El Instituto de Empresa ha elaborado un informe bajo el nombre «Competitividad y Relación Laboral en el siglo XXI: una comparativa europea», tal y como aparece publicado en su página web www.ie.edu. Según dicho informe, «los ciudadanos de los países más competitivos están más satisfechos con su entorno y el nivel de bienestar», y que «los trabajadores de entornos más competitivos son más autónomos, libres de organizar su trabajo y participan en la dinámica de la empresa». A este respecto España ocupa la posición decimocuarta de competitividad en Europa.

El análisis llevado a cabo ha incluido variables de tipo social como la percepción de los ciudadanos sobre su felicidad o salud, no pudiendo encontrar evidencias de qué factores de este tipo afecten a la competitividad. Sin embargo, el estudio revela que, contrariamente a lo que se puede pensar, los países que otorgan más valor al éxito y al enriquecimiento personal son los que tienen una posición inferior en el ranking sobre competitividad.

Por el contrario, aquellos países que dan más valor a la autonomía e iniciativa, mostrando valores menos conservadores y conformistas y dando más importancia a disfrutar en el trabajo, alcanzar puestos superiores en dicho ranking.

En cuanto a la política de Recursos Humanos que se debería llevar a cabo para conseguir una organización competitiva, se hace necesario un nuevo modelo de relación laboral, en el que el trabajador altamente cualificado tenga mayor flexibilidad y capacidad de influir en las decisiones de la empresa. Es importante que tenga mayor autonomía a través de una mayor participación en la organización de sus funciones. Cuando se habla de flexibilidad este concepto está relacionado con la productividad de los resultados, en el sentido de que se tiene que producir un cambio de mentalidad desde «trabajar más» para acabar en «trabajar mejor».

La posición de España dentro de Europa la sitúa como uno de los países más conformistas. En el informe se indica que para que nuestro país se haga más competitivo es necesario, entre otras cuestiones, iniciar un proceso de transformación de la relación laboral para alcanzar un modelo abierto en el que el trabajador tenga mayor capacidad de influir en su entorno.