Como ya saben nuestros lectores, los pasados días 17 y 18 de noviembre, se celebró en Tarragona la VI Convención del Consejo General de la Psicología (COP), un evento que pretendía ser un punto de encuentro de los Miembros de todas las Juntas de Gobierno, Áreas, Comisiones y Grupos de Trabajo de los Colegios Oficiales de Psicología, con el fin de debatir, analizar e intercambiar puntos de vista y posturas en torno a algunos de los temas más relevantes de la profesión,
Bajo el lema «La Psicología al Servicio de las Personas», psicólogos y psicólogas ofrecieron, a lo largo del encuentro, un espacio para el análisis, el debate y la reflexión sobre el presente/futuro inmediato de la Psicología, recogiendo una serie de propuestas y/o sugerencias en pro de la mejora de la profesión y de la vida de las personas.
Tal y como señaló Francisco Santolaya, presidente del Consejo General de la Psicología, en la apertura del evento, “la Psicología no puede vivir ajena a las personas y la mejora de su salud mental debería ser una prioridad para los responsables públicos”, a este respecto, destacó la importancia de reconocer la realidad, siendo “la psicología, hoy en día, una necesidad para todos los ciudadanos, por lo que es importante generar ideas y a partir de ahí desarrollar programas que permitan, entre otros alcances, que ninguna persona que necesite ayuda psicológica se quede sin ella”.
Momento de la inauguración. De izqda. a dcha.: Josep Pallarés, Rubén Viñuales, Francisco Santolaya y Guillermo Mattioli
Alrededor de 800 profesionales y estudiantes de Psicología participaron en este encuentro, estructurado a lo largo del mismo, en torno a cinco mesas de trabajo, divididas en cinco áreas de la Psicología, en las que profesionales expertos debatieron y propusieron soluciones para mejorar la situación del bienestar psicológico en España -tanto en el ámbito de la salud y de la educación, como en el de lo social, lo jurídico y en el entorno laboral-, destacando, entre sus principales conclusiones, las siguientes:
Mesa de trabajo del área de la Psicología de la Salud y Psicología Clínica
De la mano de los psicólogos y psicólogas expertos/as en el ámbito de la Salud, como Roger Ballescà Ruiz, Josep Vilajoana i Celaya, Sonja Massimo y Alba Orteu Aubach, y la periodista experta en el ámbito, Carme Escales, se puso de relieve la importancia de la especialización en los distintos abordajes o ámbitos psicológicos, por cuanto “aporta mayor competencia sin disolver el conocimiento común del que partimos, es decir, la Psicología como ciencia”.
Sin embargo, tal y como destacaron, pese al “enorme crecimiento de la especialización”, en 2023 se sigue contando con una única especialidad oficial, una situación, a todas luces, insostenible, teniendo en cuenta que, actualmente, en Ciencias de la Salud, Medicina cuenta ya con 50 especialidades, Enfermería con 7 y Farmacia con 6.
Asimismo, se puso sobre la mesa la dificultad de conseguir una ratio cercana a la media europea (esto es, 18 psicólogos/as por cada 100.000 habitantes) con el modelo actual de gestión de la especialidad, estimando que, de seguir con dicho modelo, se alcanzaría esta ratio en torno al año 2065.
Teniendo en cuenta la mayor concienciación en torno a la indiscutible importancia de la Psicología en el ámbito de la salud y el bienestar de las personas, y dado el modelo de sociedad en el que vivimos -con una realidad cambiante de manera acelerada-, los expertos y expertas incidieron en la necesidad de adaptar la legislación que afecta a la profesión, así como de dotar de recursos a los servicios y dispositivos en los que los profesionales de la Psicología desempeñan su labor. En la misma línea, se habló de la imprescindible colaboración entre políticos, gestores y organizaciones profesionales para conseguir atender a las necesidades de las personas.
Foto: momento de la mesa de trabajo Psicología de la Salud
Durante el debate se analizaron las consecuencias de “la pésima” interpretación de leyes, decretos y normativas que se realiza, llevando a contrataciones incoherentes, que no optimizan los recursos de los que, de hecho, ya se dispone.
