La necesaria inclusión de la Psicología en las políticas públicas
19 Jul 2023

Actualmente nos encontramos en una situación de saturación de los servicios de salud mental, con protocolos de derivación masiva, excesiva medicalización desde atención primaria y colapso de la atención psicológica especializada.

La perspectiva de inclusión de la Psicología en las políticas públicas, propone detectar y atender el malestar psicológico de forma pronta y accesible a las situaciones de riesgo, ofreciendo unas mínimas condiciones de garantía para el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes.

Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de un informe editado por el Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia, a través del cual se pretende visibilizar la situación actual en relación con la salud mental y el bienestar psicológico infanto-juvenil de la Región. Este documento es fruto de la intervención en la Asamblea Regional- a petición de la Comisión Especial de Infancia y Adolescencia-, de la decana del COP Murcia, María Fuster, sirviendo su contenido de soporte a lo largo de dicha intervención ante los Grupos Parlamentarios.

Inclusión de la Psicología en políticas públicas
Fuente: freepik. Autor: andreas. Fecha: 14/07/23
Los problemas de salud mental infanto-juveniles se han incrementado en los últimos años

De acuerdo con el texto, en los últimos años se ha registrado a nivel mundial una creciente tendencia en los problemas de salud mental, hasta el punto en que la OMS (2020) prevé que, en una década, este tipo de problemas se convertirán en la primera causa de discapacidad en todo el mundo. Ante esto, sus autores consideran imperativo abordar la promoción de la salud mental y la prevención, en aras de evitar el agravamiento y cronificación de los problemas de esta índole. En este sentido, indican, brindar un análisis desde la perspectiva psicológica, “permite comprender las necesidades esenciales de esta población vulnerable y de su complejidad, siendo una obligación y un deber desde la responsabilidad compartida”.

El documento comienza contextualizando la situación actual de la salud mental infanto-juvenil, exponiendo datos y referencias internacionales, nacionales y autonómicas, en aras de brindar una panorámica en términos de cifras y de tipología de problemáticas, “de las que unas cursan con problemas de salud mental y otras no, pero todas ellas con importantes vivencias de malestar psicológico”.

Según indica, los niños, las niñas y los/as adolescentes pueden experimentar malestar psicológico en su vida, debido a una amplia variedad de experiencias. Situaciones de violencia, abandono o negligencia y/o situaciones de desprotección/sobreprotección, pueden afectar de forma negativa al bienestar psicológico de los y las menores si perduran en el tiempo o no se resuelven. Todas ellas “se acompañan de un intenso sufrimiento”, pudiendo derivar en problemas de salud mental más graves y/o conductas que pueden generar conflicto social, conductas delictivas, etc.

Es fundamental implementar políticas públicas para dar respuesta inmediata, eficaz y adecuada a las necesidades de los y las menores

Tal y como señalan sus autores, es clave conformar la base necesaria de cuidados de sostenimiento prolongados durante las etapas iniciales de la niñez y la adolescencia, para prevenir de forma eficaz la aparición de problemas psicológicos, sociales y de salud mental. Consideran fundamental también establecer políticas públicas para dar respuesta inmediata, eficaz y adecuada a las necesidades de los y las menores y a aquellas situaciones que impactan de forma negativa en su salud mental y en la configuración de su bienestar psicológico.

De este modo, facilitar el acceso al tratamiento del malestar y generar las coyunturas para una atención psicológica directa, supondría evitar los agravamientos, permitiendo, desde los contextos de proximidad comunitarios, oportunidades de atención psicológica preventiva y temprana que puedan frenar o evitar la cronificación de los problemas y la psicopatologización de la vida cotidiana.

A este respecto, el informe aborda los distintos contextos de dificultad y complejidad, centrándose especialmente en la pobreza y el maltrato, dos realidades “que marcan la salud mental y el malestar en la infancia y adolescencia y aumentan las probabilidades de cronificación y agravamiento afectando a su desarrollo integral”.

A esto se añade, según alertan sus autores, una sobrecarga y saturación actual en los servicios de salud mental, con “protocolos de derivación masiva, excesiva medicalización desde atención primaria y colapso de la atención psicológica especializada, por lo que propone iniciar un cambio de paradigma, con el fin de promover la salud y la prevención del malestar psicológico en diferentes ámbitos de actuación, y que los y las menores puedan ser atendidos fuera del sistema sanitario, evitando así “agravamientos que terminen en patología, aliviando la carga asistencial y un ahorro significativo en términos sociales y económicos”.

Incluir la perspectiva psicológica en las políticas públicas puede marcar la diferencia

Subrayando el rol esencial que desempeña aquí la Psicología como ciencia básica y aplicada, que aporta desde la evidencia, “metodologías eficaces, efectivas y eficientes”, destacan la necesaria creación de servicios que, bajo la capacitación y competencia profesional de los psicólogos y las psicólogas de distintos ámbitos de especificidad, puedan dar respuesta a todos estos retos y desafíos.

A este respecto, el documento recuerda que incluir la perspectiva psicológica en las políticas públicas puede marcar la diferencia, mejorando de forma significativa la atención al sufrimiento de la infancia y la adolescencia, con una especial mirada al desarrollo de los servicios comunitarios que, “en responsabilidad compartida con otros profesionales y agentes sociales, permitan el sostenimiento, la orientación y el apoyo bajo la inclusión de los profesionales de la Psicología que, en distintos lugares y ámbitos de proximidad, requieren y demandan las familias”.

Atendiendo a todo lo expuesto, sus autores incorporan un Decálogo de recomendaciones, entre ellas, las siguientes:

  • No hay salud mental, sin un mínimo de bienestar psicológico, cuyo soporte está en la cobertura de las necesidades psicológicas esenciales.
  • Es prioritario frenar los procesos de deterioro ante los primeros indicadores.
  • Pasar del modelo biomédico al modelo comunitario, con la inclusión de la perspectiva psicológica en las políticas públicas: planificaciones (inclusión órganos de participación/planes/programas/proyectos), asegurando los servicios psicológicos de atención directa, universal y gratuita.
Es clave facilitar el acceso a actuaciones y planificaciones «PSI» desde la Psicología de la Salud, la Educativa y de la Intervención Social
  • Es trascendental la prevención articulando la planificación transversal en las políticas públicas: facilitar el acceso a las actuaciones y planificaciones “PSI” desde la Psicología de la salud/clínica, Psicología Educativa y Psicología de la Intervención Social. Asegurar la detección y el afrontamiento preventivo: “es mejor prevenir que diagnosticar, evitar las etiquetas diagnósticas, reforzando el diagnóstico diferencial. Solo en salud mental, lo que es de salud mental”. Impulsar y fomentar programas de apoyo a las familias, garantizando la inclusión de la perspectiva psicológica con profesionales de la Psicología que orienten, traten o deriven si se requiere. Es importante evitar estigmatizar la etapa evolutiva de la adolescencia por ser de transición, crisis y/o conflicto, siendo esencial priorizar el desarrollo emocional temprano en la primera infancia para garantizar “los pilares futuros del bienestar psicológico infantil”, implementando programas de apoyo a la crianza y programas que favorezcan adecuados procesos de socialización en menores.
  • Los problemas en salud mental son multicausales y multidimensionales, por lo que su abordaje requiere de enfoques interprofesionales.
  • Es necesario solucionar de forma inmediata la escasez de profesionales de la Psicología en todos los ámbitos, especialmente, el de la salud (salud mental y CSAP), los servicios sociales (SSAP y SSE) y la educación.
Las actuaciones profesionales psicológicas colegiadas son una garantía de calidad en la atención
  • incorporando psicólogos educativos en los equipos y departamentos de orientación de los centros escolares, para abordar las dificultades de aprendizaje, de conducta y/o de inclusión en el aula y prevenir los problemas relacionados con la salud mental “que están proliferando en la infancia y la adolescencia”
  • Garantizar la atención psicológica dentro del catálogo de prestaciones del sistema SS.SS., empezando por su inclusión en los servicios sociales de base para abordar la prevención, y en los especializados para abordar “las necesidades particulares del caso por caso”.
  • Atender a los problemas graves de salud mental en los servicios especializados de salud con mínimos estándares de calidad, garantizando la atención inmediata y la intensidad adecuada de los tratamientos así como un seguimiento más continuo (menor lista de espera), ampliando la plantilla de psicólogas/os clínicos/as.
  • Proteger las actuaciones profesionales psicológicas colegiadas como garantía de calidad en la atención a la población, dado que son un acto de gran especificidad que se basa en el conocimiento (capacidad y competencia) de complejas variables para su abordaje.
  • Educar transversalmente en el uso de Internet y las RRSS e implicar a los medios de comunicación, favoreciendo su formación en temas de salud mental y bienestar psicológico

Se puede acceder al texto completo desde la página Web de la CARM o bien directamente aquí:

Estado de situación de la salud mental y del bienestar psicológico de la infancia y adolescencia en la Región de Murcia

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