“En los últimos años, ha habido un creciente interés en la psicoterapia individualizada, que persigue la adaptación de los tratamientos a las características específicas de la persona para mejorar la eficacia”. De ahí la importancia de comprender las variables predictoras y moderadoras que subyacen a los resultados de la terapia. Por ejemplo, el grado de sensibilidad a la ansiedad, de aparición de cogniciones catastróficas, de evitación experiencial… puede repercutir en una mejor o peor respuesta del cliente. ¿Qué variables predominan en cada persona con trastorno de pánico? ¿Qué terapias funcionan mejor para abordar esas variables predominantes de cada caso? Responder a estas preguntas “mejora la toma de decisiones clínicas, aumenta la efectividad de la intervención y reduce el agotamiento y los costos de atención médica”. Así lo afirma un estudio publicado en la revista Psicothema.
Esta investigación es relevante por varias razones: no solo ofrece algunos resultados nuevos, sino que se centra en el trastorno de pánico (a diferencia de otras investigaciones, que estudian trastornos de ansiedad mixtos) y estudia la efectividad de la dimensión grupal de la terapia de aceptación y compromiso, mientras que lo habitual son investigaciones sobre terapias individuales.
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Fuente: pexels. Foto: Tima Miroshnichenko. Fecha: 11-02-25.
Definición de trastorno de pánico, TCC y ACT
Para situarnos en contexto, en el artículo se describen los tres aspectos analizados:
- Trastorno de pánico. “Implica episodios de miedo repentino, con síntomas como palpitaciones y miedo a morir. Anualmente, afecta al 2-3 % de las personas, con mayor frecuencia a las mujeres”. Este trastorno lleva asociadas conductas de evitación y miedo a nuevos ataques. Además, “tiende a ser crónico, ya que solo el 30 % logra la remisión completa”.
- Terapia cognitivo conductual (TCC), de grupo. “Habitualmente, es el tratamiento más recomendado para el trastorno de pánico. Este modelo atribuye los ataques de pánico a interpretaciones distorsionadas de las sensaciones corporales, la ansiedad y la excitación crecientes”. El tratamiento incluye psicoeducación, relajación, reestructuración cognitiva y terapias de exposición a las sensaciones y a las situaciones temidas.
- Terapia de aceptación y compromiso (ACT-acceptance and commitment therapy), de grupo. Dado que alrededor del 25 % no responde con éxito a la TCC, se platean otras terapias, como esta, cuya evidencia todavía es menor que la de la TCC. La terapia de aceptación y compromiso promueve observar los pensamientos como meros fenómenos mentales transitorios para facilitar la aceptación de los síntomas, en lugar de pretender modificarlos. El tratamiento de este artículo incluyó la aceptación de las experiencias internas, la defusión cognitiva, el trabajo con el “yo como contexto”, el contacto con el momento presente, el trabajo con los valores de la vida y el compromiso con la acción.
En esta investigación se usaron autoinformes para medir la gravedad del trastorno, la sensibilidad a la ansiedad (miedo a experimentar el malestar derivado de la ansiedad) y los pensamientos catastróficos.
Diferencias de resultados según variables demográficas: edad y género
- La edad: categorizada en jóvenes (de 18 a 45) y mayores (a partir de 46).
- La gravedad del trastorno y el miedo a los síntomas bajó significativamente más en personas mayores que en jóvenes.
- También se vio una relación en personas mayores relativas al tipo de terapia: sus pensamientos catastróficos disminuyeron más en quienes recibieron TCC que en los que recibieron ACT.
- El género. Se recomienda interpretar con cautela estos datos, porque el 70 % de la muestra eran mujeres, lo que podría afectar a la generalización de resultados.
- Los pensamientos catastróficos y el miedo a los síntomas físicos disminuyeron, en general, más en las mujeres que en los hombres. Se ha usado una medida subjetiva, por lo que podemos hablar de que la percepción de mejoría es mayor en las mujeres.
- En los hombres, los pensamientos catastróficos y el miedo a los síntomas físicos disminuyeron más en la TCC que en la ACT. Tal y como se señala en la investigación, “es posible que la ACT entronque con la expresión y aceptación del sufrimiento, algo socialmente atribuido al rol femenino; mientras que la TCC se enfoque en la eliminación del malestar, generalmente atribuido al rol masculino”.
La duración del trastorno de pánico también muestra diferencias en las medidas
Esta variable se ha categorizado de la siguiente forma: menos de 10 años, entre 10 y 20, más de 20.
- Se encontró relación con la tasa de abandono: mayor en quienes llevaban menos tiempo de duración con el trastorno (su media era de 5,1 frente a los 9,3). El estudio propone la posibilidad de que quienes llevan menos tiempo con síntomas quizá sientan ciertas mejorías iniciales rápidas que lleven a pensar que ya no necesitan más terapia.
