Un nuevo estudio longitudinal ha encontrado que la ansiedad crónica y la ansiedad de nueva aparición se asocian con un mayor riesgo de demencia. El estudio, publicado en el Journal of the American Geriatrics Society, analizó datos de 2132 adultos mayores a los que realizó un seguimiento de 5 años.
Objetivo y metodología
El estudio tenía como objetivo principal investigar la relación entre la ansiedad y el riesgo de desarrollar demencia, tomando en cuenta cómo la ansiedad se manifiesta a lo largo del tiempo. Para ello, los autores se plantearon dos preguntas clave: ¿Cómo afecta la persistencia de la ansiedad (crónica, resuelta o de nueva aparición) al riesgo de demencia? ¿Influye el momento en que se experimenta la ansiedad en este riesgo?
Para responder a estas preguntas, los investigadores llevaron a cabo un estudio longitudinal partiendo de una muestra de 2132 participantes sin demencia al inicio del estudio.
La ansiedad se evaluó en dos momentos, al inicio y 5 años después, utilizando la Escala de Estrés Psicológico de Kessler (K10). Asimismo, se clasificó a los participantes en tres grupos según sus niveles de ansiedad: crónica (ansiedad en ambos momentos), resuelta (ansiedad solo al inicio) y nueva ansiedad (ansiedad solo en el seguimiento).
Según se indica en el texto, el diagnóstico de demencia se obtuvo a través de la vinculación de los datos de los participantes con registros médicos y el índice nacional de defunciones, utilizando códigos de la CIE-10.
Principales resultados
Para analizar la compleja relación entre la ansiedad y el riesgo de demencia, los autores utilizaron modelos de regresión, considerando diversos factores que podrían influir en esta asociación.
Algunos de los hallazgos clave del estudio muestran que:
- Los participantes con ansiedad crónica tenían un riesgo 2,8 veces mayor de desarrollar demencia en comparación con aquellos sin ansiedad.
- Los participantes que desarrollaron ansiedad en el seguimiento también tuvieron un riesgo significativamente mayor de demencia (HR 3,20).
- La asociación entre la ansiedad y la demencia fue particularmente fuerte en los participantes menores de 70 años.
- Los participantes cuya ansiedad se resolvió en el seguimiento tuvieron un riesgo similar de demencia en comparación con aquellos que nunca tuvieron ansiedad.
Implicaciones
Los autores del estudio sugieren que la ansiedad crónica puede aumentar el riesgo de demencia a través de varios mecanismos fisiológicos, entre los que se incluye la inflamación neuronal, la apoptosis celular o la atrofia cerebral e hipocampal. Asimismo, plantean que las personas con ansiedad también pueden ser más propensas a participar en comportamientos de estilo de vida poco saludables, como una dieta poco saludable, la inactividad física y el tabaquismo, lo que puede aumentar aún más el riesgo de demencia.
En resumen, el estudio tiene implicaciones importantes para los profesionales de la salud mental. Los hallazgos sugieren que el manejo oportuno de la ansiedad, particularmente en adultos de mediana edad y adultos mayores «jóvenes», puede ser una estrategia viable para reducir el riesgo de demencia. No obstante, según indican los autores, se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos y explorar los mecanismos subyacentes a la asociación entre la ansiedad y la demencia.
Fuente:
Khaing, K., Dolja‐Gore, X., Nair, B. R., Byles, J., & Attia, J. (2024). The effect of anxiety on all‐cause dementia: A longitudinal analysis from the Hunter Community Study. Journal of the American Geriatrics Society.