Las preocupaciones, los síntomas de ansiedad y depresión como consecuencia de los devastadores efectos de la pandemia de la COVID-19, las guerras y conflictos bélicos actuales, la crisis climática, el desempleo y el aumento del coste de la vida, así como las presiones del ámbito digital y las redes sociales, han erosionado la salud mental (ya de por sí precaria) de una gran parte de la sociedad, especialmente, en el caso de los niños, las niñas y los/as jóvenes.
Con este balance del panorama actual sobre la salud mental en Europa, la Comisión Europea pone de relieve la importancia de actuar para hacer frente a los múltiples retos en materia de salud mental.
A este respecto y en línea con el compromiso europeo con la salud mental, la Comisión aboga por «Un enfoque integral de la Salud Mental«, orientado hacia la prevención y que reconoce que la salud mental no se limita a la salud. Por lo tanto, implica en gran medida, ámbitos como la educación, la digitalización, el empleo, la investigación, el desarrollo urbano, el medio ambiente y el clima.
Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 20/03/24
Para la EFPA, este informe implica un importante avance para las políticas europeas en materia de salud mental
Tras la adopción de este nuevo enfoque, desde la Comisión Europea se han llevado a cabo diversas medidas y acciones en pro de la salud mental, reafirmando este compromiso. En la misma línea, el Consejo de Empleo de Política Social, Salud y Consumidores (EPSCO-Employment, Social Policy, Health and Consumer Affairs Council) ha publicado un informe de conclusiones sobre salud mental, fruto de un proceso de consulta con todas las partes interesadas, en el que ha participado, entre otras, la EFPA (European Federation of Psychologists’ Associations-Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos).
Precisamente, la EFPA ha acogido con satisfacción la aprobación y publicación de dicho informe del Consejo EPSCO, señalando que implica “un importante avance para las políticas europeas en materia de salud mental”.
De acuerdo con la Federación, este informe de conclusiones se alinea estrechamente con cada uno de los 7 puntos de la EFPA sobre defensa de la salud mental, apareciendo en sus recomendaciones cada uno de ellos: (1) compromiso con la salud mental; (2) dar respuesta a las crisis sociales; (3) servicios orientados a la comunidad; (4) el ámbito laboral; (5) el cambio climático; (6) las normas y estándares de formación; (7) y la igualdad de acceso a la atención en salud mental, incluida la consideración de la digitalización.
Tal y como señala el informe del Consejo EPSCO, antes de la pandemia de la COVID-19, los problemas de salud mental ya afectaban a aproximadamente 84 millones de personas en la UE, es decir, uno de cada seis ciudadanos, con un coste de 600.000 millones de euros o el 4% del PIB.
La salud mental es un imperativo individual, social y económico
En el primer año de pandemia, la prevalencia mundial de ansiedad y depresión aumentó un 25%, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta situación afectó, especialmente, a la salud mental infanto-juvenil. Asimismo, las mujeres “se han visto más gravemente afectadas que los hombres y las personas con enfermedades no transmisibles han tenido más probabilidades de desarrollar síntomas de trastornos mentales”. También como consecuencia de esta situación, se registró en la Unión Europea un incremento de la soledad entre un 22% y un 26% en todas las regiones, un problema que “puede afectar gravemente a la salud mental”.
Añadidos a este contexto, otros desafíos, como las guerras y los conflictos bélicos, la crisis climática, las crecientes tasas de desempleo y el aumento del coste de vida, así como las presiones del ámbito digital y las redes sociales, no han hecho sino más que exacerbar los ‘ya deficientes niveles’ de salud mental en la población, especialmente para los/as niños/as, adolescentes y jóvenes, así como para las personas con problemas de salud mental previos.
En este sentido, el informe considera la mejora de la salud mental como “un imperativo individual, social y económico”, y destaca la relevancia de la comunicación por un enfoque integral de la salud mental adoptada por la Comisión Europea, cuyos principios rectores deberían aplicarse a todos los ciudadanos y todas las ciudadanas: a) acceso a una prevención adecuada y eficaz; b) acceso a tratamientos y atención en salud mental asequibles y de alta calidad, y c) reintegración en la sociedad después de la recuperación.
Todas las personas deben tener la oportunidad de vivir en entornos que promuevan y apoyen su salud mental
Dado lo expuesto, el Consejo de la Unión Europea reconoce que la salud mental es un “estado de bienestar mental que permite a las personas afrontar las tensiones de la vida, desarrollar sus capacidades, aprender bien y trabajar bien, y contribuir a su comunidad”.
