Los traumas transgeneracionales se transmiten de generación en generación, a través del proceso de formación del apego. La falta de reconocimiento y respuesta a las necesidades de los niños y las niñas, da como resultado un apego inseguro y el desarrollo de modelos de funcionamiento internos disfuncionales. Un estado de desapego causado por el trauma puede impedir la integración del evento traumático y causar una fragmentación a largo plazo de la conciencia, la memoria, la identidad y la imagen corporal, síntomas descritos como compartimentación disociativa.
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology, a través del cual se aborda la transmisión transgeneracional del trauma, presentando un enfoque integrador para comprender los mecanismos de transmisión del trauma de apego y la calidad del modelo de funcionamiento interno, a través de manifestaciones de síntomas corporales que afectan a la salud mental y física.
Asimismo, se describe un caso de sintomatología disociativa en una mujer cuyos antepasados experimentaron traumas individuales y colectivos relacionados con el régimen político.

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 04/03/25
El trauma transgeneracional se define como la transmisión del trauma de una generación a otra
Tal y como afirman sus autoras, «en cada familia hay acontecimientos que afectan al destino de las siguientes generaciones y, por tanto, forman la actitud ante la vida, ante el mundo y ante los demás, ante el éxito y el fracaso, predeterminan la elección de una profesión, de una pareja». A este respecto, el enfoque transgeneracional en Psicología se basa en la idea de que la experiencia humana individual lleva la impronta de la experiencia añadida por las generaciones anteriores. Así, el trauma colectivo se asocia a una experiencia psicológica y emocional compartida que afecta a un gran grupo de personas o a una comunidad entera, como resultado de un evento devastador, como por ejemplo, un acto de violencia, de terrorismo, guerra y genocidio o un desastre natural.
El trauma intergeneracional, conocido también como trauma transgeneracional o trauma heredado, se define como «la transmisión del trauma de una generación a otra». Existe una serie de mecanismos básicos que promueven esta transmisión, destacando aquí el apego por su papel mediador en la transmisión transgeneracional de conductas abusivas y negligentes. En este sentido, los estilos de apego de las madres se transmiten a sus hijos y los traumas del apego en la infancia y las experiencias negativas que afectan a una generación, «probablemente también afecten a las generaciones posteriores».
Investigaciones previas han evidenciado el impacto del apego inseguro y del trauma no resuelto de los padres en sus hijos, así como sus consecuencias, al perjudicar la capacidad de la madre para alterar sus expectativas y percepciones sobre su bebé, responder de manera sensible y eficaz a las necesidades de éste e incrementar el riesgo de desarrollar un apego inseguro.
El apego destaca por su papel mediador en la transmisión transgeneracional de conductas abusivas y negligentes
El lenguaje del trauma, denominado aquí «lenguaje primario», encuentra expresión a través de diferentes dimensiones: física, fisiológica, emocional y conductual.
Para las autoras, ante una amenaza real o percibida para la supervivencia, el bienestar o la seguridad, se adoptan conductas de apego para reducir la angustia, buscando una mayor proximidad a la figura de apego para brindar consuelo y seguridad.
En el caso de las circunstancias adversas en la primera infancia, éstas constituyen «un poderoso factor de riesgo tanto para la mala salud física, como para la sintomatología psicopatológica en la edad adulta». Según explican, las personas adultas desarrollan conductas de búsqueda de consuelo y tranquilidad mediante el autocuidado saludable a través de los demás. En este sentido, un estilo de apego inseguro se asocia, por ejemplo, con visitas frecuentes a centros de atención primaria. Los síntomas físicos suelen ser «crónicos y no se ha encontrado una explicación médica aceptable para ellos». Estos síntomas sin explicación médica, como fatiga, dolor en el pecho, dolor de cabeza, mareos, náuseas, dolor de espalda, insomnio, dificultad para respirar, dolor abdominal y hormigueo, son reportados con mayor frecuencia por las mujeres.
