El consumo se inicia, generalmente, por curiosidad, porque se realiza con el grupo de amigos/as y como una forma más de diversión. En la mayoría de los casos este consumo no genera una drogodependencia, pero cuando las drogas y el alcohol se utilizan para evadirse e intentar resolver las dificultades a través de ellas, se corre el riesgo de generar una adicción. Es entonces cuando se convierte en el eje central de tu vida, con el consiguiente deterioro de sus relaciones familiares, sociales, escolares o laborales.
Con esta introducción, la Fundación ANAR presenta dos guías dirigidas a padres, madres e hijos, a través de las cuales se aborda la prevención del consumo de alcohol y drogas en menores de edad.
Tal y como advierte ANAR, el consumo de drogas es un problema de gran magnitud con repercusiones tanto en el individuo como en la sociedad. El uso indebido de sustancias como fenómeno social, afirma, “es mucho más preocupante por el hecho de que prevalece entre los jóvenes”. En este sentido, destaca que el consumo y el modo en que los y las jóvenes consumen alcohol u otras drogas ha cambiado en los últimos años, con una mayor extensión del consumo habitual durante los fines de semana, “al estar socialmente aceptado por su grupo de edad”.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 18/03/24
Las guías recogen los diferentes factores que pueden influir en el consumo de sustancias en menores
Por este motivo y dada la importancia de este tema, ha desarrollado estas dos guías, bajo el lema común «No consumas, no te unas«. En este sentido, en sus guías recoge una serie de factores que pueden estar influyendo en esta tendencia, tales como la presión de grupo, la curiosidad en adolescentes y la experimentación, la influencia de modelos a seguir (familiares, influencers o ídolos que consumen drogas o alcohol), problemas de salud mental (por ej., creer que el consumo es la solución para la ansiedad, la depresión o el estrés), presiones académicas y sociales, exposición a la publicidad y medios de comunicación, falta de supervisión, problemas familiares, baja autoestima, etc.
De igual modo, se pone el foco de atención en las diferentes sustancias más comúnmente consumidas por los y las adolescentes (a saber: alcohol, marihuana, cocaína, tabaco, anfetaminas, heroína, éxtasis y alucinógenos), así como sus efectos y consecuencias sobre la salud física y mental.
En el documento dirigido a las familias, la Fundación incluye una serie de pautas orientadas a prevenir el consumo de sustancias en los hijos e hijas (poniendo de relieve aquí la importancia de la relación que se establezca desde el principio con ellos/as), tales como, establecer normas claras y coherentes, dejando espacio para que pueda actuar de forma autónoma en función de su edad y conducta; transmitirles siempre que se les quiere, independientemente de lo que hagan (fomentando así la autoconfianza); crear un ambiente familiar que facilite una buena comunicación o fomentar el pensamiento crítico -mejor que prohibir-, entre otras.
La relación que establezcan los padres con sus hijos/as desde el principio, es clave
Teniendo en cuenta la importancia de conocer las señales de alarma que pueden indicar un posible consumo para saber si esto está sucediendo (o simplemente hay un cambio de conducta como consecuencia de los cambios que se producen al llegar a la adolescencia -u otro tipo de problemas-), ANAR expone diversas señales de riesgo a las que se debe prestar atención, como pedir constantemente dinero o gastos excesivos sin explicación alguna; problemas de rendimiento escolar o ausentismo; cansancio elevado o agitación excesiva; cambios de comportamiento (irritabilidad, agresividad, volverse solitarios/as…); mentiras constantes y transformación en su forma de vestir, hablar y comportarse, y/o encontrarles determinados objetos como hierba, papelillos de liar, pastillas o botellas de alcohol.
A pesar de lo expuesto, la Fundación recuerda que es difícil para los padres confirmar el consumo de drogas por parte de su hijo/a, “a no ser que lo confiese, que le descubran consumiendo, que alguien le haya visto, que llegue a casa en mal estado o que encuentren alguna sustancia entre sus pertenencias”. No obstante, el documento incluye recomendaciones para actuar en caso de sospechar que un hijo/a esté consumiendo drogas.
Se incluyen consejos para ayudar a los menores de edad a mantenerse alejados del alcohol y las drogas y prevenir su consumo
Por su parte, la guía para menores de edad recoge diversos consejos para mantenerse alejados del alcohol y las drogas, recordando que “el consumo de drogas y alcohol NO es la solución a ninguno de los problemas que puedes estar teniendo. Recuerda también que si no quieres probar/hacer algo, nadie puede obligarte”. Hablar con alguien de confianza sobre sus preocupaciones, conocer los riesgos de las diversas sustancias, rodearse de amigos/as positivos, aprender a decir “no” y buscar ayuda cuando se necesite, son algunas de las propuestas para evitar el consumo.
De forma específica, el documento se centra en el efecto de la presión grupal, señalando sus consecuencias y ayudándoles a identificarla (si notan un cambio en sus preferencias, un sentimiento de incomodidad, si se cuestionan sus propios valores para seguir al resto, si se tiene miedo a ser excluido/a, etc.), y cómo hacerle frente (por ej., practicando respuestas asertivas, no tener miedo a ser diferente, salir de la situación o encontrar actividades alternativas, entre otras).
Se puede acceder a las dos guías completas desde la página Web de ANAR o bien directamente aquí:
Guía de prevención para familias sobre el consumo de alcohol y drogas en menores de edad
Guía de prevención para menores de edad sobre el consumo de alcohol y drogas