La OCU insta a mejorar la atención a la salud mental en la Sanidad pública
23 Abr 2024

«Desde la pandemia, los problemas y las dificultades relacionadas con la salud mental no han hecho más que aumentar entre la población general. En consecuencia, la demanda de servicios de atención a la salud mental ha crecido tanto en el Sistema Nacional de Salud, como en las consultas y gabinetes privados». Así lo afirma la Organización de Consumidores (OCU), en un informe a través del cual se aborda el estado actual de la salud mental en España, así como la respuesta que se está dando desde el Sistema Nacional de Salud a las personas que presentan problemas de esta índole.

Los datos del informe se basan en una encuesta realizada por la OCU a 2.061 personas de entre 18 y 79 años, con el fin de conocer cómo perciben su salud mental y, en caso de haber recibido algún tipo de tratamiento, cuál ha sido su experiencia.

Tal y como señala la Organización, actualmente, los síntomas y problemas psicológicos más señalados por la población son el estrés, el insomnio, la ansiedad y la depresión, si bien hay una amplia variedad de problemas y malestares que están emergiendo y que es necesario tener en cuenta, entre ellos, la soledad en las personas mayores, los trastornos de la conducta alimentaria entre los/as más jóvenes o el estrés laboral en las personas trabajadoras.

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Fuente: freepik. Foto: 8photo. Fecha: 22/04/24

El 72% de las personas de entre 18 y 34 años han experimentado un problema de salud mental en los últimos 3 años

Según se desprende de la encueta de la OCU, la mitad de los/as participantes revelan haber percibido malestar relacionado con su salud mental en los últimos 30 días, y un 36% admitió haber experimentado un problema específico en ese mismo periodo.

En función de la edad y ampliando la franja temporal a los últimos tres años, se observa que el 72% de los/as jóvenes de entre 18 y 34 años, el 68% de las personas de 35 a 54 años y el 44% con edades comprendidas entre los 55 y los 79 años, han experimentado algún problema de salud mental durante este tiempo.

De acuerdo con los datos, los principales problemas reportados son (de mayor a menor porcentaje): el estrés (un 42% de los/as españoles/as), los problemas de sueño (un 39%), la ansiedad (un 31%), la depresión (24%), la inestabilidad emocional (23%), los ataques de pánico o fobias (15%), las adicciones (5%) y los trastornos alimentarios (4%).

En el 68% de los casos, el tratamiento para los problemas de salud mental es farmacológico, principalmente con antidepresivos

La Organización recuerda que no todas las personas que atraviesan por dificultades relacionadas con su salud mental, piden ayuda profesional para superarlas”. Cuando acuden en búsqueda de ayuda, la primera opción de tratamiento que se ofrece es la medicación.

En este sentido, más de la mitad de los/as participantes que afirmaron haber tenido un problema de salud mental en los últimos tres años, recibieron algún tipo de tratamiento o apoyo, en el 58% ayuda psicológica y en el 68% de los casos medicación, principalmente, antidepresivos (68%), seguido de ansiolíticos (53%), hipnóticos (41%) y otros medicamentos psiquiátricos (11%).

El informe destaca que estos fármacos han sido prescritos tanto desde los servicios de atención primaria (47%), como desde los servicios especializados (47%) y en algunos casos se toman por iniciativa propia (6%).

En general, las cifras muestran que este tratamiento farmacológico, suele durar 2 o más años en el 43% de los casos, entre 2 semanas y 6 meses en el 25%, entre 7 y 12 meses en el 18%, más de 1 año y menos de 2 en el 11%, y menos de 2 semanas en el 3% de las situaciones. Cuatro de cada diez encuestados manifiestan que suele tratarse de un tratamiento que se alarga en el tiempo. Para el resto, la medicación puede durar desde 2 semanas, hasta 1 o 2 años.

El nivel de satisfacción con el tratamiento es mayor entre quienes reciben apoyo psicológico (58% vs 45% que recibe medicación)

De forma específica, con respecto a la ayuda psicológica, cerca de 1 de cada 4 españoles afirma haberla recibido en el último trienio, siendo lo más habitual acudir a servicios de salud mental privados (38%).