- Hay diferencias significativas en una mayor disminución de los pensamientos catastróficos para las personas con más de 20 años de síntomas, en relación con las que llevan menos de 10. “Estos resultados contrastan con estudios previos que han encontrado que cuanto mayor es el tiempo transcurrido, menor es la mejoría; esta diferencia, podría atribuirse al formato grupal de terapia, más beneficioso para personas con una mayor duración del trastorno de pánico, ya que el grupo terapéutico refuerza el sentimiento de cohesión y pertenencia, lo que a su vez favorece la asistencia a terapia y la realización de cambios a un nivel particular”.
Diferencias en relación con la motivación para el cambio, la responsabilidad y la evitación experiencial
- La motivación para el cambio sigue el modelo de Prochaska & Di Clemente, que habla de los cinco estadios: precontemplación (sin conciencia de tener un problema), contemplación (se empieza a valorar la posibilidad de cambiar algo), preparación (primeros pasos para orientarse al cambio), acción (la persona ya está incorporando las nuevas conductas), mantenimiento(empiza a ser un nuevo hábito).
- La gravedad del trastorno, el miedo a los síntomas físicos y los pensamientos catastróficos disminuyeron más en las personas que estaban en contemplación y menos en las que estaban en la etapa de precontemplación. Según el artículo, quizá las terapias ayuden a resolver la ambivalencia hacia el cambio y a emprender acciones efectivas.
- La responsabilidad. Se trata de un rasgo de personalidad según el modelo big five: es la capacidad para enfocarnos hacia nuestras metas y mantener la disciplina necesaria para alcanzarlas.
- La gravedad del trastorno, el miedo a los síntomas físicos y los pensamientos catastróficos disminuyeron menos en las personas con un nivel medio de responsabilidad. En la investigación se anima a estudiar más la relación entre rasgos de personalidad y éxito de las terapias, y ver también si una responsabilidad media conlleva una asistencia irregular, y por tanto la obtención de menores beneficios terapéuticos.
- La evitación experiencial: tendencia a evitar pensamientos, sensaciones y emociones desagradables.
- La gravedad del trastorno, el miedo a los síntomas físicos y los pensamientos catastróficos disminuyeron más en las personas con alta evitación experiencial, después en aquellas con evitación media, y por último en los de baja evitación experiencial.
¿Qué tener en cuenta si vamos a elegir entre una de estas dos terapias?
- Tasa de abandono. Llama la atención que fue mucho más alta la proporción de pacientes abandonó el tratamiento TCC frente al ACT (23 frente 6), aunque esto podría deberse a la diferente ubicación de los centros. Habría que investigarlo a fondo.
- Preferible la terapia cognitivo conductual. La TCC superó a la ACT entre los sujetos de mayor edad, los hombres y aquellos con una duración más corta del trastorno de pánico. Según los autores y autoras, quizá la TCC se alinea más con las creencias existentes de las personas mayores y los hombres sobre cómo abordar el malestar cognitivo.
- Preferible la terapia de aceptación y compromiso. La ACT superó a la TCC entre los sujetos más jóvenes, las mujeres y aquellos con una duración más larga del trastorno de pánico. Aquí ocurriría lo contrario a lo anterior: los jóvenes y las mujeres están más abiertas a un enfoque que implica aceptación y expresión del sufrimiento. El hecho de que funcionara mejor para personas que arrastran el trastorno desde hace más tiempo, al menos en terapia de grupo, es también un dato importante a la hora de decantarnos por una u otra terapia, si la queremos adaptar a los perfiles de cada caso.
- Resultados generales para ambas terapias. Las mayores mejoras tanto en la TCC como en la ACT se dieron en los sujetos de mayor edad, las mujeres, aquellos con una larga duración del trastorno de pánico, aquellos en la etapa de contemplación y aquellos con alta evitación experiencial.
Recomendaciones finales
La mayor limitación del estudio es el tamaño de la muestra, y sería interesante seguir investigando estos resultados con una muestra mayor, para dilucidar estos resultados. También sería interesante realizar un seguimiento más prolongado y medir la calidad de vida.
En cualquier caso, queda claro que el análisis de predictores y moderadores podría mejorar el poder predictivo de los resultados de la psicoterapia. Tener en cuenta estas variables permite ajustar el tratamiento a diferentes perfiles y, con ello, “respuestas terapéuticas más rápidas y eficaces, lo que se traduce en un mejor pronóstico, una menor duración del trastorno, un menor deterioro funcional y una menor comorbilidad, beneficiando a las personas, a los profesionales y a la gestión sanitaria. Además, la eficacia de la psicoterapia de grupo podría suponer un gran beneficio para los servicios públicos de salud mental”.
Si quieres acceder al artículo, pincha aquí o accede desde la página de la revista Psicothema.
León-Quismondo, L., Fernández-Liria, A., López-Ríos, F., Saiz-Ruiz, J., García-Montes, J. M., Ibáñez, Á., … & Lahera, G. (2025). Predictors and Moderators of Panic Disorder: Cognitive Behavioral Therapy vs. Acceptance and Commitment Therapy. Psicothema, 37(1), 32-41.