Los expertos destacaron la apremiante necesidad de normalizar la presencia de la Psicología en Salud Pública y en Atención Primaria, mencionando el hecho de que, en la actualidad, la Psicología General Sanitaria no pueda ejercer en el Sistema Nacional de Salud, y considerándolo como una anomalía “que debe subsanarse con carácter de urgencia, a fin de atender las necesidades de la población, especialmente, en el primer nivel de atención a la salud, es decir, en la Atención Primaria».
Se abordó aquí la imprescindible regulación de la Psicoterapia, en beneficio de las personas que acuden en demanda de ayuda psicológica y frente a la invasión de intrusismo a la que asistimos en la actualidad, propulsada, especialmente, desde la irrupción de la pandemia de la COVID-19.
A modo de conclusión, los expertos señalaron la existencia de modelos, algunos en marcha en algunas comunidades así como en países de nuestro entorno, que organizan la atención primaria y especializada de manera eficiente, para recordar que es el momento de aprovechar las evaluaciones positivas de los modelos propuestos a las administraciones sanitarias autonómicas y estatal.
Mesa de trabajo del área de la Psicología Educativa
En la actualidad, la Psicología Educativa debe ampliar su objetivo de intervención para enfatizar su relevante papel en el bienestar psicológico, en la prevención y promoción de la salud mental de todos los agentes del sistema educativo.
Esta es uno de los principales objetivos que se desprenden de esta mesa de trabajo, donde los/as psicólogos/as expertos Maite Garaigordobil, Pilar Calvo, José Antonio Luengo y Andrea Ollero, junto con la periodista Ana Torres Menárguez, debatieron, a lo largo de la misma sobre los importantes retos a los que la Psicología Educativa debe hacer frente, entre ellos, el uso de tecnologías emergentes (como la inteligencia artificial o la realidad virtual), el impacto de la globalización y la multiculturalidad, la importancia de la educación inclusiva, así como la necesidad de atender la salud mental en el contexto educativo.
Este último, un reto de especial relevancia, dado el incremento de niños, niñas, adolescentes y jóvenes con problemas de salud mental, tal y como reflejan los datos del último Barómetro juvenil, que registran un aumento de problemas de esta índole entre los y las jóvenes (pasando del 6,2% en 2017 al 15,9% en 2021) y de casos de ideación suicida (de 5,8% en 2019 a 8,9% en 2021).
En la misma línea, los datos epidemiológicos derivados del proyecto PSICE (Psicología Basada en la Evidencia en Contextos Educativos), revelan que un 12% de los y las estudiantes se encuentran en riesgo de problemas psicológicos, emocionales y conductuales, un 32% presenta síntomas de depresión de intensidad moderada a grave, un 34% refiere sintomatología ansiosa también en estos altos niveles, con el 4,9% del alumnado que manifiesta haber realizado una tentativa de suicidio en algún momento durante el último año.
Foto: Momento de la mesa de trabajo de Psicología Educativa
Dado lo anterior, y teniendo en cuenta que el centro educativo es el lugar natural donde el alumnado pasa la mayor parte de su tiempo, los expertos y expertas coincidieron en el rol fundamental que puede desempeñar este contexto en la intervención, al acontecer en él multitud de interacciones que permiten la detección temprana de factores de riesgo, de problemas, así como la promoción del bienestar psicológico y la coordinación con las diferentes personas que influyen en el alumnado.
A este respecto, los expertos y expertas destacaron que realizar una prevención universal, selectiva e indicada de primer orden, es el gran potencial de la psicología educativa para contribuir al bienestar psicológico, y con ello, al desarrollo positivo de todos los procesos.
Sin embargo, lamentaron el importante déficit de atención psicológica del alumnado y de apoyo/asesoramiento al profesorado y a las familias, que existe actualmente en los centros educativos. De hecho, según señalaron, las medidas que se adoptan en este sentido consisten en la participación de psicólogos clínicos externos (incluso psiquiatras), algún día a la semana en el centro escolar o en la orientación generalista, en la que existen pedagogos, psicopedagogos u otras profesiones, además de psicólogos, y que, a su juicio, “no responde a las necesidades psicológicas”. Por el contrario, indicaron que la intervención psicológica en la escuela «no es desde un modelo clínico, de intervención en el trastorno, si no desde un modelo de intervención psicológica en el contexto educativo«.
Evidenciando la escasez de profesionales de la Psicología que trabajan en Orientación y actúan como psicólogos/as, se puso sobre la mesa la trascendencia de solicitar al Ministerio de Educación la creación de la especialidad de Psicología Educativa (petición que está recogida en un Manifiesto por el Bienestar Educativo, firmado por 14 Asociaciones de Familias, Sindicatos, Estudiantes, de Infancia, Psicólogos científicos y el Consejo General de la Psicología), así como la creación de un postgrado en Psicología Educativa para desarrollar una formación integral que capacite a los/as psicólogos para poder dar una respuesta eficaz a las necesidades de bienestar psicológico en los centros escolares.
Mesa de trabajo del área de la Psicología Jurídica
El área de Psicología Forense precisa que se lleve a cabo la regulación y especialización profesional de su actividad, tal y como se recoge en la propia Ley, en concreto, en el punto segundo de la disposición final vigésima de la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, así como en el artículo 479 de la Ley Orgánica del Poder Judicial en su reforma de 2015, y en la más reciente Ley Orgánica 10/22 de garantía integral de la libertad sexual, por lo que no cabe más que exigir a las diferentes administraciones su cumplimiento y regular finalmente dicha especialidad.
Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden de esta mesa de análisis y debate, llevada a cabo por los/as psicólogos/as Fernando Álvarez Ramos, Ramón Vilalta, Mª José Catalán y Timanfaya Hernández, quienes, junto con el periodista Germán González Bernet, abordaron la importancia de la Psicología Forense y la necesidad de configurarla como especialidad.
De acuerdo con los expertos/as, toda esta abundante normativa que se menciona al principio, es reflejo de la ampliación de las cuestiones que son sometidas a examen psicológico en el ámbito forense cada año, así como de la proliferación de profesionales de la Psicología Forense en el ámbito de competencias del Ministerio de Justicia y en el de las distintas comunidades autónomas.
Foto: mesa de trabajo del área de Psicología Jurídica
Tal y como señalaron durante el debate, esta petición es compartida por la sociedad en su conjunto y los profesionales del ámbito judicial, puesto que dicha regulación puede repercutir positivamente en la atención forense de las personas que “por una u otra razón pasan por la situación de verse implicadas en un expediente judicial civil o penal”. Una delicada circunstancia que exige que la Psicología Forense Especializada se ponga al servicio de las personas, como reza el lema de la VI Convención del Consejo General que la Psicología de España.
Mesa de trabajo del área de la Psicología del Trabajo, Organizaciones y Recursos Humanos
A lo largo de esta mesa de análisis y debate, diversos profesionales pertenecientes a distintas disciplinas relacionadas con el ámbito laboral -entre ellas, la Psicología del trabajo-, coincidieron en señalar “la importancia y necesidad de la incorporación de profesionales de la psicología del trabajo en todo tipo de organizaciones y empresas, tanto privadas como públicas”, aspecto defendido por cada ponente, como recogemos a continuación:
Juan María Menéndez, destacó la importancia de los profesionales de la Psicología como expertos del comportamiento humano en cualquier proyecto dentro de las políticas públicas, ya que, en el contexto europeo actual, se presentan grandes áreas de desarrollo, como la Calidad de vida y el Trabajo, el impacto de la Tecnología, los grandes cambios que se producen en la sociedad a nivel de conflictividad, envejecimiento de la población, rediseño de puestos de trabajos y tareas, nuevas plataformas de trabajo, etc., temas que, para poder ser analizados, comprendidos y manejados adecuadamente, necesitan de estos profesionales.
