Factores de riesgo y protectores de la salud mental en estudiantes de doctorado
28 May 2024

Es necesaria la puesta en marcha de medidas para la prevención y abordaje de la salud mental en los doctorandos, basadas en la mejora del autocuidado y la regulación emocional de los/as estudiantes, en la promoción del apoyo social en la universidad, y en la reducción de la presión asociada a la permanencia en últimos cursos.

Así concluye un estudio publicado en la revista Psicothema, y llevado a cabo por los investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Estupiñá, Álvaro Santalla, Maider Prieto-Vila y Cristina Larroy, junto con Ana Sanz, de la Universidad de Nebrija, con el objetivo de analizar la salud mental y el bienestar psicológico de los y las estudiantes y las variables que influyen en ello, a lo largo del proceso de realización de una tesis doctoral.

Tal y como señalan los autores de este estudio, a pesar de que los estudios de doctorado son una etapa exigente de la formación académica, las investigaciones sobre sus efectos psicológicos y sociales son escasas. Sin embargo, hay evidencia que sugiere que los niveles de estrés que experimentan los y las estudiantes de doctorado pueden ser considerables, con presencia de síntomas de depresión y ansiedad en el 24% y el 17% de los/as candidatos/as a doctorado, respectivamente.

salud mental en doctorado

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 27/05/24

En España, concretamente, destaca la poca disponibilidad de datos al respecto, a excepción de un estudio que pone de relieve cómo el 35,8% de los y las estudiantes luchan contra la ansiedad y la depresión, y presentan una alta prevalencia de agotamiento, reportando fatiga emocional en el 80,3% del estudiantado (Sorrel et al., 2020). No obstante, los autores lamentan la falta de estudios hasta la fecha sobre estudiantes de doctorado en nuestro país con instrumentos validados.

De acuerdo con la literatura, hay diversas variables ligadas a la mala salud mental en el estudiantado de doctorado, entre ellas, el trabajo prolongado, la mala relación con el director o departamento de tesis, la percepción de no tener control sobre la dirección de la tesis o percibir la academia como una fuente de carga. Ser mujer y sentirse aislado/a se identifican también como variables de riesgo. Así, este estudio destaca que “la salud mental del alumnado podría verse afectada por diferentes variables: personales (incluidas variables sociodemográficas y psicológicas), así como académicas, organizativas y sociales”.

En el mismo contexto, variables como centrarse en actividades no académicas, entusiasmarse con el tema de tesis, ver el doctorado como un proceso, sentirse empoderado y en control de las demandas del proyecto, tener una buena relación con el director de tesis, el compromiso con el autocuidado y contar con apoyo social, pueden actuar como protectoras.

Es prioritario evaluar la salud mental en doctorandos así como los determinantes personales, académicos, organizativos y sociales

Los autores de este estudio ponen de relieve el desafío que supone realizar una tesis doctoral, tanto intelectual como emocional, dado que existe riesgo de agotamiento emocional y de abandono de la academia, así como de experimentar depresión y ansiedad. De forma específica, destacan la regulación de las emociones como una variable importante asociada con la salud mental en los candidatos a doctorado. Esta variable abarca procesos externos e internos responsables de monitorear, evaluar y modificar las reacciones emocionales para alcanzar las metas.

Las cifras del Ministerio de Universidades (2022) indican que, en nuestro país hay, aproximadamente, 86.619 personas cursando programas de doctorado, lo que, para los autores supone “una contribución discreta pero significativamente relevante al tejido nacional de investigación, desarrollo e innovación”.

Sin embargo, mientras que a nivel internacional, la salud mental de los estudiantes universitarios ya es reconocida como un problema de salud pública -con países como Nueva Zelanda y Reino Unido que han incorporado medidas para promover el bienestar de sus estudiantes y abordar el aumento de los problemas de salud mental dentro de la comunidad universitaria-, en España, por el contrario, no existen políticas públicas comparables. Esto, añadido a la evidencia de que una mala salud mental puede ser la principal causa de abandono de los estudios de doctorado (produciendo, consecuentemente, una pérdida de tiempo y recursos), pone de manifiesto la trascendencia de evaluar empíricamente la salud mental de estos y estas estudiantes, así como los determinantes personales, académicos y organizacionales asociados.  

El 43,6% y el 58,7% de la muestra manifiestan síntomas depresivos y de ansiedad, respectivamente

Con esta finalidad, los investigadores han llevado a cabo este estudio observacional, con una muestra de 1.018 estudiantes de doctorado, analizando, mediante instrumentos psicológicos fiables y válidos, la prevalencia de problemas de salud mental en este colectivo, así como el posible impacto de variables personales, académicas y organizacionales.

Los datos obtenidos muestran que el 43,6% de la muestra manifiesta síntomas depresivos y el 58,7% tiene síntomas de ansiedad, mientras que el 18,8% presentaría ideación suicida pasiva. Asimismo, el 39,4% de los/as participantes revelan haber buscado ayuda profesional para su salud mental, ya sea psicológica (25,3%), farmacológica (5,2%), o ambas (8,8%).

Los resultados sugieren que un estado negativo de salud mental se asocia con las siguientes variables: sociodemográficas (ser mujer duplicaría la probabilidad de tener un problema de salud mental común); académicas (tener más años aumenta la probabilidad de experimentar un problema de esta índole, en un 14% por cada año después del primer año); psicológicas (mayor interferencia de emociones negativas, que aumentan la probabilidad de presentar un problema de salud mental común y la falta de claridad sobre las emociones); variables sociales y organizacionales (el conflicto académico-trabajo-vida personal aumenta también la probabilidad, miedo a perder los derechos de matrícula, el deseo de cambiar de supervisor y el arrepentimiento de haber realizado estudios de doctorado).

Al mismo tiempo, hay variables que muestran un efecto protector, tales como, la satisfacción con la vida y el apoyo emocional familiar, que reducen la probabilidad de desarrollar un problema de salud mental.

Los datos justifican la creación de programas de intervención para mejorar la regulación de las emociones y las habilidades de autocuidado

De acuerdo con los autores, los resultados obtenidos están en línea con estudios que enfatizan la mala salud mental de los y las estudiantes de doctorado en comparación con la población general, como en otras etapas de la vida académica. Igualmente, también el hecho de que la salud mental negativa se asocie con varios predictores importantes, como ser mujer, va en línea con los hallazgos de estudios epidemiológicos en la población general y en el mundo académico.

Según los resultados, tardar más años en completar un programa de doctorado aumenta la probabilidad de experimentar un problema de salud mental común. Para los autores, esto parece coherente “con el mayor desgaste por el contacto con la academia y la creciente presión a medida que se acerca la fecha límite para completar la tesis doctoral, lo que conllevaría ver la tesis doctoral como un producto y no como un proceso”. El miedo a perder los derechos de matrícula -es decir, el miedo a exceder los plazos para redactar la tesis doctoral y a ser expulsado del programa- apunta en la misma dirección.

Los autores destacan el rol que desempeñan en la salud mental la interferencia de las emociones negativas y la falta de claridad sobre las propias emociones. A su juicio, este dato sugiere que las dificultades para gestionar las propias emociones “tienen un gran impacto en la aparición o el tratamiento de problemas de salud mental durante los estudios de doctorado”. En cambio, la satisfacción con la vida desempeña un importante papel protector. Así, en conjunto, estos datos “justificarían la creación de programas de intervención para mejorar la regulación de las emociones y las habilidades de autocuidado entre los estudiantes de doctorado”.

Mientras que los resultados muestran el efecto protector de realizar actividades no académicas, curiosamente, el apoyo social en el entorno académico no actúa como variable protectora y la satisfacción con el supervisor no es significativa en este estudio.

En cualquier caso, atendiendo al amplio conjunto de variables relacionadas con la salud mental y los diversos ámbitos que abarca, es esencial que las medidas necesarias para abordar esta situación sean también «ambiciosas y de gran alcance». A modo de ejemplo, y como se señala en párrafos anteriores, es necesario fortalecer la capacidad de los estudiantes para regular sus emociones y participar en un autocuidado eficaz, especialmente en los últimos años de sus estudios de doctorado. Las acciones que podrían tener un impacto positivo en la salud mental de los estudiantes de doctorado pueden incluir dotarlos de las estrategias adecuadas de equilibrio entre el trabajo y la vida personal; preparar supervisores y grupos de investigación para que se conviertan en una fuente de apoyo; y medidas para minimizar el impacto negativo del género en la salud mental.

El estudio recoge una serie de acciones que podrían tener un impacto positivo en la salud mental de los estudiantes de doctorado

Estas acciones deben implementarse adoptando un enfoque basado en evidencia y de una manera que contribuya a generar modelos útiles para otras universidades e instalaciones de investigación. Con este fin, vale la pena tener en cuenta que los estudiantes universitarios parecen responder menos favorablemente a las intervenciones psicoterapéuticas estándar y que un enfoque preventivo basado en la comunidad puede tener un alcance y una escalabilidad que no sería posible con servicios de psicoterapia individual.

Por lo tanto, es fundamental implementar medidas para el tratamiento y prevención de la salud mental entre los y las estudiantes de doctorado, basadas en la mejora del autocuidado y la regulación emocional, la promoción del apoyo social en la universidad, y en la reducción de la presión asociada a la permanencia en últimos cursos. A la hora de proponer soluciones, es necesario involucrar a la propia comunidad de estudiantes de doctorado y a los actores relevantes a la hora de proponer soluciones que tengan un carácter orgánico. Para que esto sea posible, consideran fundamental compartir estos hallazgos con los grupos afectados.

Fuente: Estupiñá, F. J., Santalla, A., Prieto-Vila, M., Sanz, A., & Larroy, C. (2024). Mental health in doctoral students: Individual, academic, and organizational predictors. Psicothema, 36(2), 123-132. https://doi.org/10.7334/psicothema2023.156

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