Asimismo, considera que todos y todas, sin discriminación, deben tener acceso a servicios de atención de salud esenciales de calidad, como parte de la cobertura sanitaria universal, y como lo reconoce la agenda 2030 de las Naciones Unidas, Objetivo de Desarrollo Sostenible. De igual modo, todas las personas, incluidos niños/as y jóvenes, deben tener la oportunidad de crecer y vivir en condiciones y entornos que promuevan y apoyen su salud mental. A este respecto, resalta el rol fundamental que desempeñan las familias en el fomento del bienestar mental de los y las menores, recordando que aquellos/as casos en los que los niños y las niñas que experimentan institucionalización o se encuentran en una situación de falta de vivienda “se han asociado con mayores problemas de salud mental”.
En línea con los establecido en la Comunicación de la Comisión sobre un enfoque integral de la salud mental, el informe destaca la trascendencia de mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de esta índole, sus familias y sus cuidadores/as (in)formales, con un enfoque particular en abordar el estigma y la discriminación.
El informe reconoce el papel de los determinantes de la salud, sociales, económicos y ambientales sobre la salud mental
Según la literatura al respecto, el documento señala que los problemas de salud mental “están asociados con muchas formas de desigualdades”, como, por ejemplo, las personas que viven en situación de vulnerabilidad, las minorías, los grupos marginados y aquellos en situaciones socioeconómicas desfavorecidas, incluidos quienes viven en servicios de atención a largo plazo, aquellos/as que experimentan soledad y aislamiento social, niños y jóvenes, personas mayores, mujeres, personas LGTBIQ, pacientes con cáncer, personas con discapacidad, refugiados, migrantes, presos y personas sin hogar. En este punto, destaca la importancia de la perspectiva de igualdad de género y el principio de ‘no dejar a nadie atrás’ a la hora de abordar las desigualdades en el área de la salud mental.
El informe reconoce el papel de los determinantes de la salud (acceso a la atención que necesitan, factores psicológicos…), sociales, económicos y ambientales (como los desastres naturales), así como los efectos de la actual crisis y emergencia sanitaria, cuyo impacto se traduce en un deterioro de la salud mental y la salud psicológica, siendo crucial “una respuesta humanitaria y asistencia en apoyo psicológico y social”.
Pone especial énfasis en la vinculación entre la salud mental y la salud física, y que las personas que viven con un problema de salud mental grave tienen un riesgo más elevado de “experimentar una amplia gama de afecciones físicas crónicas y tienen una esperanza de vida entre 10 e incluso 20 años menos que la media de la población general”.
Es clave una evaluación de los servicios de salud mental basada en los Derechos Humanos
Ante todo ello, las conclusiones exaltan la necesidad de una transferencia efectiva de la prestación de servicios de salud mental, desde servicios centrados en hospitales a servicios integrales e integrados de atención social y de salud mental en entornos comunitarios.
No obstante, y pese a la importancia de los recursos humanos en dichos servicios, actualmente, se estima que hay una escasez de trabajadores sanitarios en la UE y que algunos Estados miembros “se enfrentan a una escasez de profesionales de la salud mental”, siendo, por lo tanto, preciso invertir en personal sanitario como parte de la inversión en salud.
El texto subraya la relevancia de una serie de programas y planes europeos, tales como, el Plan de Acción Integral de Salud Mental 2023-2030 de la OMS (que insta a brindar servicios de atención social y de salud mental integrales, integrados y responsivos en entornos comunitarios), el Marco europeo de acción de la OMS sobre salud mental 2021-2025, el Dictamen Exploratorio del Comité Económico y Social Europeo de 2023 sobre “Medidas para mejorar la salud mental” (que apoya el desarrollo de sistemas de salud mental centrados en la persona), así como la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) (especialmente en lo que respecta a la protección de las personas con problemas de salud mental).
Atendiendo a todo lo anterior, las conclusiones del Consejo EPSCO instan a promover una evaluación de los servicios de salud mental basada en los Derechos Humanos utilizando, entre otras cosas, el conjunto de herramientas de derechos de calidad de la OMS. En la misma línea, recoge una serie de recomendaciones dirigidas a los Estados miembros y a la Comisión Europea, entre ellas, las siguientes:
Recomendaciones a los Estados Miembros
- Implementar un enfoque de salud mental que abarque todas las políticas y que vaya más allá de la salud, incluyendo cuestiones de otros sectores clave, como el empleo, la educación, la digitalización (incluidos los efectos de la inteligencia artificial), la protección social, la seguridad financiera y la investigación, la vivienda, el urbanismo, el acceso a la cultura, los medios y la comunicación, el medio ambiente y el clima.
- Reconocer los determinantes sociales, ambientales y económicos de la salud mental, y promoverla en diferentes contextos a lo largo de la vida, centrándose en el fortalecimiento de los factores protectores para el bienestar, la resiliencia y una buena salud mental.