Por su parte, José Luis Perea, expuso los alarmantes datos relacionados con la salud mental de los trabajadores y trabajadoras en las empresas españolas, entre ellos, el hecho de que, una de cada cuatro bajas laborales, son por motivos de salud mental -constituyendo, hoy en día, la segunda causa de bajas médicas-, con una duración de 12 a 18 meses, y que ello conlleva unos costes de 30.000 millones de euros. Todos estos datos hablan por sí solos de la gravedad del tema, por lo que señaló la necesidad de desarrollar medidas e incorporar la Psicología del Trabajo, para afrontar esta grave situación.
Foto: momento de la mesa de Psicología del Trabajo y las Organizaciones
A continuación, Emilio Pascual, además de avalar los temas anteriores, quiso recalcar la importancia de la seguridad y la confianza dentro de las organizaciones, siendo fundamental anticiparse y ocuparse de la salud psicológica de los empleados y empleadas, ya que, “para dar un servicio de calidad a los clientes son necesarios trabajadores comprometidos y con una alta estabilidad emocional”. Teniendo en cuenta el tipo de empresa en la que trabaja, entidad financiera, señaló la relevancia de contar con un gran equilibrio psicológico, dado que en este contexto se enfrentan a situaciones complicadas cada día a la hora de atender a sus clientes, que pasan por situaciones negativas e incluso a veces tienen que saber “decir que no”.
Por otro lado, el periodista Gabriel Urbieto, refrendó estos datos sobre salud mental, destacando, a su vez, la importancia de otros temas de gran preocupación como el Burnout (que hasta enero del 2022 no pasó a considerarse como enfermedad profesional), la gran renuncia o la reducción de la jornada laboral.
A modo de conclusión, la psicóloga experta en el ámbito, Pilar del Pueblo, manifestó que, en el momento presente, la gran demanda viene dada por los datos alarmantes de la salud mental en el trabajo, si bien “esto sólo es la punta de lanza de los temas que hay que abordar ya dentro de las organizaciones y que sólo pueden ser solucionados de manera rigurosa y científica desde la psicología”. A este respecto, recordó el grave riesgo que supone el creciente intrusismo que se observa por parte de otros perfiles, bajo el paraguas de diferentes “etiquetas” que ofrecen sus intervenciones sin demostrar la garantías de las mismas.
Mesa de trabajo del Área de Psicología de la Intervención Social
En esta última mesa, los psicólogos y psicólogas expertos/as en el área, Sacramento Pinazo, María Fuster, Santiago Boira, Jaime Gutiérrez y Salvador Almenar, junto con la periodista Carmen Castelo Blanco, analizaron el papel del psicólogo/a de la intervención social en el sistema de servicios sociales, valorando su contribución al desarrollo social y comunitario en términos de cohesión, así como los beneficios e impacto sobre los costes y el retorno social que tiene la intervención psicológica en los servicios sociales de atención primaria.
Todos los expertos coincidieron en situar a los políticos como el origen del problema (“un paso para delante y dos para atrás”). Algunos representantes manifestaron tener en sus territorios un problema muy importante con el tercer sector, con un retroceso de lo público.
Asimismo, destacaron el trabajo precario como una importante preocupación del área de la intervención social, una situación en la que, según definieron, “se trabaja en proyectos concretos con condiciones pésimas, formados, pero mal pagados y con sobrecarga de horas no pagadas”.
Foto: momento de la mesa de trabajo del Área de Psicología de la Intervención Social
Tras la mesa de debate, la coordinación de la División Psicología de la Intervención Social puso de manifiesto la necesidad de replantear la intervención y el rol del profesional de la intervención social, incorporando la especificidad frente a otras especialidades y poniendo sobre el papel un modelo propio de intervención, para lo cual, se valoró la posibilidad de realizar un estudio al respecto. Asimismo, señalando la importancia de promover más lugares de encuentro, donde los representantes de esta área en concreto puedan debatir la estrategia, el mapa de acción y las actuaciones a concretar de cara a “una mayor cohesión y capacidad de presión política”.