Los psicólogos y las psicólogas desempeñan un papel clave en el apoyo a las personas que viven con enfermedades crónicas y de larga duración y en la prevención del desarrollo de este tipo de afecciones. Así lo afirma la Sociedad Británica de Psicología (BPS-British Psychological Society) en un documento publicado en respuesta a una consulta pública lanzada por el Comité de atención Social y de Salud del Gobierno de Gales (Senedd’s Health and Social Care Committee), para obtener evidencia que sirva de base para su investigación sobre el apoyo a las personas con enfermedades crónicas.
Partiendo de la premisa de que “la Psicología tiene un papel importante que desempeñar en las políticas gubernamentales y en la mejora de la vida de las personas”, la BPS ha enviado al Senedd su respuesta por escrito, poniendo de relieve la importancia de la Psicología en el tratamiento de las enfermedades crónicas.
Según señala la Sociedad Británica, existe una amplia variedad de enfermedades crónicas o de larga duración, tales como, la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la artritis, la hipertensión, el cáncer o la fibrosis quística, entre otras muchas. Estas afecciones crónicas afectan a personas de todas las edades, así como a sus familiares, lo que plantea “importantes desafíos a los servicios comunitarios y de salud”.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 24/04/24
Los/as psicólogos/as desempeñan un rol clave en el apoyo a personas que viven con enfermedades crónicas
Exponiendo una serie de datos relacionados con la incidencia de enfermedades crónicas en Gales, la BPS incide en el papel diverso y, cada vez más importante, que desempeña la comunidad de psicólogos y psicólogas en la atención de enfermedades crónicas y en el abordaje del impacto de los factores psicológicos en el curso de las mismas.
Así, afirma, “los psicólogos desempeñan un rol clave en el apoyo a las personas que viven con enfermedades crónicas y de larga duración y en la prevención del desarrollo de este tipo de afecciones”. De acuerdo con el texto, tras la fase aguda inicial del diagnóstico de una enfermedad crónica, hay varias maneras en que los/as psicólogos/as pueden apoyar a las personas a adaptarse a convivir con una enfermedad ‘de por vida’: ayudándolas en la adaptación al nuevo diagnóstico, preparándolas para las intervenciones y brindándoles herramientas para aprender a vivir bien durante un largo período de tiempo, dado que esta afección se convierte en parte de sus vidas.
El diagnóstico de una enfermedad crónica puede afectar el bienestar mental de quien lo recibe y, en algunos casos, puede provocar el desarrollo de un trastorno mental más grave. Sin embargo, la BPS lamenta que la mayoría de las enfermedades crónicas no se traten en un servicio de salud mental, más aún, teniendo en cuenta el papel crucial que juega el bienestar mental en la capacidad de una persona para convivir con una enfermedad durante toda su vida. Por lo tanto, “abordar el bienestar de los pacientes con un diagnóstico de enfermedad crónica (dentro del servicio de salud más amplio) es un componente vital en la atención y el tratamiento de alguien con una enfermedad de este tipo”.
¿Qué funciones llevan a cabo los/as psicólogos/as en el abordaje de las enfermedades crónicas?
Según indica la BPS, los y las profesionales de la Psicología trabajan en diversos entornos, como hospitales y centros de salud comunitarios, unidades de investigación sanitaria, autoridades locales, departamentos de salud pública y departamentos universitarios. Pueden abordar problemas detectados desde el centro de salud o por las propias personas que deciden acudir a consulta. Es esencial que trabajen junto con otros profesionales sanitarios, como médicos de familia, enfermeras, cirujanos, terapeutas de rehabilitación, etc.
De forma específica, los/as psicólogos/as de la salud utilizan su conocimiento de la Psicología y la forma en que las personas responden a la enfermedad para promover el bienestar general, prevenir problemas secundarios -como la ansiedad y la depresión- y ayudarlas a desarrollar técnicas específicas para controlar su condición. Están especialmente capacitados/as “para ayudar a lidiar con los aspectos psicológicos y emocionales de la salud y la enfermedad, así como para apoyar a quienes presentan enfermedades crónicas.”