- Mejorar la educación sobre salud mental desde edades tempranas y también para los padres.
- Prevención de problemas de salud mental (incluida la prevención del suicidio, las autolesiones y la prevención de la depresión) en diferentes contextos, como centros educativos, ámbitos laborales, atención sanitaria, comunidades, incluida una combinación de intervenciones y medidas políticas preventivas universales, selectivas e indicadas.
- Promover la prevención, detección temprana y atención de las personas con conductas suicidas y sus consecuencias.
- Mejorar los sistemas y servicios de salud mental para que respondan a las necesidades expresadas por las personas que experimentan este tipo de problemas, hacia una cobertura sanitaria universal de calidad, y emprender acciones para mantener o fortalecer la salud mental de los profesionales en estos servicios.
- Apoyar el desarrollo y establecimiento de personal laboral multidisciplinar de salud mental, integrando todas las disciplinas clave para ofrecer un enfoque holístico de promoción, prevención, tratamiento y atención.
- Mejorar el acceso oportuno y equitativo y la coordinación de una atención de salud mental eficaz y segura, promoviendo el diagnóstico temprano y la atención integrada a través de servicios de salud mental basados en la comunidad y orientados a la recuperación.
- Promover la práctica basada en evidencia en la atención y los servicios de salud mental y el tratamiento basado en guías, “incluida la prevención del uso de la polifarmacia, siempre que sea posible”.
- Garantizar la aplicación efectiva de la legislación nacional y de la UE existente en pro de la seguridad y la salud en el trabajo y promover la salud mental, la prevención y la gestión de riesgos psicológicos y sociales en el ámbito laboral.
- Promoción de la salud mental, el desarrollo de habilidades de aprendizaje social y emocional, la detección temprana y el cribado en entornos educativos para apoyar, gestionar y promover la salud mental de niños y jóvenes; facilitar el acceso a servicios especializados de salud mental para los niños en edad escolar.
- Recopilar de forma periódica datos e información recientes y comparables, para monitorear el progreso y orientar las inversiones.
- Llevar a cabo acciones para reintegrar a las personas en la sociedad, en el mercado laboral y en los procesos de toma de decisiones en políticas de salud mental y para prevenir en la medida de lo posible las recaídas después de la desinstitucionalización o la reintegración.
- Cada Estado Miembro debería contar con un equipo multidisciplinar, orientado a garantizar que se tenga en cuenta la salud mental en todas las políticas y a dar seguimiento a la implementación de las políticas de salud mental con indicadores.
A la Comisión
- Brindar apoyo a los Estados miembros en sus políticas en materia de salud mental, y en la implementación de la Comunicación sobre un enfoque integral de la salud mental y sus 20 iniciativas emblemáticas;
- Fortalecer la salud mental en todas las políticas, garantizando sinergias dentro de la Comisión, y coordinando con organizaciones internacionales y partes interesadas relevantes acciones, herramientas y financiación relacionadas con la salud mental.
- Fomentar la comprensión de los problemas de salud mental, concienciar y promover el intercambio de mejores prácticas, como se establece en la Comunicación de la Comisión sobre un enfoque integral de la salud mental. Impulsar también iniciativas para apoyar campañas de comunicación y salud mental en la UE a través de un año europeo de la salud mental, “que debería tener lugar a más tardar en 2029”.
- Prestar atención especial a los grupos vulnerables y socioeconómicamente desfavorecidos.
- Implementar programas multidisciplinarios de formación e intercambio para profesionales de la salud y la atención social y otros profesionales, para apoyar y promover sus habilidades en salud mental y la calidad de la atención que brindan, así como para fortalecer su resiliencia en materia de salud mental.
El informe invita a continuar avanzando hacia un enfoque integral de la salud mental en 2024
Entre otras muchas recomendaciones, el informe invita tanto a los Estados Miembros como a la Comisión a continuar avanzando hacia un enfoque integral de la salud mental en 2024, fomentando la cooperación entre ambos mediante el intercambio de experiencias y buenas prácticas en el ámbito e involucrando a las partes interesadas de la sociedad (especialmente, a aquellas con experiencias vividas); a promover un enfoque integral de la salud mental y la colaboración intersectorial para mejorar perspectivas políticas amplias y a largo plazo y brindar recomendaciones políticas equilibradas; a luchar contra el estigma de la salud mental, sensibilizando sobre estos problemas en todos los ámbitos de la sociedad; y a centrarse en reducir las desigualdades en salud mental entre y dentro de los Estados miembros, y entre los grupos socioeconómicos, combatiendo de forma conjunta la discriminación, los discursos de odio y cualquier forma de violencia.
Se puede acceder al documento completo desde la página Web de la EPSCO o bien directamente aquí: