El cáncer es la principal causa de muerte causada por enfermedades en niños y niñas menores de 15 años. Cada año, aproximadamente 9.000 niños/as son diagnosticados de cáncer y cerca de 1.500 mueren como consecuencia de la enfermedad. Sin embargo, cada vez más menores sobreviven al cáncer (más del 70%). Estos niños y niñas pueden experimentar efectos médicos y físicos, efectos psicológicos y efectos cognitivos y neuropsicológicos, afectan a su experiencia de transición a las vidas y rutinas que tenían antes del diagnóstico. Por lo tanto, resultan de vital importancia aquí las intervenciones psicológicas para ayudar a los niños y niñas con cáncer así como a sus familias, a hacer frente a la situación de forma eficaz y garantizar una adaptación positiva a corto y largo plazo.

Con esta introducción, la Asociación Americana de Psicología (APA-American Psychological Association) presenta un artículo a través del cual aborda el impacto psicológico del diagnóstico de cáncer en niños y niñas y pone de relieve la trascendencia de que reciban intervenciones psicológicas, de cara a garantizar, desde un primer momento, un ajuste positivo a la nueva situación.

​Fuente: freepik. Foto: freepik. Autor: 27/11/23

El impacto psicológico en los niños y las niñas

Tal y como afirma la APA, “los síntomas físicos del cáncer y su tratamiento pueden tener graves consecuencias sociales y emocionales para el niño”. Los estudios publicados al respecto muestran que los niños con cáncer presentan, con frecuencia, una percepción negativa de su apariencia personal, que se asocia con deterioro académico, social y psicológico, baja autoestima y síntomas de depresión.

Pasar por la experiencia traumática de tener cáncer pone a los menores en un riesgo significativo de sufrir una amplia gama de dificultades sociales, emocionales y de conducta, tanto a corto como a largo plazo. Consecuencias relacionadas con la enfermedad -entre ellas, el dolor asociado con el tratamiento, los efectos secundarios visibles como la caída del cabello, el aumento o la pérdida de peso, la desfiguración física y las constantes faltas de asistencia escolar-, impactan negativamente en el ajuste social y psicológico de estos niños y niñas.

Concretamente, la alta tasa de absentismo escolar a causa de las hospitalizaciones, los tratamientos y sus efectos secundarios, contribuye a los problemas de aprendizaje que enfrentan muchos/as niños/as con cáncer. Los datos al respecto revelan que los y las menores con leucemia pueden llegar a faltar al centro educativo entre 10 y 20 semanas al año y, como consecuencia, muchos de ellos/as repiten curso. Además, cuando el niño o la niña falta a la escuela durante un largo período de tiempo, puede experimentar reacciones como depresión, apatía y bajo autoconcepto.

En relación con los y las menores que sobreviven a la enfermedad, suelen presentar una variedad de síntomas como ansiedad severa, conductas de inhibición o retraimiento, problemas de comportamiento, quejas somáticas excesivas, estrés intenso, trastorno de estrés postraumático (TEPT), problemas académicos y frustración, dificultades en las relaciones con los compañeros y preocupaciones en torno al futuro, relacionadas con diversos aspectos de su vida.

El impacto psicológico en la familia/cuidadores

La APA alerta del impacto del cáncer infantil en la familia y cuidadores del niño o la niña, y las diversas formas de angustia que suelen sufrir con respecto a la enfermedad. En este sentido, revelan sentimientos de ansiedad, depresión, síntomas de trastorno de estrés postraumático y angustia relacionados, no sólo con el niño con cáncer sino también con la adaptación de sus hermanos, quienes, a su vez, manifiestan sentirse ansiosos, estresados, abrumados, abandonados y culpables.

Importancia de las intervenciones psicológicas en cáncer infantil

En palabras de la Asociación “los primeros signos de angustia emocional y síntomas de estrés postraumático requieren una evaluación e intervención tempranas para minimizar el impacto negativo en el niño y su familia”. Entre los múltiples factores e intervenciones que “parecen predecir una mejor adaptación psicológica” en estos niños y niñas, destaca:

• Contar con altos niveles de apoyo por parte de la familia, los/as compañeros/as de clase, el centro educativo y el hospital, predice una mejor adaptación.

• La literatura al respecto evidencia la eficacia de las intervenciones cognitivo-conductuales dirigidas a niños/as, padres, hermanos y a la familia en su conjunto, incluyendo aquí: la enseñanza de estrategias de afrontamiento eficaces para los y las menores (orientadas al desarrollo de habilidades sociales), las terapias de grupo para aliviar los problemas emocionales y de conducta de los hermanos, así como la terapia familiar para mejorar el funcionamiento familiar en general y a largo plazo.

Fuente: APA