El estrés parental surge cuando los recursos disponibles son insuficientes para responder favorablemente a las demandas de la crianza. Al igual que ocurre en otros ámbitos, el estrés puede ser adaptativo, pero también puede ejercer un impacto negativo, y afectar a la satisfacción, a percibir la crianza como algo gratificante, o todo lo contrario. Conocer los factores vinculados a estos procesos emocionales ayudaría a prevenirlos y afrontarlos. Un estudio, publicado en la revista Psychosocial Intervention, se adentra en los posibles moderadores del estrés y la satisfacción, como el temperamento del niño o la niña, el apoyo social y el género de los padres y madres.
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Fuente: pexels. Foto: Sasha Kim. Fecha: 14/02/2025.
¿Qué es el temperamento?
En el estudio, el temperamento se define como «una tendencia emocional congénita que delimita la forma en que un individuo afronta una situación y reacciona ante ella. Por tanto, se vincula a factores biológicos que ya aparecen en los primeros cuatro años de vida”. Normalmente, se mide en cuatro dimensiones que se mantienen en la edad adulta y que se observan en otras especies:
- Emocionalidad: predisposición a alterarse con facilidad y de manera intensa, con llantos, protestas…
- Actividad: evalúa cuán enérgico y activo es un niño o una niña; incluye comportamientos como estar siempre en movimiento y la rapidez con la que se desplaza de un lugar a otro.
- Sociabilidad: mide cuánto disfruta un niño o niña de la compañía de otras personas, su preferencia por jugar con otros niños y su interés en interactuar con personas en general.
- Timidez: es la tendencia a evitar nuevas situaciones sociales e inhibirse ante personas desconocidas.
En esta investigación, el temperamento se usa como predictor del estrés y de la satisfacción de los padres y madres. Pero solo se encontraron relaciones entra la emocionalidad y la satisfacción.
Problemas de superposición entre la sociabilidad y la timidez
Tal y como señala el artículo, en varios estudios se ha mostrado cierta superposición de los factores de timidez y sociabilidad, sobre todo, en bebés; no obstante, en la juventud y edad adulta “la sociabilidad se ha relacionado con la emocionalidad positiva, el acercamiento y la adaptabilidad, mientras que la timidez se ha asociado con el miedo y la vulnerabilidad a los trastornos de ansiedad”.
Dado que la población aquí estudiada son bebés, los autores y autoras se han basado en un trabajo previo de 2011 para población española donde se sugieren solo tres factores para la Emotionality, Activity, and Sociability Temperament Survey (EAS; ‘Encuesta de temperamento sobre emocionalidad, actividad y sociabilidad’). Se ha omitido la timidez en lugar de la sociabilidad porque la timidez define peor el temperamento y está más vinculada a procesos de socialización familiar y cultural. Los resultados de este estudio vuelen a sugerir tres factores (sociabilidad, actividad y emocionalidad) para reforzar la validez interna.
El apoyo social y el género son variables moderadoras del estrés y la satisfacción
El apoyo social se refiere tanto al apoyo de la pareja (coparentalidad) como al de otras fuentes (familia y amigos); sentir apoyo conlleva creer que se nos cuida, valora y ama y que pertenecemos a una red social. En principio, todo ello reduciría el estrés parental y aumentaría el bienestar. Sin embargo, aunque se partía de la idea de que la influencia moderadora aumentará cuando los rasgos temperamentales del niño o la niña sean más complicados, los resultados establecen matices, y hay interacciones también con el género.
Hasta el momento de este estudio, se ha encontrado diferencias de género en el estrés y la satisfacción parental debido a la distribución desigual de las tareas domésticas y familiares, más acusado en familias en riesgo psicológico y social. Asimismo, se ha encontrado que, con independencia de esta distribución, “las madres desarrollan un mayor sentido de responsabilidad” en la crianza, lo que conlleva abandono o reducción laboral y una mayor carga. Esto lleva al estudio a partir de la hipótesis de que condiciones adversas, como el temperamento difícil o el apoyo social reducido, afectará más a las madres. Veamos los resultados:
- Si el apoyo de la familia es alto, padres y madres sienten satisfacción en la experiencia de la crianza con independencia de los niveles de emocionalidad infantil. Sobre todo para los hombres, la satisfacción fue mayor cuanto mayor era el apoyo familiar.
- Cuando hay poco apoyo de la pareja y amigos/as, la emocionalidad no marca diferencias en los hombres; pero con un apoyo alto sí.
- Con las mujeres ocurre lo contrario: cuando hay un apoyo bajo o moderado, las dificultades de temperamento sí afectan a las madres: el apoyo de la pareja, la familia y los amigos y amigas amortigua el impacto de la emocionalidad.
El género y el tipo de apoyo parecen ser la clave
En definitiva, se ha observado que la relación entre la emocionalidad infantil y la satisfacción parental varía según la fuente de apoyo social y el género («depende de quién lo brinda y quién lo recibe”); no obstante, con el estrés no se encontraron relaciones significativas (quizá porque la poca edad de los niños y niñas todavía no supone un riesgo que lo incremente).
Según los resultados, la sobrecarga doméstica y familiar de las madres y su mayor percepción de responsabilidad podría estar detrás de que el apoyo sea crucial para reducir su cansancio y estrés y poder, así, gestionar situaciones desafiantes y encontrar mayor satisfacción en la crianza.
En cuanto a la EAS, aunque los resultados deberían ser aplicables a población de países occidentales, sería recomendable aplicar la escala más allá de España (y de las provincias de Córdoba y Badajoz).
Por otra parte, convendría indagar más en por qué la emocionalidad afecta más a los padres (hombres) cuando cuentan con apoyo en la crianza; no hay apenas literatura al respecto. Además, podrían usarse otras medidas diferentes a los informes, como observaciones directas del comportamiento infantil. Y sería interesante realizar estudios longitudinales y que permitan establecer relaciones causales.
Asimismo, habría otros factores que convendría estudiar: la experiencia parental (número de hijos que tienen los padres…), el empleo (tipo de contrato, estabilidad, satisfacción…), el tipo de apoyo recibido…
Por último, los autores y autoras sugieren que las diferencias de género halladas impulsen medidas políticas contra las desigualdades, que favorezcan la mayor implicación de los hombres y aumente el apoyo que reciben las madres a nivel social: “mejor conciliación entre trabajo y familia; por ejemplo, guarderías gratuitas, permisos retribuidos ante situaciones familiares inesperadas, como la enfermedad de un hijo…”.
Si quieres consultar la investigación, puedes pinchar aquí o en el enlace de la siguiente referencia:
Gómez-Ortiz, O., Ortiz-Alba, M., Falla, D., & Romera, E. M. (2025). Are Parental Stress and Rewards Influenced by Child Temperament? Analysis of the Moderating Role of Social Support and Gender in Spanish Parents. Psychosocial Intervention, 34(1), 11.