Los recientes debates sobre la legalización del uso del cannabis y su autorización para uso terapéutico pueden difundir mensajes confusos. Los medios de comunicación, políticos e incluso parte de la comunidad científica pueden favorecer la difusión de mensajes contradictorios que inducen ideas erróneas en la opinión pública. A este respecto, es fundamental combatir la desinformación, concienciando sobre los riesgos y consecuencias negativas derivados de su consumo.
Así lo afirma la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas en su informe sobre el cannabis, un documento enmarcado en las publicaciones “Únete a la conversación de @PNSDgob”, cuyo objetivo es brindar información sobre sustancias que pueden ser peligrosas para la salud individual y comunitaria.
En esta nueva publicación se proporciona información contrastada sobre la prevalencia de consumo del cannabis, su uso (terapéutico y como droga), su impacto en la salud física y mental y la desinformación en torno a esta sustancia, que influye negativamente en las actitudes de la población hacia la misma.
Los medios de comunicación, los legisladores políticos y parte de la comunidad científica favorecen la difusión de mensajes contradictorios que inducen ideas erróneas en la opinión pública
Tal y como señalan sus autores, a nivel internacional, el consumo de cannabis y de cannabinoides se ha incrementado en los últimos años. Los cannabinoides sintéticos de uso lícito como el CBD y la existencia de medicamentos basados en derivados del cannabis que pueden aliviar algunas patologías concretas, han conllevado la aparición de mensajes contradictorios, estimulando debates sobre posibles cambios normativos para legalizarlo. Estos debates sobre su legalización y autorización para uso terapéutico pueden difundir mensajes confusos. Destaca aquí el rol de los medios de comunicación, de legisladores políticos e, incluso, de parte de la comunidad científica, a la hora de “favorecer la difusión de mensajes contradictorios que inducen ideas erróneas en la opinión pública”.
En este sentido, señalan la existencia en las redes sociales de grupos que difunden sistemáticamente mensajes favorables al consumo generalizado de cannabis, ignorando el conocimiento existente. A este respecto, diversos estudios advierten de que las “coberturas narrativas de ciertos medios de comunicación sobre los posibles usos terapéuticos de algunos cannabinoides pueden generar confusión e influir en las actitudes de la ciudadanía hacia el consumo de cannabis” .
De este modo, se habla con frecuencia del cannabis como si fuera una sustancia con un único componente y un único efecto; sin embargo, es una planta que contiene más de cien cannabinoides.
Es fundamental distinguir los usos terapéuticos del cannabis de su uso recreativo
En España, el cannabis es la sustancia ilegal más consumida. Los datos indican que el 2,8% de la población de 15-64 años consume cannabis a diario o casi a diario, con lo que “tienen un patrón de consumo de mayor riesgo para la salud”. Para un 15% de la población española de entre 15 y 64 años, el consumo de cannabis no tiene de consecuencias sobre la salud (EDADES 2022).
Según datos de ESTUDES, entre los y las estudiantes de 14 a 18 años, el cannabis constituye, después del alcohol y el tabaco, la tercera sustancia psicoactiva más consumida, siendo también la sustancia ilegal más consumida por esta población. El 28,6% de los jóvenes revela haberla consumido cannabis alguna vez en la vida. Asimismo, desde el año 2010, persiste la consideración de que el tabaco es más peligroso que el cannabis. Esta droga ilegal es percibida con mayor disponibilidad por los y las estudiantes, siendo la que más se les ofrece.
Los autores de este informe destacan la relevancia de separar los usos medicinales de la droga (por ej., para el tratamiento de síntomas de la esclerosis múltiples o la epilepsia), del uso recreativo de la misma, recordando que su consumo fumado “no es inocuo ni recomendable” y que “si se mezclan los efectos del posible uso terapéutico del cannabis con los efectos de la droga, acaba llegando a la población un mensaje sesgado sobre sus efectos”. En este punto, señala el papel fundamental de los programas de prevención en la cobertura de algunos medios de comunicación en la formación de la opinión pública, y distinguir los usos del cannabis.
Consumir cannabis no es natural e implica riesgos que es necesario conocer
A este respecto, es clave tener en cuenta que diversos estudios ponen de relieve los efectos “muy perjudiciales” asociados con el consumo de cannabis, principalmente, en personas jóvenes, embarazadas y conductores. De igual modo, la mayor parte de los resultados terapéuticos asociados con los cannabinoides “están respaldados por pruebas débiles (estudios observacionales), certeza baja o muy baja (ensayos controlados aleatorios) o no son significativos (estudios observacionales, ensayos controlados aleatorios)”. Los datos científicos evidencian la necesidad de evitar su consumo en la adolescencia y la edad adulta temprana, y especialmente, en personas con antecedentes de problemas de salud mental.
De acuerdo con el informe, actualmente existen numerosas fake news sobre el cannabis que restan gravedad a sus consecuencias, tales como, afirmar que “no produce adicción y que su consumo puede controlarse” o que “es una sustancia natural e inofensiva para la salud y menos perjudicial que el tabaco”.
Sin embargo, como bien recuerdan sus autores, consumir cannabis “no es natural” e implica riesgos que es necesario conocer: el cannabis tiene un potencial adictivo y se estima que un porcentaje de quienes lo consumen durante la adolescencia, desarrolla adicción y otros problemas de consumo.
Su consumo se asocia con múltiples consecuencias negativas sobre la salud física y mental
Entre los principales efectos sobre la salud derivados de su consumo, destacan los siguientes:
- Efectos sobre la salud física: problemas respiratorios, aumento de la frecuencia cardíaca y, por lo tanto, del riesgo de sufrir un infarto, náuseas y vómitos intensos,
- Efectos sobre la salud mental: su consumo prolongado se asocia con problemas de salud mental, como intensificación de los síntomas en los pacientes de esquizofrenia, un trastorno mental grave, síntomas como alucinaciones, paranoia y pensamiento desorganizado, depresión, la ansiedad e incluso ideación suicida en adolescentes. De igual modo, las personas que han consumido cannabis tienen más riesgo de experimentar psicosis aguda, que incluye alucinaciones, delirio y la pérdida del sentido de identidad personal.
Asimismo, su uso se relaciona con los accidentes de tráfico: el cannabis fue la droga más detectada en la franja de edad de 18-34 años en conductores fallecidos en España.
Se puede acceder al documento completo desde la página Web de la DGPNSD o bien directamente aquí:
PNSD (2024). Cannabis: preguntas, respuestas y dudas. Ministerio de Sanidad. Secretaría de Estado de Sanidad. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.