Un 8% de los niños y las niñas en todo el mundo son víctimas de explotación y abuso sexual online. Esta es una de las preocupantes conclusiones de un estudio publicado en la revista The Lancet Child & Adolescent Health, y realizado por un grupo de investigadores pertenecientes al Instituto de Seguridad Global Infantil y al Instituto Usher de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), así como al Centro de Política y Economía de la Salud de la Universidad Agrícola de China y a la Facultad de Salud Pública de la Universidad Estatal de Georgia (EE.UU.), con el objetivo de analizar la prevalencia y la naturaleza de esta grave conducta a escala mundial.
Los investigadores alertan de que los rápidos avances en la tecnología digital y del crecimiento del acceso a Internet y los teléfonos inteligentes, especialmente, en los países en desarrollo, están poniendo a más niños y niñas en riesgo diariamente. Los y las menores adoptan rápidamente estas tecnologías, lo que aumenta su exposición a riesgos antes de que comprendan plenamente sus consecuencias.
Entre los peligros, se encuentran el uso de imágenes, videos o audios generados o manipulados utilizando inteligencia artificial (IA), para que parezcan auténticos, y de contenidos falsos para suplantar la identidad, entre otros muchos. Según señalan, el uso de imágenes generadas por IA, deepfakes y otros avances tecnológicos “ha fomentado el aumento de la extorsión, la explotación y el abuso sexuales”.
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Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 12/02/24
En este sentido, la explotación y el abuso se da cuando se coloca el rostro de un niño o una niña sobre una imagen sexual de otra persona (lo que se conoce como “deepfake”) o cuando un/a menor está expuesto/a a contenido pornográfico. La exposición no deseada a contenido sexual suele ocurrir también mientras se navega por las redes sociales. Este tipo de imágenes, afirman los autores, “son profundamente dañinas, y el abuso continúa con cada visualización y con la falta de eliminación de este contenido abusivo”.
Partiendo de la premisa de que conocer el modo en que se manifiestan el abuso y la explotación sexual online puede ayudar a prevenirlos, han llevado a cabo este estudio, a través del cual buscan estimar la prevalencia global de esta grave ‘amenaza para la salud pública mundial’.
Para tal fin, han realizado una búsqueda bibliográfica exhaustiva en seis idiomas de las Naciones Unidas (árabe, chino, inglés, francés, ruso y español) y en múltiples bases de datos, para los registros publicados entre el 1 de enero de 2010 y el 30 de septiembre de 2023. Dos autores diferentes han evaluado los estudios de forma independiente para su inclusión, de acuerdo con los criterios de elegibilidad.
De los 47.097 registros derivados de las búsquedas bibliográficas, se han incluido 86 que informan sobre 123 estudios en esta revisión sistemática y metaanálisis. Los estudios elegibles abarcan 57 países. Todos han utilizado muestras de la población general y son representativos a nivel nacional y subnacional e incluyen niños, niñas y adolescentes menores de 18 años, así como personas adultas que informaron retrospectivamente de explotación y abuso sexual online.
El uso de imágenes generadas por IA, deepfakes y otros avances tecnológicos ha fomentado el aumento de la extorsión, la explotación y el abuso sexuales
Los investigadores han analizado la cantidad de menores que han estado expuestos/as a cualquiera de los subtipos de explotación y abuso sexual infantil online, a saber: incitación online; explotación sexual online; extorsión sexual; y fotografiar y compartir imágenes y vídeos sexuales de forma no consentida, así como exposición a ellos.
La explotación sexual online se define aquí como actos sexuales que se intercambian por dinero o recursos (por ej., comida, ropa, alojamiento, afecto, protección, regalos o cualquier otra cosa que se considere de valor para el niño, la niña o el/la adolescente).
Por su parte, la incitación online consiste en consultas y conversaciones de índole sexual a largo plazo, que pueden llevar al intercambio de imágenes o vídeos sexuales, y provenir tanto de compañeros como también de perpetradores adultos.
La extorsión sexual (o sextorsión) se da cuando una persona chantajea a otra, por cosas como dinero, tarjetas de regalo u otros actos sexuales, amenazándola con no difundir imágenes o vídeos íntimos a cambio, mientras que la realización, el intercambio y la exposición de forma no consentida de imágenes sexuales pueden ocurrir cuando dichas imágenes se capturan cuando un niño/a estaba intoxicado, distraído, inconsciente o incapaz de dar su consentimiento.
Los resultados muestran una amplia gama de estimaciones de prevalencia para los distintos subtipos específicos: conversaciones sexuales no deseadas (12,5%); la toma, el intercambio y la exposición no consentidos de imágenes y videos sexuales (12,6%); la explotación sexual online (4,7%); y la extorsión sexual (3,5%).
Los datos del estudio revelan que el 8,1% de los/as niños/as en todo el mundo son víctimas de explotación y abuso sexual online
Con respecto a la prevalencia general de la explotación y el abuso sexual infantil online, los datos muestran que el 8,1% de los niños y niñas a nivel mundial, son víctimas de esta grave conducta.
Para los investigadores, los hallazgos de este estudio son de gran relevancia para que los/as responsables de las políticas, los/as profesionales y los/as investigadores puedan tomar decisiones informadas sobre la asignación de recursos y el diseño de programas de prevención y respuestas eficaces para proteger a todos los niños y todas las niñas a nivel global: “con un 8% de los/as niños/as en todo el mundo que son víctimas de explotación y abuso sexual, necesitamos urgentemente que el espacio online tenga seguridad incorporada desde el diseño».
Según advierten, de no regularse su uso, la inteligencia artificial puede agravar problemas como el ciberacoso o los de salud mental en niños/as y adolescentes, entre ellos, ansiedad, depresión o trastornos alimentarios.
A su juicio, el rápido desarrollo de las redes sociales y otras comunicaciones virtuales permite que surjan nuevos tipos de abuso, lo que hace que estimar el alcance total de la explotación y el abuso sexual infantil online sea extremadamente difícil. Esto debe respaldarse con una regulación mucho más sólida de los entornos online en todos los países, con una mejor educación para los y las menores y para sus padres y/o cuidadores. Como bien afirman, “el abuso y la explotación de los niños se pueden prevenir, pero es necesario actuar ahora. Los niños no pueden esperar más”.
Fuente: Fry, D., Krzeczkowska, A., Ren, J., Lu, M., Fang, X., Anderson, N., … & Steele, B. (2025). Prevalence estimates and nature of online child sexual exploitation and abuse: a systematic review and meta-analysis. The Lancet Child & Adolescent Health. . DOI: 10.1016/S2352-4642(24)00329-8