Un estudio ha analizado la relación entre experiencias adversas en la infancia y el riesgo de obesidad en la adolescencia. Los autores han identificado las dificultades conductuales y el autoconcepto como posibles mediadores de esta asociación.
Según indican los autores, la prevalencia de la obesidad entre los adolescentes está aumentando globalmente, y se cree que factores biológicos, sociales y psicológicos desempeñan un papel importante. De esta manera, resulta de interés conocer si las experiencias adversas en la infancia pueden afectar al riesgo de obesidad en la adolescencia.
El artículo ha sido publicado en la revista Pediatric Research. Para la realización del estudio se han analizado datos prospectivos de 8.568 niños inscritos en el estudio Growing up in Ireland, seguidos desde los 9 hasta los 18 años. La muestra final de adolescentes fue de 4.561. Los autores evaluaron 14 experiencias adversas en la infancia y calcularon los índices de masa corporal (IMC). Asimismo, se recopilaron datos sobre actividades diarias, calidad de la dieta, autoconcepto y dificultades conductuales a los 13 años.
Los resultados principales muestran que:
- Del análisis de 4,561 adolescentes, el 77.2% experimentó eventos adversos en la infancia.
- Aquellos que desarrollaron obesidad a los 18 años tenían más probabilidades de haber experimentado eventos como la muerte de un familiar, cambio de vivienda o divorcio de los padres.
- Asimismo, el IMC fue más alto a los 9 y 13 años en niños expuestos a experiencias adversas.
- Se observaron un autoconcepto más bajo y dificultades conductuales más altas en aquellos expuestos a experiencias adversas.
En un estudio previo, los autores observaron que a los 13 años, hubo diferencias significativas en dificultades conductuales, IMC e ingresos familiares entre los expuestos y no expuestos a adversidades. Al comparar los resultados con este estudio, se observa que la fuerza de la asociación entre experiencias adversas y obesidad es menor a los 18 años, frente a los 13. Es decir, en la adolescencia, no se encontró una asociación directa entre experiencias adversas en la infancia y el riesgo de obesidad.
Teniendo en cuenta estos resultados, los autores plantean que las experiencias adversas antes de los 9 años pueden aumentar las dificultades conductuales y reducir el autoconcepto a los 13, contribuyendo a la obesidad a los 18. Así, el estudio sugiere que las experiencias adversas en la infancia afectan indirectamente el riesgo de obesidad en la adolescencia. Esta relación está mediada a través de dificultades conductuales y un menor autoconcepto.
Los autores reclaman futuras investigaciones que aborden el estudio de otros factores. Así, es de interés conocer el efecto de la duración, la frecuencia y la edad de exposición a estas experiencias adversas para mejorar el conocimiento sobre la relación entre trauma infantil y obesidad.
Fuente:
- De Visser, Hannah S., et al. «Early Life Adversity and Obesity Risk in Adolescence: A 9-year Population-based Prospective Cohort Study.» Pediatric Research, 2024, pp. 1-7, DOI: 10.1038/s41390-024-03040-7https://www.nature.com/articles/s41390-024-03040-7