Hay varios mecanismos básicos que explicarían la transmisión del trauma a través de las generaciones
Por otro lado, la experiencia colectiva negativa de toda una comunidad entera influye en la transmisión de experiencias traumáticas a las generaciones posteriores, a través de secretos familiares, historias no contadas de pérdidas, asesinatos, torturas, etc.
Según se explica en este estudio, hay varios mecanismos básicos que explicarían la transmisión del trauma a través de las generaciones. En este sentido, personas que han sufrido traumas suelen desarrollar ansiedad, depresión, síntomas de estrés postraumático, sentimientos de amenaza e imprevisibilidad del futuro y una apreciación de lo negativo en sí mismos y en el mundo.
Los padres traumatizados pueden «estimular directamente» el trauma en sus hijos y estos pueden desarrollar síntomas que están contenidos en las experiencias traumáticas de sus padres. El contenido «inaceptable, inconsciente y sin nombre se transfiere a la psique del otro», provocando que el sujeto actúe «como si estos miedos y fantasías le pertenecieran». Se observa, pues, como los hijos e hijas de padres con traumas graves presentan los mismos problemas (ansiedad, fobia, depresión, reacciones de pánico, sentimientos de culpa, etc.) y los mismos estilos de crianza que tuvieron sus padres.
Otras investigaciones hablan también de «la asignación inconsciente de los padres a los hijos de roles y tareas relacionadas con la corrección de un error, el alivio del sufrimiento, la mitigación de la ansiedad…», lo que implica lealtad a los padres y antepasados, formando así un fuerte vínculo entre generaciones, expresado a través de las llamadas “cuentas familiares”, donde la siguiente generación tiene “una deuda” con la anterior. Cuando estas “deudas” se acumulan a lo largo de las generaciones, cada nuevo miembro de la familia «ya carga con una pesada herencia desde el nacimiento».
Según enfatiza el presente estudio, las principales diferencias entre los síntomas causados por un trauma acumulativo y los causados por eventos traumáticos aislados, son que en los primeros se producen «cambios en la regulación de los afectos, diferentes tipos de somatización, síntomas de dolor psicógeno, síntomas de conversión, despersonalización y desrealización, y trastornos disociativos persistentes de la identidad, como amnesia». El trauma del apego puede generar efectos similares a los de otras formas de trauma del desarrollo.
El modelo patogénico basado en el trauma del apego proporciona un modelo explicativo para vincular el trauma relacional temprano con procesos psicopatológicos de un cuadro clínico complejo. La negligencia, la amenaza o el abuso manifiesto de un padre causa el desarrollo de creencias y expectativas disfuncionales que son síntomas típicos de un trastorno traumático del desarrollo o un trastorno de estrés postraumático complejo. El apego inseguro y la baja capacidad de mentalización median la relación entre el trauma infantil y las experiencias disociativas.
Atendiendo a lo anterior, las autoras presentan un caso a través del cual se rastrea y se analiza la tendencia de transmisión transgeneracional del modelo de apego y la experiencia traumática en tres generaciones en la línea femenina de la persona.
El proceso de desidentificación de la experiencia traumática de los antepasados permitiría recuperar la historia perteneciente al pasado
De acuerdo con el análisis del caso, indican que «los traumas transgeneracionales se transmiten de generación en generación únicamente a través del proceso de formación del apego». La falta de reconocimiento y respuesta a las necesidades de los niños y las niñas, deriva en un apego inseguro y en el desarrollo de modelos de funcionamiento internos disfuncionales. Un estado de desapego causado por el trauma puede impedir la integración del evento traumático y causar una fragmentación a largo plazo en la conciencia, la memoria, la identidad y la imagen corporal.
El estudio concluye afirmando que el proceso de desidentificación de la experiencia traumática de los antepasados permite recuperar la historia perteneciente al pasado. De este modo, el sujeto gana libertad en la formación de su identidad e individualidad: «incorporar el trauma ancestral al propio mundo subjetivo permite que las experiencias traumáticas se integren y se transformen en estructurantes, en lugar de destructivas».
Fuente: Kostova, Z., & Matanova, V.L. (2024). Transgenerational trauma and attachment. Frontiers in Psychology, 15, 1362561. doi: 10.3389/fpsyg.2024.1362561