La OCU destaca variabilidades en la frecuencia de las visitas, según se realicen en la sanidad pública o en la consulta privada: así, mientras que en la privada, sólo el 14% de los/as participantes indica que acude menos de una vez al mes a consulta; en la pública, las visitas mensuales son señaladas por el 52%.

En relación con la frecuencia con la que se acude a consulta, el 36% afirma recibir una sesión de psicoterapia menos de una vez al mes, el 44% de los encuestados acude a una sesión una o dos veces cada 30 días, mientras que muchos menos (17%) lo hacen entre 3 y 4 veces al mes (17%) y sólo un 3% recibe más de 4 sesiones mensuales.

Sin apenas diferencias entre las consultas privadas y públicas, se observa que 16% abandona la terapia por decisión propia, destacando, entre las razones aducidas para abandonar voluntariamente, el haber obtenido los resultados esperados (47%). En este sentido, 8 de cada 10 usuarios percibe una mejora en su situación psicológica y emocional.

Otros motivos manifestados son el elevado precio del importe de los servicios (29%), la falta de resultados (22%), la escasez de tiempo (15%), la incapacidad para hacer frente a revivir experiencias desagradables y/o traumáticas (11%) y la mala relación con el/la profesional (5%).

Los resultados evidencian una alta satisfacción por parte de los/as encuestados/as con el tratamiento recibido, siendo aún mayor en el caso de quienes reciben apoyo psicológico (58%) que cuando se les prescribe medicación (45%).

Hacen falta más (y mejores) recursos en el SNS

La OCU advierte de las carencias del sistema público en la atención a la salud mental, entre ellas, las listas de espera en atención psicológica, que siguen siendo un problema significativo en nuestro país: según los datos de la OCU, casi un tercio de los/as españoles/as tiene que esperar más de un mes (27%) para poder recibir cita y, entre quienes reciben apoyo psicológico en la sanidad pública, 6 de cada 10 ha tenido que esperar más de dos semanas.

Según alerta la Organización, estas largas listas de espera para recibir atención especializada junto con la falta de psicólogos clínicos en la sanidad pública, conllevan que las personas que tienen un problema de esta índole sean, en muchos casos atendidas en los servicios de Atención Primaria por médicos de familia, donde se les trata, esencialmente, con fármacos, con una baja tasa de remisión y frecuentes recaídas, “en lugar de recibir terapia que, en muchas ocasiones, sería lo más recomendable”.

Incorporar psicólogos/as clínicos/as en Atención Primaria: una medida clave

Atendiendo a la anterior, la OCU insiste, una vez más, en la necesidad de mejorar los servicios de atención a la salud mental tanto en atención primaria de la salud como en atención especializada.  En este sentido, en los últimos años, ha venido exponiendo una serie de medidas, como las recogidas en un manifiesto conjunto con el Consejo General de la Psicología (COP), a través del cual instan a las administraciones públicas competentes a:

  • Triplicar el número de psicólogos clínicos en el Sistema Nacional de Salud, para alcanzar al menos la media europea. De los 6 por 100.000 habitantes que tenemos en España a los 18 por 100.000 habitantes que hay en Europa.
  • Incrementar el número de plazas PIR (Psicólogo Interno Residente).
  • Mermar las listas de espera para recibir asistencia psicológica.
  • Reducir la prescripción de psicofármacos a los casos que sean necesarios y se utilicen siempre como tratamiento secundario respecto al tratamiento psicológico.
  • Poner en marcha un Plan Nacional de Prevención del Suicidio con los recursos necesarios.
  • Incorporar la figura del psicólogo clínico a los Centros de Atención Primaria.

Esta última medida, tal y como ha señalado el COP en numerosas ocasiones, redundaría en un ahorro en términos de costes económicos y sociales, al facilitar, entre otras cosas, la detección precoz y la intervención temprana de los problemas de salud mental, así como la reducción de los tiempos de espera para recibir tratamiento adecuado, evitando, a su vez, complicaciones en la sintomatología del paciente y la consiguiente cronificación.

Fuente: OCU

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