Por su parte, los psicólogos clínicos y los psicólogos orientadores se ocupan de una amplia gama de problemas de salud física y mental, como adicciones, ansiedad, depresión, dificultades de aprendizaje y problemas de relación. Pueden realizar una evaluación clínica para analizar la situación de un cliente. En este sentido, hay una variedad de métodos disponibles, que incluyen pruebas psicométricas, entrevistas y observación directa del comportamiento. La evaluación puede conducir a orientación, asesoramiento o terapia.
El documento resalta también el papel importante que pueden llevar a cabo los psicólogos ocupacionales y los psicólogos investigadores que trabajan en el SNS, desarrollando “nuevos servicios, mejorando la capacidad de liderazgo y creando intervenciones novedosas para la atención y el tratamiento de las enfermedades crónicas”.
Los/as psicólogos/as pueden formar y capacitar a otros profesionales sanitarios para apoyar mejor a sus pacientes
La BPS subraya los limitados recursos de los que disponen los servicios sanitarios, que están operando “en un entorno postpandémico, durante una crisis de coste de vida”. En su opinión, esto exige que el SNS sea más creativo en la forma en que se hace uso del personal laboral existente para dar respuesta eficaz a las necesidades específicas de quienes padecen enfermedades crónicas y de otro tipo.
A este respecto, los y las profesionales de la Psicología no sólo tienen la experiencia necesaria para ayudar a las personas a centrarse en el bienestar y no en la enfermedad en sí, sino que también pueden formar al personal sanitario en el desarrollo y uso de habilidades psicológicas.
Los/as psicólogos/as son esenciales en la formación y mejora de las capacidades de los/as profesionales de la salud dentro de sus equipos. Pueden utilizar su experiencia en la comprensión y evaluación del comportamiento del paciente, para proporcionar a otros/as profesionales de la salud las herramientas psicológicas disponibles (herramientas basadas en marcos respaldados por la teoría psicológica y modelos biopsicosociales), para apoyar mejor a sus pacientes.
Una medida trascendental es la incorporación de la Psicología en los servicios de Atención Primaria
En la misma línea, la BPS recuerda la creciente carga de trabajo (y, por tanto, agotamiento) que enfrentan los médicos de atención primaria, recibiendo un gran volumen de consultas que involucran problemas de salud mental, no estando preparados ni formados adecuadamente para “el manejo del contenido psicológico”. Una medida trascendental para mitigar los riesgos expuesta en el documento es la incorporación de la Psicología en los servicios de atención primaria.
Como ejemplo de buenas prácticas en este sentido, menciona el servicio Living Well Services de Powys Teaching Health Board de Gales, cuyo éxito radica en el trabajo multidisciplinar que se realiza en atención primaria con personas que viven con dolor crónico. Este servicio está dirigido por un psicólogo que trabaja con un equipo multidisciplinar de fisioterapeutas, enfermeras y médicos de familia.
Tener una enfermedad crónica puede aumentar el riesgo de desarrollar otras enfermedades crónicas
Tener una enfermedad crónica puede aumentar el riesgo de desarrollar más complicaciones, incluidas otras enfermedades crónicas. De hecho, algunas de las afecciones crónicas más comunes están muy relacionadas entre ellas, como la obesidad, la presión arterial elevada, la diabetes tipo 2, el colesterol alto y las enfermedades cardíacas. Muchas de estas afecciones “son factores de riesgo entre sí y, si una no se controla, aumenta el riesgo de desarrollar otra”.
En la misma línea, la BPS señala que las enfermedades crónicas aumentan el riesgo de desarrollar un problema de salud mental. Así, si bien es común sentir miedo y ansiedad cuando se les diagnostica por primera vez una enfermedad que dura toda la vida, para muchas personas esto puede provocar depresión, “especialmente, si hay antecedentes de mala salud mental en la familia”.
La Sociedad se reitera aquí en el importante trabajo que puede desarrollar el/a psicólogo/a en la atención a personas con enfermedades crónicas, brindándoles las herramientas que necesitan para cambiar comportamientos que les permitan vivir en las mejores condiciones posibles. Este componente en el cuidado de una persona es crucial, “ya que, no sólo garantizará que la persona pueda vivir ‘bien’ con su condición, sino que también reducirá la probabilidad de desarrollar más enfermedades que podrían manifestarse en otras condiciones de por vida”.
La desigualdad social y la pobreza, dos problemas persistentes, sistémicos y multifacéticos
La pobreza y la desigualdad social son problemas persistentes, sistémicos y multifacéticos, con consecuencias de amplio alcance para las personas, las familias y las comunidades. Una vez iniciado, «el ciclo de la pobreza es difícil de romper, y esto puede ser enormemente perjudicial para la vida de las personas, su prosperidad, su dignidad y su salud física y mental«.
De acuerdo con el documento, las enfermedades crónicas prevalecen desproporcionadamente entre los sectores más pobres de la sociedad. En este sentido, señala que las personas pertenecientes a grupos socioeconómicos más bajos tienen mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud a largo plazo, “y estos problemas tienden a ser más graves que los que experimentan las personas de grupos socioeconómicos más altos”. La privación también aumenta la probabilidad de tener más de una enfermedad a largo plazo al mismo tiempo y, en promedio, “las personas del quintil más desfavorecido de la población desarrollan múltiples enfermedades a largo plazo 10 años antes que las del quintil menos desfavorecido”.
Con la pandemia ha aumentado la concienciación sobre los determinantes sociales de la salud física y mental
Desde la irrupción de la pandemia de la COVID-19, la mayoría de los servicios pasaron a desarrollarse online. Esto ha planteado desafíos, pero también ha creado oportunidades para desarrollar la atención sanitaria online. Si bien “no queremos volver a los viejos modelos de prestación de atención sanitaria, necesitamos encontrar un equilibrio que pueda satisfacer las necesidades de la mayoría de la población”. En este sentido, “los servicios presenciales deben estar disponibles para quienes los necesiten”.
La Sociedad expresa interés en conocer el impacto que la pandemia sigue teniendo en las comunidades de minorías étnicas y en los grupos de personas con discapacidad. En este sentido, la pandemia aumentó la conciencia pública sobre los determinantes sociales de la salud física y mental, donde estos grupos y colectivos experimentaban mayores tasas de infección y mortalidad. Las causas de esta disparidad fueron, entre otras, las desigualdades socioeconómicas, la mayor prevalencia de condiciones de salud subyacentes, los riesgos de exposición ocupacional y las posibles barreras para acceder a los servicios de atención médica.
El rol clave de los/as psicólogos/as en la prevención de enfermedades y en la promoción de estilos de vida saludables
La BPS se reitera en destacar el rol crucial que tienen los psicólogos y las psicólogas de la salud en la prevención de enfermedades, promoviendo estilos de vida más saludables, alentando a las personas a mejorar su salud (por ejemplo, pueden ayudar a las personas a perder peso o dejar de fumar), detectando comportamientos poco saludables y de riesgo y ayudando a las personas a adaptarse a los cambios a los que se enfrentan cuando se les diagnostica una enfermedad crónica. También utilizan sus habilidades para intentar mejorar el sistema de salud (por ej., orientando a los profesionales sanitarios sobre mejores formas de comunicarse con sus pacientes),
Es clave pues la incorporación de más psicólogos “para apoyar el cambio de comportamiento en los entornos de salud pública”.
Las experiencias adversas en la infancia se asocian con una variedad de problemas de salud física y mental
El documento finaliza señalando la importancia de que, en el curso de su investigación, el Comité analice las consecuencias a largo plazo de las experiencias adversas en la infancia sobre la salud y el bienestar. A este respecto, la literatura evidencia una fuerte asociación entre las experiencias adversas en la infancia y una variedad de problemas de salud física y mental (enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad, abuso de sustancias, depresión, ansiedad y otros trastornos de salud mental, entre otros). El efecto acumulativo de múltiples experiencias adversas durante la infancia o la gravedad de tipos específicos de ellas, pueden impactar aún más en los resultados de salud. Los/as psicólogos/as clínicos/as y de asesoramiento son expertos en identificar las consecuencias de las experiencias adversas en la infancia y trabajar con ellas
Se puede acceder al documento completo desde la página Web de la BPS o bien directamente aquí: