Se estima que, alrededor de 11,2 millones (13%) de niños/as y jóvenes de 19 años o menos presentan un problema de salud mental. Las tasas relacionadas con los problemas de esta índole aumentan con la edad, pasando de un 2% de los niños y niñas menores de 5 años a alrededor del 19% de los y las jóvenes de 15 a 19 años.
Entre los/as jóvenes de 15 a 19 años, aproximadamente el 8% ha desarrollado ansiedad y el 4% depresión. Las tasas de ambas problemáticas son más elevadas en este grupo de edad para las chicas (9,6% y 4,6%, respectivamente), que para los chicos (5,5% y 2,6%, respectivamente). Asimismo, pese a que la prevalencia del suicidio parece haberse reducido con el tiempo en la UE -con un 20% menos de suicidios en 2020, en comparación con 2011-, este sigue siendo un grave problema en la sociedad, especialmente, en la infancia y la adolescencia.
De hecho, el suicidio constituye la segunda causa más común de muerte (después de los accidentes de tráfico) entre los/as 15 y los 19 años en la UE y representa, aproximadamente, una de cada seis (17%) de las muertes.
Estos son algunos de los preocupantes datos recogidos por UNICEF en su último informe sobre el Estado de la Infancia en la Unión Europea, y que dan cuenta del aumento de problemas de salud mental en la población infanto-juvenil, así como de la necesidad de emprender medidas orientadas a su prevención, detección temprana y abordaje.
Teniendo en cuenta los datos que advierten de la presencia en un alto porcentaje del alumnado de problemas como ansiedad, depresión, trastornos de conducta, trastornos de alimentación, autolesiones, e incluso ideas suicidas, y que, de no intervenir, estos problemas pueden continuar hasta la adolescencia y la edad adulta, el entorno escolar se erige como un contexto relevante a la hora de detectar signos tempranos de problemas de salud mental y brindar una intervención temprana y oportuna, siendo esencial aquí la figura del psicólogo educativo.
A este respecto, la Comunidad de Madrid acaba de anunciar la creación de la primera unidad especializada de España, dirigida a investigar cómo se puede contribuir a la mejora de la salud mental, social y emocional de los y las menores, desde el ámbito educativo. Tal y como ha avanzado la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, esta iniciativa pionera contará con un equipo de expertos y expertas que realizará trabajos en materia social y emocional aplicados a la convivencia, el estudio de las repercusiones del uso y abuso de las pantallas o el consumo de sustancias adictivas.
Según ha afirmado, “los recursos y la atención se van a volcar en los problemas que afectan a la salud mental de los menores”, contando, en este sentido, con el “asesoramiento de especialistas para hacer frente a los crecientes problemas de desánimo, depresión o adicciones, que se observan a edades cada vez más tempranas”.
Para hablarnos en detalle sobre esta importante iniciativa, Infocop ha querido entrevistar a José Antonio Luengo, vicepresidente primero del Consejo General de la Psicología de España y decano del Colegio de Psicología de Madrid, quien ostentará el cargo de responsable de dicha unidad.
Foto: José Antonio Luengo
Luengo ejerce como funcionario docente con una amplia profesional en el ámbito educativo y es catedrático de Enseñanza Secundaria, en la especialidad de Orientación Educativa. Asimismo, es psicólogo sanitario y experto en Psicología Educativa y de la Actividad Física y del Deporte. Ha sido coordinador del Equipo de Apoyo Socioemocional, dependiente de la Subdirección General de Inspección Educativa de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.
ENTREVISTA
A modo de introducción, como experto en el ámbito infanto-juvenil, ¿cuáles son los problemas psicológicos más comunes que enfrentan niños/as y adolescentes hoy en día en España?
Los datos que vienen consignándose en estos últimos años y, especialmente, tras la pandemia, parecen evidenciar un significativo aumento en la autopercepción de malestar emocional en las cohortes citadas. Al menos, esas son las conclusiones de diferentes investigaciones basadas en auto-informes. Algunos ejemplos de esta situación en la población infantil y adolescente lo encontramos en el estudio de Save the Children “Crecer saludable(mente)”, 2021, y, refiriéndonos a la población joven, en el Informe “Rayadas”: la salud mental de la población joven en España (2023), elaborado por la Fundación Manantial, el “Barómetro Juventud, Salud y Bienestar” (2023), del Centro Reina Sofía de FAD Juventud.
En cualquier caso, el aumento de sintomatología ligada a la ansiedad y la depresión, las ideas de suicidio, los problemas relacionados con la alimentación o las autolesiones, son, probablemente, los signos más visibles e inquietantes de la extensión del malestar emocional en las poblaciones reseñadas.
A su juicio, ¿qué beneficios conllevaría incorporar la Psicología Educativa en los sistemas de orientación de los que están dotados en la actualidad los centros escolares?
El actual sistema de orientación, en todo el estado, tiene ya una larga trayectoria. Tal vez excesiva, teniendo en consideración los escasos ajustes que han podido concretarse al abrigo de los cambios y modificaciones, realmente sustantivas, en el statu quo de nuestra sociedad, los hábitos de vida, las configuraciones familiares, los modelos educativos, las condiciones en las que crecen y se desarrollan nuestros chicos y chicas… Como poco, hemos de citar el año 2008 como el hito que marcó un antes y después en la formulación de las profesiones en el referido sistema de orientación, con la desaparición de facto de la Psicología como especialidad.
Desde y con el máximo respeto al sustrato de formación y competencias de otras profesiones imprescindibles en el sistema, la Psicología educativa no puede sino entenderse como un marco para la intervención especializado, absolutamente complementario a los ya existentes, que permita dar respuestas, asimismo especializadas, a las nuevas necesidades de un sistema, el educativo, contextualizado en un escenario organizativo y de desarrollo social (vertiginoso en sus tiempos y en permanente cambio) con significativas diferencias con respecto a lo planificado hace ya más de 15 años.
Las demandas que desde el Consejo General de la Psicología se están haciendo al Ministerio de Educación y Formación Profesional para que revise eficientemente esta circunstancia, no han tenido eco suficiente por el momento. Pero hemos de insistir. Los contenidos señalados en la anterior pregunta dan buena cuenta de importantes nuevas necesidades a atender, siempre desde una perspectiva de acción preventiva, de promoción del bienestar psicológico en las comunidades educativas y de primera intervención ante situaciones de riesgo.
Recientemente, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha anunciado la creación de la primera unidad especializada de España que investigará “cómo desde la Educación se puede contribuir a la mejora de la salud mental, social y emocional de los más jóvenes”. Como responsable de la misma, ¿podría decirnos cómo surge esta iniciativa y qué objetivos persigue?
Bueno, he de explicar antes de nada que la responsabilidad citada la asumo con ilusión y compromiso como un funcionario docente que, lógicamente, está sometido a los principios de disponibilidad y encomienda de tareas establecido en la Función Pública. El hecho de que, en estos momentos, asuma asimismo la responsabilidad de dirigir como Decano el Colegio Oficial de la Psicología es puramente coyuntural. No obstante, la circunstancia en cuestión muestra las excelentes relaciones que esta organización mantiene con las administraciones de la Comunidad de Madrid; siempre con el objetivo presente de colaborar en el desarrollo de buenas prácticas para mejorar la vida de las personas.
La iniciativa surge en conversaciones con mis altos responsables en la administración educativa como una propuesta, marcada señaladamente en los planes de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades, que ha de permitir afianzar las acciones y planes que, en materia de formación e investigación en salud mental en infancia y adolescencia (con especial atención al papel que ejercen los centros) ya vienen ejecutándose. Sin obviar la necesidad de incrementar y perfiles las actividades formativas con profesorado, familias y alumnado, he de hacer mención, singularmente, a proyecto de desarrollo de acciones que incorporen la investigación y la elaboración de propuestas que permitan habilitar mejoras en los sistemas de promoción del bienestar emocional de todos los agentes de las comunidades educativas y de prevención, detección e intervención en los casos de desajustes y desórdenes psicológicos que puedan evidenciarse.
¿Cuándo se prevé la puesta en marcha de la unidad y a qué población estará dirigida? ¿qué profesionales formarán parte de la misma y qué áreas abordarán?
La Unidad ya ha comenzado su tarea, enmarcada en el Instituto Superior Madrileño de Innovación Educativa (ISMIE) de la Comunidad de Madrid. Es en este contexto colaborativo, ligado a la formación, investigación e innovación en educación donde se van a insertar los diferentes proyectos, en un espacio integrado de desarrollo conjunto con el resto de profesionales del citado Instituto, que integran las muy diferentes áreas que tienen que ver, de modo sensible, con el bienestar emocional y psicológico de los agentes educativos y del alumnado y la salud mental.
¿Qué supone para usted dirigir esta unidad?
Esencialmente un reto. Un reto más en mi trayectoria profesional pero que me hace una especial ilusión. Son muchas las “trincheras” en las que he desarrollado mi profesión, desde el ejercicio de puestos de responsabilidad en la administración educativa o en instituciones de marcada sensibilidad con las necesidades de la infancia, como el Defensor del Menor), la actividad académica en la Universidad o la última desempeñada como Coordinador del Equipo de Apoyo Socioemocional de la Unidad de Convivencia y contra el acoso escolar dependiente de la Subdirección General de Inspección Educativa de la Consejería de Educación, destino este último en el que he podido desarrollar, conjuntamente con mis compañeros, un trabajo de asesoramiento especializado (con especial incidencia del conocimiento psicológico en la base) en materia de prevención, detección e intervención en situaciones de riesgo de violencia auto-infligida del alumnado (autolesiones y conducta suicida).
En cualquier caso, insisto, la inmersión en el ámbito de la innovación, la formación y la investigación en materia de salud mental en infancia y adolescencia en contextos educativos es especialmente atractiva como reto.
Para finalizar, ¿desea añadir algún otro comentario?
Tal vez decir e insistir, que el momento es ahora. El tiempo es ahora. La salud mental y la promoción del bienestar psicológico entendidos como elementos nucleares en la planificación, diseño y desarrollo de acciones en favor del crecimiento saludable de nuestros chicos, chicas y jóvenes. Todo empeño siempre será poco, seguro; pero hemos de trabajar con intensidad y sensibilidad, comprometidos en la visión de un mundo mejor, centrado en las personas y, por supuesto, en los colectivos más vulnerables. Siempre subrayando el valor de las “distancias cortas” en este objetivo.