I CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE NUEVAS FRONTERAS EN LA COMUNICACIÓN HUMANA. ENTREVISTA AL PRESIDENTE DEL COMITÉ ORGANIZADOR
13 Nov 2007

En la actualidad, está surgiendo una nueva forma de entender el mundo y las relaciones humanas, impulsada por el desarrollo tecnológico que el campo de las telecomunicaciones está experimentando en los últimos años. Sin duda, las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) están conformando una nueva sociedad, y su impacto sobre la vida y la conducta de las personas no está exento de debate en la comunidad científica.

 

Con el objeto de estudiar este fenómeno, los días 7 y 8 de marzo del próximo año se celebrará en Barcelona el I Congreso Internacional sobre Nuevas Fronteras en la Comunicación Humana. Adicciones Tecnológicas: ¿Moda o trastorno?, organizado por la Universidad Ramón Llull.

Con motivo de la celebración de este congreso, Infocop Online ha querido entrevistar para sus lectores a Xavier Sánchez-Carbonell, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Ramón Llull y presidente del comité científico del evento. 

ENTREVISTA

Además de ofrecer una conferencia, es usted presidente del comité científico del congreso. Sin duda, el evento resulta de gran relevancia. ¿Qué destacaría usted del mismo? ¿Qué lo diferencia de otros congresos?

El congreso proporcionará un espacio útil para la discusión sobre las posibles adicciones a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). En este sentido, se diferencia de otros congresos porque pretende ser un lugar de encuentro e intercambio de experiencias sobre el impacto de las TIC en la comunicación humana, haciendo especial hincapié en el potencial adictivo de las TIC.

La conferencia que usted va a ofrecer en el congreso abordará el tema de la adicción a Internet. A este respecto nos gustaría preguntarle si los problemas asociados a la dependencia a la Red son similares a los que aparecen en otras conductas adictivas, como el juego patológico o, por el contrario, se podría diseñar un perfil de los dependientes a Internet diferente del de aquéllos que desarrollan otro tipo de adicciones.

Para diagnosticar una adicción a TIC se utilizan los mismos criterios que en las adicciones a sustancias y en las adicciones conductuales. Los elementos diagnósticos esenciales de las adicciones son dos: la dependencia psicológica y los efectos perjudiciales. En primer lugar, la dependencia psicológica incluye deseo, ansia o pulsión irresistible (craving), polarización o focalización atencional, modificación del estado de ánimo e incapacidad de control. En segundo lugar, los efectos perjudiciales tienen que ser graves y alterar tanto el ámbito intrapersonal (experimentación subjetiva de malestar) como el interpersonal (trabajo, estudio, finanzas, ocio, relaciones sociales, problemas legales, etc.). Además, para ambas tecnologías se observan otros síntomas, como la tolerancia y la abstinencia, la negación, la ocultación y/o minimización del problema, el sentimiento de culpa, la disminución de la autoestima y el riesgo de recaída y de reinstauración de la adicción. Todos estos síntomas parecen más graves y duraderos para Internet que para el móvil.

Siguiendo con el tema de Internet, ¿qué aspectos de la Red la convierten en potencialmente adictiva?

El atractivo de Internet y el móvil podría compararse con las propiedades reforzadoras de las sustancias adictivas. Internet, por ejemplo, aporta elementos como la sincronía, el anonimato, la capacidad de socializar y sentirse miembro de un grupo, la construcción de identidades, los juegos sexuales y de galanteo, el bienestar psicológico, la inmediatez, la accesibilidad y la comunicación mediante la escritura, menos estresante que el ‘cara a cara’.  

Teniendo en cuenta que la Red ofrece el acceso a páginas de contenido sexual, ¿es frecuente que los adictos a Internet desarrollen otro tipo de adicciones, como adicción al sexo, parafilias, etc.?

Lo que es más frecuente es que Internet facilite el acceso, el anonimato y la falta de consecuencias en la vida real de las personas que padecen estos trastornos. Internet es un medio para acceder a información, contactos, videos o fotografías, pero el trastorno real es el primario (adicción al sexo o al juego).

¿Qué factores de vulnerabilidad se conocen para el desarrollo de este tipo de adicciones?

El uso patológico de Internet puede encontrase en cualquier grupo de edad y nivel social, educacional o económico. Sin embargo, parece que algunos grupos pueden ser más propensos a desarrollar una adicción u otro trastorno psicológico relacionado con el uso de alguna de las aplicaciones de Internet. Estos grupos son: personas que atraviesan determinadas situaciones (separación, jubilación, dedicación exclusiva al hogar, por ejemplo); personas con limitaciones de comunicación o de movimiento; personas que utilizan Internet para conocer gente, conseguir soporte emocional, buscar estimulación sexual, compañía, comunicación o amor; personas aquejadas de trastornos mentales y/o trastornos de personalidad; ex-alcohólicos y otros ex-adictos; y personas con determinadas características de personalidad, como baja autoestima, sentimiento de inadecuación, necesidad de sentirse querido y reconocido, infelicidad, carencias afectivas, inseguridad, soledad, búsqueda de sensaciones, propensión a la fantasía, timidez, falta de habilidades sociales y propensión a crearse una identidad ficticia. Además, es más probable que los síntomas afecten a los inexpertos que se inician en el manejo de la Red, a los adolescentes, dadas las características propias de este momento evolutivo y a los estudiantes universitarios, porque muchos viven lejos de su hogar, inician o llevan una nueva vida estresante y desconocida, tienen la necesidad de contactar con los amigos situados en otros lugares y disponen de libre acceso a Internet en facultades y residencias.

Desde el punto de vista de la prevención, ¿qué papel juega la familia en el caso de los adolescentes?

Al igual que en todas las adicciones, la familia juega un papel muy importante. De hecho, es quién tiene que acompañar al adolescente en su proceso de crecimiento: Este ‘estar a su lado’, implica estar al corriente del hijo como persona (salud, educación, etc.) y también del contexto social en que se mueve. Internet y las TIC forman parte de este contexto y la familia no puede ni ignorarlas, ni prohibirlas.

 

 Recientemente se han empezado a utilizar las nuevas tecnologías, en concreto, la realidad virtual, en el tratamiento de diversos problemas psicológicos. ¿Es factible su aplicación en personas que desarrollan este tipo de adicciones?

No disponemos de estudios sobre la aplicación de estas tecnologías en el tratamiento de su adicción. Aunque sería interesante el uso del móvil o del correo electrónico para citar encuentro o sustituir una cita, por ejemplo, creemos que no sería adecuado que las TIC fueran el único soporte del tratamiento.

Para finalizar, ¿le gustaría añadir alguna otra cuestión?

En nuestra opinión, el uso excesivo de Internet comparte los elementos clave de las adicciones, como son el craving, la modificación del estado de ánimo, la polarización atencional, la pérdida de control y las consecuencias negativas en el ámbito académico, familiar o laboral. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el uso excesivo o problemático de Internet no es un trastorno psicopatológico. En el caso del móvil, es mucho más difícil catalogar su uso excesivo como adicción. La diferencia esencial con Internet es que el móvil no facilita el juego de identidades, la disociación, el anonimato, la ausencia de consecuencias en la vida real, las proyecciones y la comunicación hiperpersonal posibles en Internet. El uso tradicional de móvil refuerza las relaciones cara a cara. Aunque en España la prensa ha difundido casos de adolescentes con un uso desadaptativo del móvil, éstos parecen circunscritos a una casuística con una patología de personalidad severa. Si bien es cierto que existen una serie de conductas desadaptadas en torno a éste, no parecen organizarse de una forma tan estructurada como en el caso de Internet. Por tanto, es necesario seguir explorando las características conductuales y emocionales del uso de Internet y del móvil para promover su uso apropiado, diagnosticar adecuadamente y tratar a las personas aquejadas mediante pautas educativas o atención psicoterapéutica, si fuera necesario.

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