La migraña puede aparecer simultáneamente con diversos problemas de salud mental, en particular, la depresión y los trastornos de ansiedad. Esta comorbilidad entre la migraña y los problemas de salud mental conlleva elevados costes económicos y sociales. Sin embargo, la relación entre estas dos problemáticas no se entiende completamente y su tratamiento como condición comórbida a menudo es incoherente y carece de un enfoque holístico por parte de los servicios de atención sanitaria.
Así lo afirma un informe realizado por la coalición europea de pacientes con trastorno mental, GAMIAN-Europe, en colaboración con la Alianza Europea para la Migraña y el Dolor de Cabeza (European Headache and Migraine Alliance, EMHA), a través del cual se aborda el impacto de la comorbilidad de la migraña con la salud mental y sus costes económicos y sociales, recogiendo, a su vez, las experiencias de las personas que presentan ambos problemas de forma conjunta.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 22/10/2024
Comorbilidad entre migraña y salud mental
De acuerdo con la revisión de la literatura existente, es común que la migraña se presente simultáneamente con varios problemas de salud mental, especialmente, depresión y ansiedad cuya probabilidad de aparición es entre 2 y 5 mayor en estos casos, incluyendo también aquí el insomnio, dado que la falta de sueño también es más común en personas con migraña.
Asimismo, alrededor de un tercio de las personas que presentan migraña con aura (alteraciones sensoriales) tienen tres veces más probabilidades de ser diagnosticadas con trastorno bipolar y, a su vez, una proporción similar de personas con trastorno bipolar experimentan migraña.
Si bien la interacción de la comorbilidad entre la migraña y los problemas de salud mental no está clara, en general, se considera que es bidireccional, esto es, que la migraña puede aumentar el riesgo de desarrollar un problema de salud mental y viceversa, “alimentándose mutuamente en un círculo vicioso que reduce el bienestar de la persona”. La prevención se considera fundamental para garantizar que uno no afecte al otro.
El informe destaca la probabilidad de que la condición de salud mental esté infradiagnosticada en muchas personas que experimentan migraña.
El estrés es un desencadenante común de la migraña (y su cronificación), y también afecta a los problemas de salud mental, concretamente, la depresión. Los factores estresantes y los eventos vitales también pueden aumentar la incidencia y la susceptibilidad de la depresión y otras condiciones de salud mental. La depresión es un predictor significativo de la aparición de la migraña crónica, y las comorbilidades psiquiátricas son más comunes en este grupo, que en las personas con migraña episódica.
Asimismo, los problemas de salud mental comórbidos se asocian con una mayor discapacidad relacionada con la migraña, una peor calidad de vida y resultados del tratamiento, así como un mayor uso de los servicios de salud. Pueden afectar a la evolución de la migraña, conducir a problemas de uso de sustancias e influir negativamente en los resultados de la migraña.
El impacto de la migraña comórbida y la mala salud mental es de amplio alcance y afecta al estado de ánimo, las actividades sociales, la calidad de vida general y el desempeño laboral.
La TCC es eficaz en el abordaje de los problemas de salud mental comórbidos con la migraña
De acuerdo con la evidencia, el tratamiento de la comorbilidad de la migraña con la salud mental, principalmente, con la depresión y la ansiedad, puede reducir tanto la gravedad como la frecuencia de los ataques de migraña. Los problemas de salud mental no tratados pueden provocar peor respuesta al tratamiento para la migraña, de ahí la importancia de utilizar herramientas de detección de problemas de salud mental comórbidos durante las evaluaciones iniciales de la migraña.
Según el informe, controlar el estrés es una forma esencial de ayudar a controlar la migraña, siendo de gran utilidad aquí el aprendizaje de estrategias de afrontamiento, especialmente si la migraña está asociada con la depresión, y el uso de la terapia cognitivo-conductual. Las intervenciones mente-cuerpo o alternativas a la medicación, como la TCC basada en la atención plena, la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y la terapia de reducción del estrés basada en la atención plena también se están utilizando para tratar esta comorbilidad.
La presencia de comorbilidades psicológicas, generalmente, requiere un enfoque de tratamiento más integrado y completo. Ambas afecciones deben tratarse de manera eficaz para minimizar las consecuencias de la otra. El manejo tanto de la migraña como de los problemas de salud mental puede requerir tratamientos separados para cada afección y/o terapias conductuales.
Los tratamientos conductuales incluyen la terapia cognitivo-conductual, y pueden reducir los ataques de migraña, al ayudar a controlar el estrés y el impacto general de la migraña, mejorando las habilidades de afrontamiento y reduciendo la discapacidad relacionada con la migraña en personas con un trastorno del estado de ánimo o ansiedad comórbido.
Los costes económicos y sociales son considerables
Los costes económicos y sociales son considerables. En los últimos diez años, diversas investigaciones han documentado el significativo coste económico de la migraña, estimando que ésta le cuesta a la economía pública del Reino Unido un poco más de £12 mil millones al año (o aproximadamente £130,63 por episodio de migraña). Las pérdidas de productividad en los trabajadores de la salud y la asistencia social superan los £2 mil millones, con pérdidas anuales totales de productividad que superan los £5,81 mil millones. Según recoge el informe, el coste de la migraña en la Unión Europea se cifraría en 50.000 millones de euros anuales
Más específicamente, una persona de 44 años con migraña a lo largo de su vida le cuesta al gobierno del Reino Unido £ 1.379 anuales en costes fiscales (unos 1.655,39 euros). A esto se añaden los costes directos (ingresos hospitalarios y gastos de medicación) e indirectos vinculados a la migraña y que son igualmente elevados, aunque hay menos investigación sobre estos costes.
Con respecto al coste de la migraña crónica, esta tiene costes 4,8 veces más altos en comparación con la migraña episódica; el 86,8% (o 1.286 €) se destinan a medicamentos. Los costes debidos a la pérdida de productividad, el presentismo y el absentismo se han estimado de forma predominante solo en el caso de la migraña. En Europa, entre el 77% y el 93% de todos los costes relacionados con la migraña se atribuyen al absentismo laboral y a la reducción de la productividad, especialmente, entre quienes sufren episodios de migraña graves.
Una actualización reciente de los costes económicos, humanos (calidad de vida) y de atención sanitaria de los problemas en este ámbito de la salud, revela un coste total de £330 mil millones en el Reino Unido. Las pérdidas para la economía en 2022 (debido a ausencias por enfermedad, presentismo y falta de trabajo debido a la salud mental) ascendieron a £110 mil millones. El coste humano fue de £130 mil millones y los costes de salud y atención, de £60 mil millones. Curiosamente, los principales costes económicos se encuentran en las reducciones en el bienestar y las pérdidas de productividad, en lugar de los costes directos.
Existen algunas evidencias disponibles sobre los costes económicos de la migraña comórbida con problemas de salud mental. Gran parte de ellos se centran en los costes directos de la atención sanitaria en los EE. UU.
Así, los datos al respecto indican que la depresión/ansiedad y la migraña comórbidas tienen mayores costes sanitarios directos totales: $11.290 en comparación con $3.135 para la migraña sola. También se detecta un gasto elevado en atención sanitaria para los niños y niñas con migraña y depresión/ansiedad que cuesta $9.875 al año.
En Europa, la migraña y la comorbilidad psiquiátrica aumentan los costes sanitarios entre un 30 y un 60%.
Costes laborales
A pesar de que la evidencia sobre los costes ocupacionales de esta comorbilidad es muy limitada, es probable que incurra en mayores costes laborales, dados los costes económicos y sociales de la migraña y la depresión por sí solas.
De hecho, la presencia de depresión y ansiedad (y otras comorbilidades psicológicas) en personas con migraña puede conducir a un mayor absentismo y una menor productividad, además de un mayor uso de la atención sanitaria. Sin embargo, es mínima la evidencia sobre los costes ocupacionales de esta comorbilidad en Europa.
Hay algunos datos disponibles sobre la pérdida de productividad en relación con los dolores de cabeza y la depresión, que asocian la pérdida de productividad con la gravedad de la depresión: cuanto más grave es ésta, mayor probabilidad de que un empleado reciba menos responsabilidades. En este sentido, el tratamiento de la depresión comórbida podría reducir la frecuencia y la gravedad de la migraña.
Experiencias e impacto de la migraña y la salud mental
El documento recoge las experiencias de un grupo de personas de entre 41 y 70 años con experiencias de migraña comórbida con problemas de salud mental, y residentes en España, Italia, Reino Unido, Irlanda y Alemania, que han participado en un taller y en una pequeña encuesta llevada a cabo por expertos, a través de las cuales se evidencia el considerable impacto negativo de esta comorbilidad y se recogen los mensajes clave que debe conocer el público en general.
La experiencia de los ataques de migraña suele ser variada. Los y las participantes y encuestados/as describen que su migraña dura entre unas horas y varios días, con una variedad de síntomas diferentes, como ver luces destellantes, pérdida parcial de la visión, dolor, menor aura, fatiga y falta de concentración. En otros casos, no siempre conocen o pueden identificarse con el intenso nivel de dolor y angustia que pueden provocar los ataques de migraña.
Estos ataques de migraña son, a veces, erráticos, lo que dificulta planificar las actividades cotidianas normales. Su frecuencia e impredecibilidad paralizan por completo su vida diaria, con un efecto debilitante en todos los aspectos de su vida.
Los/as participantes revelan que tienen que seguir adelante a pesar del intenso dolor que experimentan debido a sus ataques de migraña. Revelan que necesitan un tiempo, a veces días, para recuperarse. Esto supone una tensión adicional para su salud mental, que se agravaba aún más con el dolor físico.
Los participantes describen una variedad de experiencias con la migraña y su impacto en la salud mental. A menudo, describen que una conexión entre migraña y salud mental, que se exacerba mutuamente. Una idea clave a la que se hace referencia aquí es que el estrés del dolor crónico puede afectar a la salud mental. Otros señalan también que sus ataques de migraña a veces hacen que se sientan deprimidos. Pero puede darse en ambos sentidos, ya que la salud mental también puede afectar a la migraña.
Los efectos físicos de los ataques de migraña tienen un impacto evidente en la salud mental, especialmente cuando estos ataques ocurren con frecuencia y regularidad.
Las personas reconocen sentirse culpables o responsables por su condición comórbida, sugiriendo que, de algún modo, la han provocado, lo que añade más estrés. Asimismo, afirman que reciben poca consideración, simpatía o sensibilidad de los demás. Todo ello, se suma a los desafíos y dificultades que tiene el convivir con esta comorbilidad.
Algunos participantes manifiestan su preocupación ante la posibilidad de que su condición pudiera haber empeorado o que sus ataques de migraña se den porque no han controlado suficientemente bien sus desencadenantes.
Este sentimiento de responsabilidad por su condición comórbida ha podido superarse en muchos casos, al comprender que no son culpables ni causantes de la misma.
Vivir con migraña y problemas de salud mental no es fácil, y muchas veces resulta en una “doble cara” de estigma y discriminación. A veces, el aspecto de la salud mental es más difícil de revelar que la migraña.
Para la mayoría, la sensación de no ser creídos se da en todos los sectores y es una experiencia común.
El estigma y la discriminación son experiencias bastantes comunes para estas personas
El estigma y la discriminación son experiencias bastante comunes para estas personas, especialmente en el trabajo. Esto se debe en gran medida a la falta de comprensión en torno a la migraña y los problemas de salud mental, y de lo debilitantes que pueden ser ambas afecciones.
La interacción entre la migraña y la salud mental tiene profundas implicaciones para la vida laboral de una persona, y a menudo provoca interrupciones y desafíos para mantener el empleo. En ocasiones, la gravedad de los síntomas obliga a ausentarse del trabajo o a dejar de trabajar por completo.
Los/as participantes ponen de relieve las consecuencias negativas de revelar su condición comórbida, especialmente a compañeros o empleadores. Ocultar el dolor de la migraña o luchar contra él es algo habitual para muchos, sobre todo, por miedo que se les aplique el estereotipo de “usar la migraña como excusa para no trabajar”.
Unas condiciones de trabajo más constructivas y flexibles son cruciales para quienes padecen esta comorbilidad.
Según el informe, los/as participantes suelen encontrarse con actitudes contrapuestas hacia la migraña y, a veces, incluso dentro de su propia familia, encontrando aquí empatía, comprensión, incredulidad y rechazo. Esto se considera un eco de las actitudes y el estigma más generalizados.
Destaca también el impacto de no poder mantener una vida social y de no poder participar en actividades sociales debido a la migraña, así como el impacto de los ataques de migraña en sus familiares cercanos, especialmente, en los y las menores.
Aunque pretenden ser de utilidad, los consejos de otras personas que no padecen migraña pueden ser un error. En cambio, es mucho mejor escuchar y oír lo que la persona con migraña trata de explicar.
La suposición de que una migraña es solo un dolor de cabeza que se puede solucionar simplemente tomando una pastilla “puede resultar molesta” y no sirve de ayuda. Ofrecer ayuda y apoyo en lugar de dar consejos puede ser más constructivo.
El estigma en los sistemas de atención sanitaria
Uno de los aspectos en los que los/as participantes se ven más afectados por el estigma es en sus interacciones con los servicios de salud, principalmente, en atención primaria, donde los médicos a veces minimizan o malinterpretan los ataques de migraña. Esta incomprensión y minimización de la migraña puede conducir a un tratamiento y apoyo incorrectos, y derivar en más angustia.
La incapacidad de los profesionales sanitarios para reconocer la conexión entre la migraña y la salud mental se produce tanto a nivel individual como institucional. La consulta con distintos especialistas para cada afección (por ejemplo, un neurólogo para la migraña y un psicólogo para el problema de salud mental) genera una desconexión en la atención.
Aunque los participantes tienen experiencia de primera mano con el impacto mutuo de la migraña en la salud mental, a menudo, los profesionales de la salud no aprecian plenamente esta interrelación. Todo lo contrario que en los servicios oncológicos, donde “son plenamente conscientes del impacto del cáncer en la salud mental”.
En ocasiones, los propios servicios sanitarios están estructurados de tal manera que la migraña no se considera una prioridad. El tratamiento para esta comorbilidad no es holístico, ya que diferentes especialidades tratan la migraña o los problemas de salud mental, pero rara vez consideran ambas al mismo tiempo.
Dada la relación bidireccional entre migraña y salud mental, es crucial contar con servicios de salud más holísticos e integrados
Dada la conexión bidireccional entre la migraña y los problemas de salud mental, los participantes exponen la necesidad de contar con servicios de salud más holísticos e integrados, que tengan en cuenta los aspectos de salud física y mental de las afecciones comórbidas, lo que, a su juicio, “sería muy beneficioso”.
El informe concluye recordando que la comorbilidad entre migraña y salud mental requiere mucha comprensión, “que se puede generar aumentando el nivel de conciencia para crear un mundo mejor para quienes experimentan sus desafíos”, y destacando la necesidad de hacer campaña para una mejor inversión en su investigación y tratamiento para mejorar las vidas de quienes la padecen.
Se puede acceder al informe completo desde la página de GAMIAN-Europe o bien directamente aquí: