Los problemas psicosociales y los trastornos mentales pueden incrementarse en situaciones de desastres y emergencias. Los horrores vividos, las pérdidas experimenta das, las incertidumbres y numerosos otros estresores relacionados con el evento traumático coloca las personas en mayor riesgo de sufrimiento y de verse afectado por problemas de salud mental. El apoyo psicológico y social no solo consiste en la atención por parte de los servicios de salud, sino que implica también soportes múltiples (incluido el apoyo y consuelo de su familia y comunidad). Estas diversas clases de apoyos requieren coordinación, donde los sistemas de salud deben tener un rol central. Así lo afirma la Unidad de Salud Mental y Uso de Sustancias, y el Departamento de Preparativos para Situaciones de Emergencias y Socorro en Casos de Desastres, en su nueva Guía técnica de salud mental en situaciones de desastres y emergencias, un documento a través del cual se presentan las directrices técnicas, basadas en la evidencia, que se sugieren para planificar e implementar intervenciones psicológicas y sociales y de salud mental ante este tipo de situaciones.
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Tal y como señalan sus autores, una intervención adecuada implica fortalecer el componente salud mental en el marco de la actuación de los servicios integrales de salud, sin medicalizar el sufrimiento humano, ni institucionalizar o depender necesariamente de la especialización. Por ello, consideran que la plataforma para las intervenciones en emergencias debe ser un modelo comunitario de salud mental, que respete las tradiciones locales y diversidades culturales y atienda las condiciones de los grupos especialmente vulnerables. A este respecto, el documento establece una serie de líneas de acción clave, orientadas a la promoción de la salud mental de la población. Se puede acceder al documento aquí: Guía técnica de salud mental en situaciones de desastres y emergencias |
Los expertos recomiendan integrar la salud mental en los debates sobre clima y salud en la COP29
El cambio climático está afectando profundamente la salud mental y el bienestar psicológico y social al aumentar el riesgo de nuevos problemas de salud mental, así como la vulnerabilidad (…)