborden los síntomas de manera integral, siguiendo un enfoque biopsicosocial “solapando su función en una determinada esfera (física, cognitiva, emocional, conductual, comunicativa, social…) con el trabajo del resto de compañeros”.
Por ello, este documento práctico cuenta con la participación de expertos pertenecientes a distintas disciplinas, entre ellas, la Psicología Clínica, recogiendo las recomendaciones y pautas correspondientes a cada una de ellas y recordando su naturaleza meramente orientativa que “en ningún caso, sustituye a la consulta con el especialista”.
El abordaje de la espasticidad debe ser multidisciplinar
De acuerdo con el texto, el neuropsicólogo es el profesional encargado de abordar específicamente los déficits cognitivos (atención, memoria, razonamiento, velocidad de procesamiento mental de la información, la orientación espacio-temporal…).
Por su parte, los psicólogos clínicos acompañan al paciente “desde un punto de vista psicoafectivo en los vaivenes emocionales naturales y propios de las diferentes fases”, ayudándoles a ajustar sus expectativas a objetivos realistas marcados por el propio paciente con el equipo, e interaccionando con la familia cuando sea necesario.
Asimismo, abordan las “secuelas de tipo conductual”, ayudando a la persona a adaptarse de forma activa y empoderada al entorno y a la propia discapacidad. La guía pone de relieve la importancia de que estos profesionales, “protagonistas en la esfera psicológica” planifiquen sesiones conjuntas con otros miembros del equipo, para trasladar este trabajo más “mental” a entornos funcionales, “donde se trabaja la atención dividida (capacidad para atender a dos o más cuestiones simultáneas como caminar y hablar), la atención sostenida o la tolerancia a la frustración (como por ejemplo al llevar a cabo una tarea manual más compleja que requiere cierto tiempo y quizás varios intentos)”, entre otros muchos aspectos que se plantean en las reuniones de equipo.
Se puede descargar la guía desde la página Web de Convives con Espasticidad, o bien directamente a través del siguiente enlace: